Viene guerrero Richard Cohen , y no es un cliché. A pocos días de cumplir 78 años, el esgrimista que representó cuatro veces al Reino Unido en los Juegos Olímpicos admite que todavía practica el noble arte de la espada. «Para mí sigue siendo una experiencia intensa que te acelera el corazón. Imitas lo que sería matar a una persona», explica a ABC. La mirada decidida del duelista se atisba tras las espesas gafas de pasta, pero también la del escritor. Y es que este británico ha dedicado una buena parte de su vida a divulgar la historia del frío acero a golpe de ensayos como el que presenta estos días en España.’Blandir la espada’ (Ático de los libros) es un repaso de más de 700 páginas (704, vaya), que recorre la historia de los sables desde el Antiguo Egipto hasta la actualidad. Y con el Imperio español a medio camino y con un lugar preponderante, ¡qué menos! Sobre el papel, el ensayo es una reedición de la obra original, publicada en 2002; pero tiene truco, pues es la primera vez que se presenta completa en nuestro país, con varios capítulos más. A Cohen le alegra que vuelva a las estanterías. Con suerte, dice, sus hijos se lo terminarán de leer de una vez. «Cuando salió no les interesó demasiado porque, ese mismo año, actué como extra en una película de James Bond . Esa aparición tres segundos lo eclipsó», bromea.Noticia Relacionada El secreto mejor guardado estandar Si España puso el destino de su gran imperio sobre los hombros de este espía Israel Viana Los tentáculos del embajador Bernardino de Mendoza y la red de agentes secretos que creo al servicio de Felipe II se infiltraron en los gobierno de Francia e InglaterraDon Cohen, míster Cohen, es un tipo extraordinario y particular en todos los sentidos; también como entrevistado. Durante el encuentro, de una hora, se interesa por su interlocutor –«¿estás casado?, ¿practicas algún deporte?», interroga– y se hace sus propias preguntas cuando no le convencen las ajenas. Es, en definitiva, un personaje dicharachero para el que este encuentro supone una fiesta en la que esgrima, historia y vida personal se mezclan en un divertido batiburrillo con un objetivo supremo: demostrar que, por muchos siglos que pasen, el filo no pasa de moda. «La espada desempeña un papel importante en el imaginario colectivo. Se ve en las películas y todavía nos damos la mano con otras personas para demostrar que no portamos armas», sentencia.Decide el entrevistado arrancar el encuentro con los orígenes de su afición por la espada, y nos parece bien. ¡Díganle ustedes que no a un hombre armado! «Empecé cuando tenía 13 años. Mi padre era un boxeador de peso pesado, y yo, un poco matón. Un día, un monje benedictino de mi internado nos dio una charla sobre la esgrima. Nos habló de que era un deporte que practicaban Shakespeare, Joseph Haydn o Ignacio de Loyola ». Se lo debió pintar bien el religioso, porque empezó a practicar poco después. Aunque, admite, lo que más le gustaba «era parar en un bar a tomar pollo frito y una sidra después del entrenamiento». Y de ahí, a participar en los Juegos Olímpicos y conseguir dos medallas.Blandir la espada Editorial Ático de los librosDurante aquellos años, dice, la esgrima le atrajo lo bastante como para interesarse por su historia. Aprendió sus orígenes, su evolución y un millar de anécdotas. Tantas como llenar varios ensayos. Nosotros, como es lógico, le preguntamos por lo nuestro. «La historia de España con estas armas es muy profunda. Ha sido una potencia. Los romanos copiaron de la península el ‘gladius’, por ejemplo», sostiene refiriéndose al filo celtíbero. Aunque mantiene que la gran revolución que la Monarquía hispánica exportó al viejo continente fue la ‘espada ropera’. «Tuvo una importancia crucial. Su tamaño, más larga que el resto, modificó la forma de combatir. En Londres, donde estaba de moda todo lo español entre los aristócratas, la portaban los jóvenes de alta cuna», completa.Por estos lares, asegura, se inventó también en el siglo XVI la ‘verdadera destreza’; una «suerte de esgrima basada en la geometría para hacer frente al enemigo» que fue popularizada por el noble Luis Pacheco de Narváez . Mister Cohen, eléctrico, se aparta un poco de la videocámara para explicar algunas posiciones que se utilizaban en la época. Que si así «se cubrían el pecho», que si asá «utilizaban una daga en la mano izquierda para protegerse»… Y nosotros, pobres ignorantes, no podemos más que asentir y agradecer la clase del buen maestro. Otros pagarían por ella, y mucho. La conclusión, sentencia, es que «España ha sido una fuerza dominante» en lo que se refiere a la espada, aunque «ahora no esté a la altura de su tradición».Cohen con su hija Mary en 2001. Fue campeona nacional de espada en tres ocasiones RCLa última afirmación escuece un poco en el orgullo patrio. ¿Eran buenos los esgrimistas españoles a los que se ha enfrentado?, contraatacamos. El maestro piensa. «Hubo uno que sí, de hecho llegó a semifinales». No recuerda el nombre. «Comenzaba por P…». Al final, lo saca: Valentín Paraíso . «Se presentaba en la pista sin tener miedo a nadie y nos pilló desprevenidos. Puedo decir orgulloso que acabé mi carrera habiéndole ganado, aunque creo que fue más demérito del árbitro, que me adjudicó golpes que no debía, que mérito mío». Es mucho viniendo de alguien tan sincero como para afirmar, convencido, que ganaría al espadachín que la reina Isabel II tenía en nómina para combatir en sus juicios por combate. Sí, han leído bien, todavía existen.Cohen se despide con la misma elegancia con la que blande su espada: sabiendo que, aunque el acero pueda ser frío, la vida que le ha entregado ha estado llena de intensidad, historia y emoción. Para él, la esgrima ha sido más que un deporte; ha sido una forma de vivir y de contar el mundo. Aunque admite que el filo le ha dejado alguna herida en lo personal, su brillo sigue intacto.Representación de una escuela de esgrima en el siglo XVII ABC–¿Se arrepiente de haber dedicado toda su vida a la espada?–Digamos que sí me gustaría haberme dado cuenta antes de los costes personales que iba a tener la esgrima. El tiempo con mis hijos, por ejemplo… Tengo mis remordimientos, pero mi vida ha sido mucho más rica gracias a la espada.Palabra de atleta mundial y divulgador histórico.

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