Se necesitaron dos conversaciones entre el Ministerio de Economía y Junts para amarrar el voto afirmativo de los independentistas al primer paquete anti aranceles del Gobierno. El partido de Carles Puigdemont exigía garantías claras de que se iba a cumplir lo pactado un mes antes: que el 25% de las ayudas, entre avales y créditos, irán a parar a las empresas catalanas por su peso en la exportación a Estados Unidos. El primer contacto se produjo directamente entre el ministro Carlos Cuerpo y la portavoz de los posconvergentes, Míriam Nogueras , el miércoles por la mañana. Hubo un segundo ya por la tarde, a horas de que se votara el real decreto ley a la mañana siguiente, entre la interlocutora catalana y el secretario de Estado, Israel Arroyo .El acuerdo quedó sellado en ese momento, según confirman en Economía. Aún así, Cuerpo evitó lanzar campanas al vuelo casi hasta el final. La «prudencia» en la que insistían en su entorno tenía más que ver con la desconfianza que el Gobierno siente siempre ante una votación crucial. Más todavía si los escaños determinantes son los de Junts. «En esta legislatura no se puede dar nada por seguro», reconocían. La debilidad parlamentaria que acompaña a Pedro Sánchez fuerza la cautela permanente.Cuando el pasado lunes Podemos anticipó su abstención al texto -al tiempo que el PP había confirmado el no- el Ejecutivo respiró. Pero las negociaciones continuaron. No era un real decreto ley más . Primero, porque los sectores afectados por los aranceles están esperando una primera línea de ayudas hasta conocer qué hará la Administración estadounidense cuando finalice la tregua de 90 días que improvisó. El recargo del 10% universal es lo que ya se aplica. Y también porque el texto era la primera respuesta del Gobierno a la embestida comercial de Donald Trump. El ministro Cuerpo se implicó desde el principio en las conversaciones y necesitaba ganar esta votación.Noticia Relacionada estandar Si El Gobierno salva su plan antiaranceles con Junts jugando al suspense y sin aceptar medidas del PP Juan Casillas Bayo El Congreso convalida el decreto que responde a Trump con el voto en contra de los populares y Vox y la abstención de PodemosEl titular de Economía lleva tiempo ganando proyección política , tiene buena interlocución con los empresarios en momentos de horas bajas para otros ministerios como el de Yolanda Díaz , y las encuestas muestran una buena valoración incluso en electores del centro derecha. En los últimos días ese perfil técnico y valorado se ha visto empañado por la consulta pública lanzada desde el Gobierno antes de decidir sobre la opa del BBVA al Banco Sabadell. Y de ahí la importancia que en el Ministerio daban a la victoria parlamentaria de este jueves.Junts alejó al PPEl pacto con Junts se cruzó hace unas semanas, en plenas conversaciones con el PP, cuando había expectativas de que pudieran entrar en el acuerdo. La sintonía entre Cuerpo y Juan Bravo, el responsable económico de los populares, era alta. Pero no cristalizó en nada. En el Ministerio reprochan a los conservadores haber buscado «excusas» para inclinarse al no, especialmente por su insistencia en alargar la vida útil de las centrales nucleares. Un debate que en el Ejecutivo no ven posible mezclar con los aranceles. El apagón general del día 28 de abril, sin embargo, sirvió al partido de Alberto Núñez Feijóo para reafirmarse en esa batalla .La realidad es que el PP pedía también alivios fiscales para los sectores más afectados (reducir las cotizaciones sociales) o permitir que se debatiera en el Congreso la ley de fiscalidad agraria, absolutamente dirigida al campo, que con seguridad sufrirá la guerra comercial.Lo que en el entorno de Cuerpo repiten es que las medidas a medio y largo plazo, que el PP engloba como un plan de competitividad, se podrán ver «más adelante», en «futuras capas de la negociación». Lo inmediato, insisten, era este primer real decreto ley. En Economía afirman que volverán a llamar a los populares para futuros planes, porque estas ayudas serán las primeras de una nueva realidad para las empresas. Pero la sensación que ha dado el PP es que ya no hay nada que hablar . Bravo encabezaba el sector más inclinado a pactar, pensando sobre todo en las empresas, pero se decepcionó con lo acordado por el ministro y Junts. Se sintió engañado. Y en paralelo un sector nada desdeñable dentro del PP empujaba a no pactar nada con el Gobierno. El resumen, según distintos dirigentes conservadores, es el siguiente: «No podemos ser el tonto útil de Sánchez . Y estar ahí cuando los socios le fallen. Se tiene que apañar con ellos».

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