Dos Bernabéus para salvar Madrid de las inundaciones

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Dos Bernabéus para salvar Madrid de las inundaciones

Una de las últimas guaridas de El Profesor en ‘ La casa de papel ‘ fue el tanque de las tormentas de Los Migueles, nombre ficticio con el que rebautizaron al depósito de Arroyofresno, la instalación más grande de este tipo que hay en la capital, junto con la de Butarque. Este depósito, el más grande de Europa (y del mundo, hasta que Japón se animó a levantar uno mayor), tiene capacidad para almacenar 400.000 metros cúbicos de agua de lluvia, más de ocho veces el estanque del Retiro. Gracias a instalaciones como estas, Madrid pudo gestionar las históricas tormentas de marzo, que dejaron los 38 tanques de tormentas de la ciudad a rebosar, al máximo de su capacidad total, 1.410.100 metros cúbicos (el agua que cabe al llenar un estadio Santiago Bernabéu y medio), contaba ayer durante su visita a este equipamiento Borja Carabante, delegado de Urbanismo, Medio Ambiente y Movilidad. Los tanques de tormentas son en realidad inmensas piscinas subterráneas que almacenan el agua de lluvia que recogen las alcantarillas y colectores de toda la ciudad. El de Arroyofresno , situado bajo el campo de golf de entrenamiento del Club de Campo Villa de Madrid, tiene una superficie equivalente 140 metros de ancho por 290 metros de largo (como casi cuatro campos de fútbol) y 22 metros de profundidad. Ayer, sin embargo, apenas había siete metros de agua sucia entre los grandes pilares que sostienen el conjunto. El olor que desprende esta mezcla no sorprende, aunque sí que entre las pasarelas que conectan los distintos depósitos haya salvavidas. Mejor no tener que entrar en el fango.Cuando las precipitaciones son muy intensas – y marzo fue el mes más lluvioso de la serie histórica, con precipitaciones de 237 litros por metro cuadrado registradas en estaciones como Retiro, muy por encima del anterior récord, 198 litros por metro cuadrado que se marcaron noviembre de 1997– y las ocho depuradoras de la capital no pueden procesar este caudal, el excedente, en lugar de verterse directamente al río, se deposita en estas instalaciones. Allí se reserva hasta que pasa la tormenta y se puede reconducir a las plantas de tratamiento. Hasta el 31 de marzo, los 38 tanques de la ciudad almacenaron 2.748.594 litros , lo que supone un 48,7% más que la media de los últimos seis años. De hecho, desde 2020 el volumen medio de agua acumulada se sitúa en los 1,8 millones de litro, por lo que estas instalaciones han sumado en los tres primeros meses de este año 900.000 litros a su media habitual.Noticia Relacionada estandar No Cómo funciona la red de tanques de tormentas de Madrid, la más grande del mundo Alexia Columba Jerez No solo se evita la contaminación de los ríos, sino que, además, se impiden posibles inundaciones y daños ambientalesCuando baja el nivel de lluvias, y tanto las condiciones climatológicas como la capacidad de las depuradoras lo permite, se empiezan a vaciar. El agua, ya depurada, se utiliza después para el riego de zonas verdes y el baldeo de las calles. Aunque en estos estanques el agua no se trata, sí mejora ligeramente su calidad: «Al final, estos tanques también ofrecen algo de tratamiento, porque el agua discurre por unas rejas en las que se quedan atrapados los sólidos más grandes, mucha toallita, por ejemplo, que aunque se diga que son biodegradables no lo son. Y luego, al final, en el tanque también se decanta, porque los residuos más pesados se quedan en el fondo». Para limpiar en profundidad las piscinas, que están compartimentadas para que no todo el agua se ensucie a la vez, relata López, cuentan con una especie de pequeñas compuertas de apertura rápida «que generan una ola que barre la porquería del fondo». Desde 2007Aunque en el centro hay una sala de control, explican los técnicos, en realidad todos los sistemas y canalizaciones se pueden manejar de forma remota. Los responsables del Canal de Isabel II , que gestionan esta infraestructura, solo acuden presencialmente a estas salas en situaciones de crisis o lluvias muy intensas, como ocurrió también en marzo. Estas instalaciones, por tanto, cumplen un doble objetivo: «Por una parte nos dan seguridad, porque permiten modular el cauce del Manzanares evitando desbordamientos, y por otro cumplen un fin medioambiental, porque sin estos colectores estas aguas residuales se verterían directamente al río». Esta era la costumbre habitual en la ciudad hasta 2007, cuando comenzaron a construirse, bajo el mandato de Alberto Ruiz Gallardón, estas instalaciones. Se edificaron, cuenta Marta López, jefa de servicio de alcantarillado, con motivo del soterramiento de la M-30. Uno de los principales servicios afectados eran los colectores de margen del Manzanares, por lo que la Conferencia Hidrográfica del Tajo, que tenía que autorizar las obras, «pidió que se construyeran tanques en las conexiones y se vertiera el agua residual al cauce con una dilución mínima, lo más limpia posible». En total, recordó Carabante, «se invirtieron más de 1.500 millones de euros en infraestructuras que nadie ve pero que son imprescindibles para gestionar la ciudad y estar listos para los nuevos eventos climatológicos que vivimos ».Por el momento, no está previsto que esta red –cuatro tanques de más capacidad en lugares estratégicos y una treintena menores– crezca, pues al no recoger aguas residuales, sino de lluvias o tormentas, no tienen que redimensionarlo con el crecimiento poblacional de la ciudad, algo en lo que sí están trabajando en el caso de las depuradoras, que habrá que «repensar» cuando se llenen los nuevos desarrollos del sureste.

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