Se trata de la mayor mudanza de la historia museística mundial: el Centro nacional de arte y cultura Georges-Pompidou (CNACGP), uno de los museos más célebres y visitados del mundo, debe trasladar sus 150.000 obras a otros museos nacionales e internacional, para quedar cerrado y poder realizar, durante cinco años, indispensables reformas y «desamiantado», quitar el amianto peligroso para el edificio y los visitantes.El Centro Pompidou (CP), como es conocido coloquialmente, es una obra de los arquitectos Renzo Piano, Richard Rogers y Gianfranco Franchini, inaugurado el 31 de enero de 1977. Medio siglo más tarde, Serge Lasvignes, ex presidente del centro, declaraba: «El día de su inauguración, el Centro parecía un símbolo del futuro, algo de alegre y feliz. Ha envejecido prematuramente y su imagen es hoy desoladora».El mes de enero del 2021 se descubrió la presencia alarmante de amianto en muchos elementos del edificio. Durante su construcción, el amianto vivió una suerte de «años de gloria». Poco más tarde se descubrieron sus efectos cancerígenos, íntimamente relacionados con graves problemas de salud: asbestosis, cáncer broncopulmonar y mesotelioma maligno…Hace cuatro años, el ministerio de Cultura y la presidencia del Centro confirmaron oficialmente otros problemas indisociables de su construcción: un sistema de climatización defectuoso, un sistema de aireación que funciona con dificultad, el tratamiento de los humos accidentales se descubrió amenazante. Esos problemas y el descubrimiento de mucho amianto en varias plantas del edificio precipitaron una decisión histórica: el CNACGP debía cerrarse, durante cinco años, cinco, para poder consumar una reforma, transformación y «desamiantación» acorde con normas estrictas de seguridad sanitaria.Tras varias dilaciones, el Centro cerrará definitivamente el próximo mes de septiembre, durante cinco años. Y su gigantesco fondo y patrimonio artístico deberá ser trasladado a muchos lugares, comenzando por otros museos nacionales e internacionales.Se trata de una operación gigantesca y sin precedentes en la historia museística mundial. Desmantelar y trasladar los millonarios fondos de un gran museo nacional, con proyección cosmopolita, durante un quinquenio, para poder salvar y modernizar un edificio que se presentó durante varias décadas como un «modelo».El espectáculo, cuando comenzó la mudanza, este lunes, era profundamente melancólico. Prohibidas las fotografías dentro del centro. Prohibidas las fotografías de las hileras de cajas y cajones con obras de arte debidamente etiquetadas y fotografiadas por el personal del centro. Silencio de todos los portavoces oficiales. La luz de una mañana primaveral iluminando las interminables hileras de tubos y tuberías de colores, manchadas con cantidades industriales de polvo acumulado durante años…El traslado de las 150.000 obras de la colección del centro, expuesta y no expuesta, se irá haciendo de manera escalonada, durante los próximos cinco meses, cuando el museo cerrará, hasta el 2030.¿Qué hacer con una de las colecciones de arte moderno y contemporáneo más formidables de la escena museística mundial..?De entrada se han previsto exposiciones itinerantes en grandes museos e instituciones, como el Centro Pompidou de Málaga, Caixa Forum en Madrid y Barcelona, Kanal Centro Pompidou en Bruselas, Historia del arte en Amsterdam, Grimaldi Formum en Mónaco, los Centros Pompidou de Seúl y Shanghai… Se anuncian grandes exposiciones sobre el surrealismo, Brancusi, Fernand Léger, Matisse, Jean Dubuffet, Chagal, entre otros. Excelente pero modesta relación de proyectos e instituciones para guardar y «airear» colecciones que se cuentan en decenas de millares de obras de arte moderno y contemporáneo.Los museos nacionales han sido los primeros en ser movilizados. Pero el ministerio de Cultura guarda un cauto silencio donde serán almacenadas y vigiladas la gran mayoría de las obras de esa colección única en su género.El saneamiento, limpieza de amianto, reconstrucción y «modernización» de un edificio inaugurado a bombo y platillo hace apenas medio siglo ha sido encomendado a la agencia Moreau Kusunoki, asociada a Frida Escobedo Estudio. Tras un concurso previo, el ministerio de Cultura y la direccion en funciones del Centro avanzan una suerte de pliego de cargos de imprevisible realización práctica: «porosidad física y visual», «activación y rectificación de los espacios, »respeto de un edificio icónico»…Noticia Relacionada reportaje Si España salda una deuda con Maruja Mallo Natividad Pulido El Centro Botín de Santander acoge la mayor retrospectiva hasta la fecha de la genial artista gallega. Está coproducida con el Museo Reina Sofía, donde se verá este otoñoEn su día, sucesivos directores del centro descubrieron que, en verdad, el icónico edificio no respondía en absoluto a la moda y tendencia ascendente: poco o nada ecológico, gran consumidor de energía. El equipo de Moreau Kusunoki tendrá que afrontar desafíos prácticos bien definidos, en teoría: «Devolver al edificio la potencialidad de un edificio nuevo», «garantizar la perennidad y adaptabilidad del centro», «limitar el consumo inútil de energía», «mejora de las condiciones prácticas de funcionamiento», «sustituir la totalidad de las fachadas manchadas y víctimas del amianto…».Hace cuatro años, cuando se decidió el cierre que debe consumarse el mes de septiembre que viene se calculó que esas obras costarían entre 260 y 300 millones de euros. La factura ha continuado creciendo. ¿Quién pagará y cuando?Francia atraviesa una crisis política sin precedentes desde la fundación de la V República, entre 1958 y 1962, víctima de una crisis económica y presupuestaria igualmente excepcional. François Bayrou, primer ministro, declaró días pasados ante la Asamblea Nacional: «Está en juego la supervivencia de nuestro país. Trabajamos poco. Tenemos muchas deudas. No producimos lo suficiente para asegurar nuestra independencia». Una nota confidencial del ministerio de Economia y Fianzas anuncio al gobierno que Francia necesita realizar 100.000 millones de euros de economías presupuestarias, para «recobrar su credibilidad». Ante esa cruel realidad, el pago de las facturas para quitar el amianto y modernizar el Centro Pompidou, corren el riesgo de sufrir algunos retrasos. Veremos.

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