–En primer lugar, por qué decide dar el paso y optar a la presidencia de Sociedad Civil Catalana?– Primero, porque creo que SCC es muy necesaria, que la sociedad civil tiene un papel muy importante, un papel fiscalizador del poder público imprescindible en Cataluña, donde es vital luchar por los derechos de la ciudadanía. Por la coyuntura política, tanto en Cataluña como en el resto de España, partidos extremos o nacionalistas tienen un papel central, y por eso creemos que tenemos que estar ahí. Elda Mata –presidenta saliente– ha hecho una labor encomiable, monumental, dedicando de manera altruista tiempo y esfuerzo a una causa que sigue siendo necesaria y útil. Lo que hemos hecho hasta ahora tiene sentido. Ahora hay que dar continuidad y estabilidad a la marca SCC, que sigue siendo muy fuerte.–El discurso dominante señala que ya no hay ‘procés’. ¿Por qué pues sigue siendo necesaria SCC?–Mire, nosotros surgimos en 2014 en un momento en el que prácticamente parecía que en Cataluña solo había independentismo, con el ‘procés’ en fase aguda. Y porque sale precisamente SCC se vio que no. Debería haber sido antes, porque en Cataluña había un vacío de la voz constitucionalista que no era normal. Por eso hay que seguir ahora también, cuando podemos decir que el ‘procés’ ha entrado en fase crónica. Hay que seguir dando voz a quienes hacen frente a la pulsión de un separatismo nacionalista que no cesa.–Usted lo ha vivido en primer persona. –Así es. Después de 29 años de trabajo en el Colegio de Médicos con resultados acreditables me despiden por una cuestión evidentemente política, algo que ahora está en manos de un juez. Yo no puedo ser el enemigo en una entidad que se tendría que dedicar a temas profesionales, deontológicos… Es un ejemplo de cómo el nacionalismo ha parasitado colegios profesionales, entidades, universidades, asociaciones de padres, medios de comunicación… –Elda Mata siempre ha denunciando la «muerte civil» de quienes no tragan con el discurso dominante.–El separatismo, el nacionalismo catalán, ha estado muy organizado desde el principio de la democracia, recuperando derechos que correspondían a Cataluña, por supuesto, pero también haciéndose hegemónico, un ‘nation building’ que te liquida si no eres de la cuerda, siempre con buenas maneras, eso sí.–Las últimas elecciones autonómicas han conducido al primer gobierno no nacionalista en solitario en la Generalitat. ¿Sienten frustración por la tibieza del cambio?–Para nosotros, solo el hecho de que en plaza Sant Jaume no haya un partido independentista ya es muy importante. Fíjese cómo están Esquerra y Junts, que creían que eso era su ‘masía’. Pero sí, es una pena que tanto en Madrid como en Cataluña los gobiernos tengan que hacer cosas tapándose la nariz para garantizarse el apoyo de Junts y ERC, concediéndoles cosas que creo que no se les tendrían que haber concedido, como los indultos o la amnistía. Tenemos el convencimiento, y ahora le hablo como médico, de que si no aplicamos el tratamiento adecuado en Cataluña las cosas se cronificarán. Contentar al nacionalismo hoy para lograr su apoyo mañana generará problemas. El nacionalismo es insaciable.–Usted estuvo al frente de la organización de la histórica manifestación del 8 de octubre de 2017, y también de la de 2023. Es obvio que la situación en Cataluña ha cambiado.–Sí, claro, cuando las cosas son agudas y abruptas, la gente responde más, sale más a la calle, se moviliza. Y ahora parece que no pasa nada porque no se está gritando tanto, porque no tienen el poder. Pero como decía, aunque el dolor ahora no es agudo, sigue siendo crónico y la enfermedad es la misma. Y cuando hay algo crónico, puede haber algún rebrote agudo, porque hay gente que lo desea y organizaciones políticas que trabajan para ello. Pese a ello, tanto en Madrid como en Barcelona se sigue negociando y haciendo concesiones al nacionalismo.–Y SCC lo denuncia.–Exacto, porque la razón de ser de los partidos es ocupar el poder, van a lo que van, y por eso es imprescindible el papel de una sociedad civil vigilante.–Una de las banderas precisamente de SCC es su transversalidad. Usted está afiliado al PSC. ¿Cree que esto puede comprometer esa transversalidad?–Una de las virtudes de SCC es, como en la transición, entender que hay espacio, sin extremismos, para la izquierda y la derecha. La democracia es eso: alternancia, cuando una gobierna el otro vigila… En este caso es irrelevante que yo me sitúe en posiciones socialdemócratas. Dicho esto, si los socios me apoyan para que sea presidente de SCC, suspenderé mi afiliación a ese partido, a pesar de que no he tenido ningún cargo en él. Noticia Relacionada estandar No Sociedad Civil reconoce a Jordi Canal por su «valentía intelectual» contra los totalitarismos À. G. Entrega de los III Premis Sant Jordi de la entidad constitucionalista–¿Cuál es su proyecto para SCC?–Seguir fortaleciendo Sociedad Civil como una marca fuerte, referente constitucionalista. Con Elda Mata, que ha hecho un trabajo inmenso, hemos hecho un buen tándem. Ojalá hubiese seguido Elda. Gracias a su labor podemos seguir con tranquilidad. La defensa del bilingüismo va a ser muy importante, también los temas culturales. Me gustaría dar también un papel más importante al consejo asesor, con nombres de referencia y que nos aporten claves políticas, sociales… Sociedad Civil Catalana debe ser una entidad que no solamente diga no al independentismo, sino que sea también propositiva. No únicamente ser resistencia, sino pasar al ataque, entre comillas, con propuestas para superar un problema que seguimos teniendo en Cataluña. Queremos ayudar a encontrar una salida. No será rápido.

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