La Comunidad de Estados Independientes podría haber sido un buen proyecto tras la caída de la URSS, algo semejante a la UE para los extensos parajes esteparios de Eurasia. Pero para ello habría que establecer una relación de igualdad entre sus diferentes miembros, además de mayores dosis de democracia y de garantizar los derechos humanos. Las repúblicas exsoviéticas europeas han preferido dirigir sus pasos hacia la Europa Occidental, mientras que pequeños conflictos de distinto signo convulsionan el Cáucaso y otras regiones periféricas de lo que fue la URSS. El último capítulo ya lo conocemos. El 24 de febrero de 2022 se desata la Operación Militar Especial sobre Ucrania. Sus principales protagonistas comparten el mismo nombre: Vladímir Putin, Volodímir (Vladimír en ucraniano) Zelenski y Vladímir Mijáilovich Gundiáyev (nombre secular del Cirilo I patriarca de la iglesia ortodoxa rusa). En el horizonte de los tres se alza lejano el legado de San Vladímir, a quien Putin levantó en 2016 una estatua de once metros en Moscú. Se diría que la historia gusta de añadir extrañas premisas a la hora de jugar con nuestros destinos. Esperemos que los que detentan el poder trabajen por aquello que da paz. Aunque parece que, hoy por hoy, los tiempos soplan en otra dirección.José María Ortega Sanz . MadridLas implicaciones del lenguajeCriticar a Sánchez no es ya un ejercicio complicado en tanto en cuanto es él mismo quien pone a disposición de cualquiera que tenga un mínimo sentido común un arsenal de argumentos y razones para embestir sin piedad contra él y su ejecutivo. Lo último ha sido el apagón del lunes, tema de la semana, por ahora, hasta que en unos días los purpurados se encierren bajo los frescos de Miguel Ángel y ocupen todos los noticiarios.La primera de las críticas achacables al presidente del Ejecutivo es, sin duda, la falta de comunicación: que tardase más de seis horas en comparecer ante una España pegada a un transistor no es de recibo en una democracia como la nuestra; asimismo, nombrar él personalmente a Corredor, registradora de la propiedad y, sobre todo, militante socialista, como presidenta de Red Eléctrica y no cesarla en el cargo por su demostrada incompetencia pone de relevancia la red, no eléctrica, sino de colocación que supone un partido como el PSOE para hacer fortuna. Ahora bien, el lenguaje, gran aliado de Sánchez en la construcción de una política del relato que ha sustituido a la de los hechos desde que llegó al primer escaño azul, ha dejado al descubierto sus vergüenzas y es que este, el lenguaje, tiene unas implicaciones que ni él, trilero de las palabras y los conceptos, ha sido capaz de domeñar: al mismo tiempo que, literalmente, no descartaba ningún escenario como causa del apagón, atacaba a las energéticas privadas y aseguraba que exigiría a estas responsabilidades, apuntando hacia ellas, no muy veladamente, como culpables.Raúl Calleja Fuentes . Palma del Río (Córdoba)

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