Arda Güler, un velero varado

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Arda Güler, un velero varado

Dejar a Arda Güler en el banquillo toda la temporada es lo mismo que tener guardado un velero en el garaje el año entero. Necesita un poco de luz, horizonte y romper olas. Lo que uno no puede esperar es no mojarse un poco durante la travesía cuando lo sacas para dar un paseo. Es parte de la diversión. No lo es, desde luego, quedarse mirándolo varado desde el porche de casa, pensando en poder sacarlo algún día. Eso le ha pasado al Madrid este año: en los momentos de espesor, escasez de ideas y la planicie de juego más absoluta, Güler seguía acumulando musgo y polvo en el banquillo. Cada entrenador acaba siendo víctima de su propio vestuario. Es inevitable. Se forjan relaciones, preferencias y pequeños tratos de favor que pronto pueden pasar de derechos a privilegios. Cuando llegó Zidane, apostó de manera decidida por algunos jugadores a los que enseguida dio galones (Casemiro, Benzema, Lucas, Keylor), pero luego no supo incorporar con tanto éxito a la siguiente hornada de jóvenes (Ødegaard, Vinicius, Theo o Llorente, con la excepción de Valverde). A Ancelotti le ha acabado ocurriendo algo parecido este año; el italiano dio protagonismo y minutos desde su regreso a Vinicius, Camavinga o Rodrygo por encima de otros veteranos, pero esta temporada no ha logrado ni sabido dar un sentido en el equipo a Güler, Endrick, Brahim o incluso a Fran García, a quien ha dejado claro que no lo considera de nivel élite para jugar eliminatorias europeas y finales. Todo son ciclos y, por desgracia, parece que el del italiano ha llegado a su fin de trayecto. Es un entrenador magnífico al que ciertas estrecheces tanto suyas como de la directiva le han terminado pasando factura. No sabemos todavía si acabará entrenando en Brasil, en Arabia o si se tomará un año sabático. Pero en la Castellana parece seguro que ya no seguirá, lo cual es triste porque los entrenadores educados y ganadores como él no abundan. Noticia Relacionada Real Madrid 3 – Celta 2 estandar Si Guler y Mbappé se divierten antes de que el Madrid pida la hora Rubén CañizaresContra el Celta, en un partido raro e irregular, muy representativo de lo que ha sido toda esta temporada, Arda Güler volvió a desplegar las velas en cuanto notó un poco de viento a favor. El turco es especial y hay que dejar, sobre todo, que se confunda. Que tenga el espacio y el tiempo para poder hacerlo. Lleva dos años teniendo que demostrar un mundo en ratos sueltos. Lo que más preocupa del Madrid actual son los puestos asignados: parecen plazas fijas sacadas por oposición más que un lugar en el once ganado en los entrenamientos y sobre el campo. Que no se pueda contemplar la posibilidad de sentar a Vinícius, a Bellingham, a Mbappé o a Rodrygo cuando simplemente no están en sus mejores condiciones debilita al equipo. Contra el Barça en Montjuic el Real Madrid se juega, aparte de la Liga, el honor. Necesita demostrarse a sí mismo que no es tan inferior al actual Barcelona como sí ha parecido durante todo el año. Es, en realidad, el primer partido de la siguiente temporada.

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