El Castillo de Mey una residencia cargada de historia en el norte de Escocia y restaurada personalmente por la Reina Madre tras la muerte del Rey Jorge VI, se encuentra en el centro de una controversia debido a un proyecto de almacenamiento de energía propuesto por la empresa Simec Atlantis Energy . La iniciativa contempla instalar más de 300 baterías en un terreno de más de diez hectáreas ubicado a poco más de tres kilómetros de este símbolo real, lo que ha despertado una ola de rechazo por parte de las autoridades locales y de la comunidad. El proyecto de almacenamiento contempla la instalación de estas unidades de baterías en contenedores, con una capacidad total de hasta 300 megavatios . Aunque los documentos oficiales no especifican el tipo exacto de baterías, es probable que sean de ion de litio, la tecnología más común en este tipo de instalaciones por su eficiencia y capacidad de respuesta. Estas baterías están diseñadas para operar en sistemas de media tensión, lo que permite integrarlas eficazmente en la red eléctrica para estabilizar la carga y facilitar el uso de energías renovables. Sin embargo, la cercanía del proyecto a la residencia del siglo XVI restaurada por la Reina Madre ha generado una fuerte oposición de quienes están preocupados por el impacto visual y patrimonial de la infraestructura energética.te recomendamos Así están los perros de la Reina Isabel II, tres años y medio después de su muerte Rocío F. de Buján Meghan y Harry, obligados a emitir un comunicado al ser «pillados» usando el tratamiento de Alteza Real Ricardo SanzDesde que la Reina Madre descubrió el castillo, entonces en ruinas y conocido como Barrogill Castle, en 1952, y decidió devolverle su antiguo esplendor, la propiedad ha sido un refugio íntimo de la Familia Real . Ella pasó allí muchos de sus veranos hasta 2001 y, tras su muerte en 2002, su nieto, el ahora rey Carlos III, ha mantenido viva la conexión con el lugar, al que acude cada verano y cuyos jardines ha seguido cuidando con la colaboración de figuras como el jardinero televisivo Alan Titchmarsh, quien donó una impresionante colección de rosas. En 2018, el príncipe Harry y Meghan Markle pasaron tiempo con Carlos en el Castillo de Mey. Como escribió Harry en su libro: «Hacia finales del verano de 2018 fuimos a Escocia, al Castillo de Mey, para pasar unos días con papá. El vínculo entre Meg y papá, siempre fuerte, se hizo aún más fuerte durante ese fin de semana. Una noche, durante los cócteles previos a la cena, con Fred Astaire sonando de fondo, se supo que Meg compartía fecha de nacimiento con la persona favorita de papá: Gan-Gan (la abuela de Carlos) . El 4 de agosto. Increíble, dijo papá con una sonrisa. Al recordar a Gan-Gan y el vínculo entre ella y mi novia, de repente se puso optimista, contando historias que nunca había escuchado, básicamente actuando, presumiendo para Meg».En mayo de 2019, Charles inauguró Granary Lodge, un bed and breakfast de 10 habitaciones en los terrenos del castillo . Un hotel sostenible que cuenta con un menú elaborado con ingredientes locales y un precio de unas 160 libras la noche. Las ganancias obtenidas se destinan al mantenimiento y funcionamiento de la finca como destino turístico.La Reina Madre frente al castillo de Mey redes«Monstruo industrial»El proyecto energético propuesto es uno de los más grandes de Escocia. Su función principal sería almacenar el exceso de energía eólica y liberarla a la red nacional en momentos de alta demanda. Según la empresa promotora, el impacto en el paisaje sería limitado, ya que las estructuras no superarían los tres metros de altura y su visibilidad sería reducida desde las rutas principales. A pesar de estos argumentos, los concejales del consejo de Highland han expresado su firme oposición, alegando que una instalación de estas características comprometería la estética del entorno y pondría en riesgo el atractivo turístico de la región, incluyendo la ruta panorámica North Coast 500.El concejal Matthew Reiss advirtió que el emplazamiento estaría prácticamente en la entrada del castillo, mientras que varios residentes, como Andy Hayton, lo han calificado como un atentado contra el bucólico paisaje. Hayton describió la propuesta como un «monstruo industrial» que desfiguraría un entorno que ha permanecido inalterado durante generaciones, y criticó duramente el plan de mitigar el impacto visual con la plantación de árboles, al considerarlo una medida superficial.Pese a la objeción formal presentada por el consejo local, algunos funcionarios han advertido que esta podría no sostenerse cuando el proyecto sea evaluado por el gobierno escocés, que a través de su unidad de concesiones energéticas tiene la última palabra sobre su aprobación. El planificador del consejo, Dafydd Jones, sostuvo que el sitio no sería especialmente prominente, lo que ha generado inquietud entre quienes temen que los argumentos en defensa del patrimonio no sean suficientes para frenar la iniciativa.Este enfrentamiento entre desarrollo energético y protección del paisaje patrimonial plantea una disyuntiva cada vez más frecuente en contextos donde la transición hacia energías renovables se acelera. La necesidad de infraestructuras que acompañen ese cambio es indiscutible, pero también lo es la responsabilidad de proteger entornos con un valor histórico, cultural y simbólico incalculable. En este caso, el Castillo de Mey no representa solamente un edificio restaurado sino también un testimonio viviente del vínculo entre la monarquía y el pueblo escocés , una expresión de memoria y continuidad en una región marcada por su identidad singular.Así, la decisión que finalmente adopte el gobierno escocés marcará un precedente sobre cómo se equilibran los objetivos energéticos con la preservación del patrimonio en una nación que, al mismo tiempo que mira hacia el futuro, valora profundamente su pasado.

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