Masters 1.000 de Roma Segunda Ronda Carlos Alcaraz 6 6 Dusan Lajovic 3 3Era un día para disipar dudas. Y Carlos Alcaraz no solo demostró que sus problemas físicos han quedado atrás, sino que el descanso forzado le ha hecho volver al tenis con más hambre, si es que cabe. El español superó su estreno en Roma con una victoria contundente sobre Dusan Lajovic, a quien martirizó con la derecha, y pidió sitio preferente en la siguiente ronda de dieciseisavos, que por ahora sigue siendo su techo en este torneo después de que terminara ahí su primera aventura en el Foro Itálico, allá por 2023.Entró Alcaraz al partido con un vendaje compresor en el muslo derecho. Y volvió también la tira nasal a su cara, síntoma, quizá, de que un resfriado ha acompañado a esos problemas musculares de los últimos días. Vendas y parches en su cuerpo que no limitaron su potencia.Noticias relacionadas estandar No Tenis Paula Badosa se cae del torneo de Roma en el último momento M. Z. estandar No Tenis Román Burruchaga, hijo de campeón del mundo y estrella emergente de la raqueta Javier AsprónEl test de Lajovic no fue el más exigente, es cierto. Pero el murciano regresó a la tierra batida con algo más que ambición. Mostró instinto y oficio para construir los puntos y no apresurarse en sentenciar a un rival sin presión.Dusan Lajovic, 34 años y 131 del mundo, con dos torneos en su haber, llegaba con más rodaje tras superar dos rondas de la qualy -una de ellas ante Cameron Norrie- y vencer al japonés Nishioka en primera ronda. Su tenis ya no es el que fue (alcanzó la final en Montecarlo en 2019, su mejor año en el circuito), pero la veteranía siempre suma. En realidad, poco pudo hacer ante el nivel que mostró Alcaraz, que se marchó al primer descanso con un 3-0 a su favor tras una doble rotura sobre el compatriota de Djokovic.El saque de Alcaraz también fluía (por encima del 70 %), lo que convirtió esa primera manga en una especie de balsa de aceite. Tan fácil lo vio el español que llegó a relajarse en exceso y permitió una de las pocas alegrías que pudo llevarse Lajovic, quien aprovechó ese resquicio para recuperar uno de los quiebres, impulsado por un resto agresivo y algún revés a una mano que encontró ángulos difíciles.Pero Alcaraz reaccionó con energía y un juego al resto lleno de intención, sellando el 6-3 con una derecha profunda tras poco más de cuarenta minutos de juego.En las gradas, Juan Carlos Ferrero observaba con gesto tranquilo. También su familia. La imagen era reveladora: la sensación de que, sin necesidad de brillar al máximo, Carlos ya está ahí. Comenzando el torneo con buenas sensaciones, soltando la mano poco a poco, sin urgencias.Por los mismos derroteros continuó la segunda manga, de nuevo iniciada por Alcaraz con una rotura. El set fue una confirmación, no una repetición: la forma que tuvo de decirse que había que volver a hacerlo todo desde cero, pero con la memoria ya caliente.El de El Palmar mantuvo la intensidad, sin atajos. Siguió firme también con el saque y fue añadiendo golpes ganadores a su estadística -también algún error grosero en las subidas a la red-. Lajovic bastante hizo con salvar otras cuatro bolas de break en el sexto juego y conservar su servicio el resto del set. Intentó cambiar el ritmo, forzar errores, pero sin demasiada convicción. A ratos, el tenis de Alcaraz fue puro ritmo: derechas liftadas que abrían pista, cambios de dirección que rompían el equilibrio del rival, y esa capacidad tan suya de pasar del control al ataque con una naturalidad que desconcierta. No necesitó alardes, pero sí tuvo destellos. Especialmente en esos restos agresivos que le valieron roturas clave. En lo emocional, se mostró firme, sin gestos exagerados. Con alguna sonrisa suelta, con algún error asumido sin dramatismo. Concentrado en sumar minutos, puntos y confianza. Porque este Roma no es solo un torneo más: es la antesala de París. Y cada partido cuenta.No fue un despliegue de fuegos artificiales, pero sí un aviso serio. A la espera de un rival más exigente -Laslo Djere o Alex Michelsen-, y con Jannik Sinner al final del camino, Roma ya ha recibido el primer mensaje: Carlitos ha vuelto.

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