Los eurodiputados díscolos de Se Acabó la Fiesta (SALF) quieren distanciarse tanto como sea posible de su líder. Diego Solier y Nora Junco, que concurrieron bajo las siglas de la agrupación de electores en las pasadas elecciones europeas, trazan ahora una «frontera ética y política» con Alvise Pérez , con quien dicen no mantener «ningún vínculo político ni operativo» tras la tormenta interna desatada por el propio cabeza de lista de SALF y su triplete en el Tribunal Supremo, que le abrió el lunes otra causa penal, en esta ocasión por los mensajes dirigidos a través de Telegram contra la fiscal delegada de delitos de odio y discriminación de Valencia, Susana Gisbert.Aunque ‘de facto’ la brecha entre Alvise Pérez y los otros dos eurodiputados de su formación hacían imposible cualquier tipo de entendimiento y acuerdo político, Solier y Junco han dado por zanjado definitivamente su vínculo con Se Acabó la Fiesta, la agrupación de electores con la que el agitador populista consiguió más de 800.000 votos y tres escaños en el Parlamento Europeo. En un comunicado firmado como «miembros de pleno derecho del Grupo de Conservadores y Reformistas Europeos (ECR)», la familia europea de Giorgia Meloni en la que se integraron ambos eurodiputados pero no Alvise —esto, debido a sus causas judiciales—, Solier y Junco han declarado su «plena autonomía política». Números dos y tres en la lista de SALF, respectivamente, han asegurado que «desde el inicio de la legislatura» ambos han desarrollado su labor parlamentaria de forma «plenamente independiente». Sin embargo, fue a finales del pasado mes de abril cuando el líder de SALF rompió definitivamente con sus hasta ahora compañeros de siglas. Alvise Pérez vertió graves acusaciones contra Solier y Junco, a los que acusó en un podcast de haberse vendido al ‘lobby’ armamentístico de Bruselas por no seguir su disciplina de voto, y lanzó a sus seguidores en Telegram e Instagram contra ambos por su supuesta «traición». Noticias relacionadas estandar No Alvise somete a su número dos al acoso de sus seguidores y le exige que entregue el acta de eurodiputado I.U. y D.Y. estandar No Crisis en SALF Los dos eurodiputados de Alvise se rebelan y estudian acciones legales contra él Iuri PereiraDe Solier, dijo haber conspirado y confabulado con un alto cargo del Partido Popular en una « comida secreta durante dos horas» en Bruselas, en contra de los intereses de SALF; mientras que reprochó a Junco, a quien en un primer momento mantuvo al margen de sus ataques, haber «traicionado la principal promesa hecha en campaña» por haberse fotografiado con Esteban González Pons, vicesecretario de Institucional del PP.Este martes, los eurodiputados de ECR han rechazado «rotundamente cualquier intento de difamación, coacción o chantaje», como los que vienen sufriendo por parte de Alvise Pérez en sus redes sociales, en las que cuenta con cientos de miles de seguidores dispuestos a proferir insultos y amenzas contra aquellos que creen contrarios a sus ideas. Precisamente, el Supremo abrió ayer una tercera causa al líder de SALF tras la denuncia interpuesta por Susana Gisbert. La Sala Penal ve indicios de un posible acoso por incitar a sus seguidores a «alterar la vida cotidiana» de su víctima.«Acepta el matonismo y el dinero negro»«Sus ataques personales, las amenazas públicas y privadas, y las campañas de desinformación contra nosotros —incluyendo acusaciones absurdas y fabricadas— no sólo carecen de verdad, sino que revelan un estilo profundamente antidemocrático e incompatible con una labor institucional seria», denuncian los eurodiputados en el comunicado difundido por ECR, en el que alejan cualquier lazo con Se Acabó la Fiesta, formación que ni siquiera mencionan explícitamente. «No puede hablarse de regeneración mientras se acepta el matonismo, el chantaje o el dinero negro. Nuestra obligación no es callar: es proteger la dignidad de las instituciones europeas y el sentido de justicia que comparten millones de votantes», han criticado.En el escrito, Solier y Junco se desmarcan, además, de las causas judiciales abiertas contra Alvise Pérez, que suma investigaciones por presuntos delitos de estafa, apropiación indebida, blanqueo de capitales y falsedad documental, además de financiación ilegal por su confesión pública de haber recibido 100.000 euros en efectivo para financiar la campaña electoral. También está investigado por difundir una PCR falsa de Salvador Illa, hoy presidente de la Generalitat de Cataluña.Los eurodiputados díscolos de SALF trazan así una «frontera ética y política» con su cabeza de lista. « Ni compartimos sus métodos ni participamos de su entorno . Su entrada en el Parlamento Europeo no puede normalizar prácticas ajenas a la legalidad y al juego limpio democrático», han censurado en su comunicado, en el que han garantizado, en cualquier caso, que siguen «representando a los más de 800.000 españoles que confiaron en una política diferente» y que en las pasadas elecciones europeas votaron por Alvise Pérez. «A todos ellos les reiteramos que no vamos a ceder ante la intimidación ni el ruido», han asegurado.
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