Acerbi, el héroe del Inter que venció al alcoholismo, el cáncer y una depresión

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Acerbi, el héroe del Inter que venció al alcoholismo, el cáncer y una depresión

Francesco Acerbi derrotó dos veces al cáncer, superó una depresión tras la muerte de su padre, cayó en el alcoholismo y este martes, con 37 años, marcaba su primer gol en la Champions League, un tanto en el tiempo de prolongación que permitió al Inter de Milán llevar a la prórroga la semifinal ante el Barcelona, en la que los italianos acabaron celebrando el pase a la final de Múnich. Una noche inolvidable para un defensa que caminó por el filo del abismo, que estuvo al borde de abandonar el fútbol por su mala vida y que ha terminado protagonizando de una conmovedora historia de superación. «El cáncer fue mi suerte. Doy gracias a Dios por haberlo tenido», llegó a afirmar años atrás. Una carrera profesional llena de curvas que tuvo como premio su primera diana en la máxima competición continental. Nacido en Vizzolo Predabissi, provincia de Milán, el fútbol fue desde niño la pasión de Acerbi, al que en sus años de adolescencia era habitual ver en la grada del grupo ultra ‘Fossa dei Leoni’ animando al AC Milan, el equipo del que su padre era un acérrimo seguidor y en el que el defensa ahora del Inter llegó a jugar entre 2012 y 2013. Su etapa en el Milan ya no la pudo disfrutar su padre. Su corazón había superado siete accidentes cerebrovasculares, pero dejó de latir cuatro meses antes del fichaje de su hijo por el cuadro ‘rossoneri’.Fueron apenas una decena de partidos con la camiseta milanista porque ya se había desviado del camino y sus hábitos de vida estaban entonces muy alejados de los de un futbolista de élite. El central se volvió adicto al alcohol, se refugió en la bebida y la depresión se convirtió en su estado de ánimo habitual después de la muerte de su progenitor, una pérdida que afectó a su vida profesional y personal. Salidas nocturna, discotecas de madrugada y entrenamientos a los que llegaba ‘tocado’ después de horas de juerga. «No me respetaba, no respetaba mi trabajo, ni a quienes me pagaban. A menudo llegaba al entrenamiento ‘contento’, sin haberme recuperado de los efectos del alcohol. Físicamente me encontraba bien, porque siempre he sido fuerte. Me valía con dormir un poco para rendir», reconoció en una entrevista.Noticia Relacionada Fútbol / Liga de campeones estandar Si El Barcelona, hundido tras la eliminación: «El fútbol ha sido muy cruel con nosotros» Sergi Font El vestuario azulgrana, abatido tras la derrota, confía en no acusarlo ante el Real MadridUna vida a toda velocidad que tuvo que frenar en seco cuando, en julio de 2013, se le descubrió un tumor testicular en un reconocimiento médico con el Sassuolo, equipo por el que acababa de fichar después de deambular por los vestuarios de Pavia, Triestina, Spezia, Reggina, Chievo Verona y Milan. Operado de urgencia, volvió a jugar al fútbol tres semanas después, aunque estuvo cerca de ser suspendido por dopaje porque en unas pruebas dio positivo por un producto prohibido relacionado con su enfermedad, pero como no lo reportó se dudó de él.Aquel paso por el quirófano, sin embargo no le cambió el chip y continuó con su mala vida. Quimioterapia por la mañana, discotecas por las noches. «Bebía y salía hasta las 7 de la mañana. A veces ni comía, ni dormía», explicaba el zaguero internacional. Hasta que eEl maldito tumor volvió a dar la cara. Un nuevo golpe de la vida para Acerbi y casi un año de baja. El central acabó venciendo al cáncer, pero también superando su infierno personal.Acerbi, tras marcar su gol al Barça Reuters«Un año después de mi enfermedad me desperté con un ataque de pánico. Comencé a pensar en todas las preocupaciones que les di a mis padres, en las oportunidades que había desperdiciado, las noches de excesos… Esa mañana tenía miedo de mi propia sombra. Empecé a ir a un especialista que me ayudó a superar mis miedos», desvelaba Acerbi. «Sin la enfermedad habría acabado jugando en la Serie B o me habría retirado», reconocía.La enfermedad acabó transformando a Acerbi como jugador, pero especialmente como persona. Abandonó la vida nocturna, comenzó a cuidarse y empezó a pasar tiempo con personas discapacitadas y niños con cáncer. En 2019, cuando era jugador de la Lazio, su anterior equipo al Inter, dejó una muestra de ese giro radical en una visita de de la selección italiana a un hospital especializado en el tratamiento de niños con cáncer. Terminado el tiempo de visita, el encargado de prensa de la selección le dijo a los jugadores que debían marcharse, pero el central no atendió la indicación. «No me importa que se vaya el autobús. No me iré de aquí hasta haber visto a todos los niños. Tomaré un taxi cuando termine», comentó Acerbi. Un jugador que el martes marcaba el gol del empate ante el Barcelona y llevaba la semifinal de la Champions a la prórroga, en la que el Inter se metió en la final. La que se jugará en Múnich el próximo 31 de mayo y en la que Acerbi buscará levantar la Champions como premio a una carrera repleta de obstáculos

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