No han abundado en las últimas décadas las revisiones generacionales o de conjunto en torno a la pintura figurativa española que emerge y se desarrolla entre finales de los años setenta y los ochenta del siglo XX.Un panorama que fue tremendamente heterogéneo y en el que confluían distintas vías, herencias, posicionamientos, influencias o artistas.Noticias relacionadas estandar Si CRÍTICA DE: ‘Amnesia’, de Chema Cobo: irónica incredulidad Fernando Castro Flórez estandar No Paco Lara-Barranco: «Soy un pintor rebelde, pero no mediático» Marta CarrascoEn cualquier caso, no podemos olvidar citas expositivas como ‘Los Esquizos de Madrid. Figuración madrileña de los 70’, que abordaba la fundamental experiencia de la Nueva Figuración Madrileña, y cuyas principales figuras nutren esta entrega en el Museo Carmen Thyssen, e ‘Idea: pintura fuerza’, programadas por el Museo Reina Sofía en 2009 y 2013; o ‘(Ex)posiciones críticas. Discursos críticos en el arte español’ (2017), en el CGAC, en la que se releían distintas exposiciones desarrolladas entre 1975 y 1995, apareciendo artistas que encontramos en el caso que nos ocupa. A ellas cabe sumar algunas tentativas en pos de cartografiar ciertos núcleos periféricos, verdaderamente pujantes, y un buen número de muestras individuales dedicadas a los nombres capitales y a la recuperación de otros, como Patricia Gadea (Reina Sofía, 2014), aunque la relectura de ese periodo, salvo excepciones, ha sido relativamente tangencial. ‘Los borrachos’, de Carlos Alcolea ABCDicho esto, ‘Pintura liberada. Joven figuración española de los 80’ ha de ser bien recibida y justamente valorada, a pesar de algunas notables ausencias y de que, aun contando con una buena puesta en escena, desatienda la posibilidad de configurarse en una herramienta pedagógica y de ordenación más eficaz. Cabe destacar el amplio número de artistas (24), si bien algunos cuentan con varias piezas, además de formato considerable, lo que impide incluir otros nombres u optar por una articulación más definida o rotunda, de modo que visibilizara los conceptos que ordenan el montaje/discurso, que cuenta con pertinentes diálogos.En cualquier caso, la extensa nómina de creadores (Aguirre, Albacete , Alcaín, Alcolea, Arroyo, Barceló, Campano, Cobo, De Molina, Espaliú, Fernández Lacomba, Gadea, Gordillo, Lamas, Baldeweg, Patiño, Pérez Villalta, Quejido, Ugalde …) permite ensayar un abordaje de ese escenario, desprendiéndose de la selección de piezas, sentires comunes y dicciones personales. ‘Escena. Personajes a la salida de un concierto de rock’, de Guillermo Pérez Villalta ABCTambién, el intento por proyectar la diversidad y efervescencia de los distintos núcleos artísticos no sólo arroja una suerte de equilibrio territorial, sin menoscabo de la centralidad de Madrid, sino que ayuda a avistar ciertas tendencias y asuntos locales, aunque fue un tiempo tan desbordante y entusiasta –no en vano se le llamó la ‘Era del Entusiasmo’– que resulta difícil atender a tantas variantes e intereses. Se aprecian, también, las múltiples influencias de episodios artísticos extranjeros y el modo tan personal de implementarlas, configurando un panorama heterogéneo y ecléctico.Ese morar y profesar el ‘entusiasmo’ se traduciría en un profundo optimismo y desprejuiciamiento, en sintonía con algunos pilares de la llamada condición posmoderna. En este sentido, dada la amplitud de lenguajes o sensibilidades compartidas y de ‘acentos’ más reducidos o ‘dialectos’, la exposición permite afrontar la doble tarea de advertir esas tendencias o matizaciones locales –lo que llamaríamos ‘genius loci’– y un espíritu del tiempo (‘Zeitgeitz’) que definiría la Posmodernidad.’Pintura liberada. Joven figuración española de los 80′ Colectiva. Museo Carmen Thyssen. Málaga. C/ Compañía, 10. Comisarios: Bárbara García Menéndez y Alberto Gil. Hasta el 14 de septiembre. Tres estrellas.Así, entre la treintena de piezas expuestas, algunas icónicas y muchas representativas para con las trayectorias de sus autores, observamos elementos constituyentes de la pintura figurativa de finales del XX: el diálogo con la Historia del Arte; la pintura y el rol del pintor como trasuntos; desde la narratividad a la sígnica, pasando por la figuración neo-expresionista; o el primitivismo y la ‘otredad’.

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