El Papa ‘forofo’ que tuvo a un árbitro español de rodillas como penitencia

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El Papa ‘forofo’ que tuvo a un árbitro español de rodillas como penitencia

Decía Pedro Escartín Morán que en el fútbol lo había sido ««todo, excepto balón». Y bombo, se podría añadir. Árbitro, jugador, seleccionador nacional y periodista deportivo, fue una de las grandes personalidades del deporte rey. «Una página del fútbol español», lo calificó ABC a su muerte en 1998 . En esas páginas balompédicas también se ganó un pequeño hueco a golpe de maza el mítico Manolo desde la grada. Con su camiseta roja y su enorme boina, este fiel seguidor de la selección hasta en diez Mundiales fue ‘el hincha’ de España. Da la casualidad de que su fallecimiento se ha producido apenas unos días después del funeral del Papa Francisco, otro gran aficionado al fútbol , apasionado seguidor del San Lorenzo de Almagro. Pero el Pontífice argentino no ha sido el único futbolero en el Vaticano. Hubo al menos otro Papa ‘forofo’ que a Pedro Escartín le dejó un recuerdo imborrable. De los más de 840 partidos que había arbitrado en su vida, siempre rememoraba uno especial: un Italia-Inglaterra que se disputó en Turín . El propio Escartín se lo contó a Miguel Ors en 1994 , un domingo de abril en Madrid, después de una misa de once. El árbitro tenía entonces 93 años y, como él mismo decía bromeando, había pasado «¡todo un siglo pitando!». El encuentro que jamás había olvidado «fue en 1948. ¡El partido del siglo!, tituló la prensa europea. Ganó 0-4 Inglaterra y ¡le anulé dos goles a Italia! El Papa, Pío XII, que me recibió al día siguiente, me tuvo de rodillas toda la audiencia », aseguraba. « Anularle dos goles a Italia, y en Turín, hijo –le dijo– es pecado muy grave… –y sonriendo–. Ahora bien, si fue usted justo… –y poniéndose serio otra vez–. Aún así, aún así, muy grave». Como penitencia, el Pontífice italiano, de nombre Eugenio Pacelli, mantuvo al árbitro arrodillado durante toda la audiencia privada. Noticia Relacionada Monseñor Rampolla reportaje Si El último cardenal que fue vetado en un cónclave para ser Papa Mónica ArrizabalagaTambién Pío XII recibió en audiencia especial a los jugadores del Athletic de Bilbao unos años después, en 1956. Según las crónicas, el Papa les dirigió una «cariñosa alocución» en español en la que recordó que el equipo había sido campeón de España en 18 ocasiones y les dijo: « Honro a los grandes campeones ». El aire que se respiró entonces fue, sin duda, más relajado que durante el encuentro privado con el árbitro español. Escartín, sin embargo, debió de comprender al Papa, pues él también se definía como un hincha. Eso sí, «del fútbol. Mi equipo es el fútbol y mi bandera, la selección» , aseguraba, por más que Ors le preguntara por sus simpatías con el Real Madrid. Porque ser forofo de un equipo, como escribió Alfonso Ussía , no supone deshonra alguna. Si uno no es árbitro, claro. Manolo el del bombo (arriba); Pedro Escartín, entre Zamora y Serrano, en un partido en 1925; el Papa Pío XII ABCContaba el columnista con humor que a sir Winston Churchill le temían sus subordinados cuando el Arsenal perdía un partido de la Liga inglesa. Y que en la iglesia de un pueblo toledano, hubo un cura que interrumpió sus oraciones durante la misa para dar la trascendente noticia a los fieles de que el Madrid había ganado al Atlético gracias a un gol de Amancio. Para Ussía, había que entender el nerviosismo que provoca al hincha la incertidumbre. « El forofo del fútbol es un individuo dotado de una infinita capacidad para dominar el sufrimiento , no suficientemente comprendida por el frío observador de la calle», decía en 1986. El día en que publicó su columna ‘Forofos’ se disputaba un Real Madrid-Barça en el Bernabéu y los nervios de los hinchas estaban a flor de piel. «Sin extralimitarse -sostuvo- los forofos son necesarios. No los gamberros y los cafres, sino los tradicionales forofos de buena sangre», como el madridista moribundo que pidió a su mujer que le diera de baja como socio del club y le hiciera del F.C. Barcelona porque prefería que se muriera un socio del Barça a que lo hiciera uno del Real Madrid. Su máxima para todo hincha era «que no muera nadie; que triunfe el mejor y que el mejor sea el mío ». Seguro que Manolo el del bombo la suscribiría. Y tal vez Pío XII también.

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