Esta nueva entrega de la serie policiaca de Lorenzo Silva , protagonizada por la pareja de guardias civiles formada por el subteniente Bevilacqua y la brigada Chamorro, tiene mucho de especial por dos razones. La primera es que pronto se cumplirán treinta años desde que nacieron como personajes de una de las series más exitosas, i ncluso anterior a que se pusiera de moda el género. ‘Las fuerzas contrarias’ acusa de varias maneras (y para bien) ese paso del tiempo. NOVELA ‘Las fuerzas contrarias’ Autor Lorenzo Silva Editorial Destino Año 2025 Páginas 404 Precio 22,90 euros 4Cambia el acento, más melancólico, cambia el modo de relacionarse del teniente y la brigada, y ha cambiado bastante la sociedad española. Y esta serie tiene como una de sus mejores divisas haber sido sensible a esos cambios, que han acompañado el contexto de cada caso de investigación criminal. El segundo motivo que convierte en especial esta entrega es que la investigación se desarrolla en plena pandemia, esos largos meses de confinamiento que tanto han supuesto (más de lo que parece) para la vida de los ciudadanos. No hay quien no tenga marcados esos meses en su vida. Muchas veces a modo de pérdidas. Acusa la novela, explícitamente forma parte de su legado, el homenaje debido a las mujeres y hombres de la conocida eufemísticamente como Tercera Edad que se despidió entonces de nosotros en silencio, sin hacer ruido. La injustica que ha supuesto esa quiebra para l a generación más generosa de españoles, los abuelos que hicieron posible la paz y reconciliación con nosotros mismos. Y también que los hijos y nietas estudiaran y fueran hacia una España moderna. La investigación se desarrolla en plena pandemia, esos meses de confinamiento que tanto han supuesto para la vida de los ciudadanosExplícitamente se refiere el narrador a esto que digo, pero antes de hacerlo son varias las escenas y personajes (esas profesoras de instituto jubiladas que viven sea en Mojácar o en Illescas, u otras sin estudios, muchas veces solas en su piso sin saberse manejar bien con la insolidaridad que la fiebre tecnológica les ha impuesto (no solo los bancos, también la administración, incluso el ambulatorio). No revelaré nada si digo que ese contexto ha sido situado por Lorenzo Silva en el corazón del caso criminal a resolver en la novela. Hay una cosa que no cambia en la serie: la admiración por la Guardia Civil , ese cuerpo que se ha ido ganando la confianza de la gente, que en alguna etapa de la vida española había perdido a su pesar, por instrumentalización política. Tampoco ahorra esta entrega de la serie ese fenómeno, por episodios finales de utilización política de nombramientos y ceses, castigado alguien por su labor de obligada obediencia a los jueces. Lorenzo Silva no ha evitado rebelarse, y ha tenido que acudir a la anécdota de resistencia del Duque de Ahumada frente a Narváez . De manera que el fondo de esta entrega tiene un interés sociológico mayor que el de otras. Es más, el caso criminal queda en segundo plano casi, incluso en la etapa final de persecución de la sospechosa me ha parecido algo demorado y prolijo. Interesan mas dos elementos que Lorenzo Silva no deja en el tintero: Bevilacqua se ha hecho mayor y no acierta siempre en su modo de relacionarse con unos guardias jóvenes a los que la novela mira con cariño, pues esas generaciones de nuevos guardias son excelentes. También acusa la novela que la teniente Chamorro anda sumergida en soledad. Los dos se hacen mayores y están solos. Por fortuna no han dado el paso que este lector, que ha seguido la serie desde sus inicios, por un momento temió que diesen. Menos mal que Lorenzo Silva es escritor experimentado e inteligente y deja las cosas en cambios de otro tipo que no revelo y que quizá lleven la serie a etapa nueva. Hay una última virtud narrativa de esta novela: los contextos de la vida social, esas urbanizaciones de adosados de los pueblos manchegos cercanos a Madrid, esa vida de sacar al perro o comprar en el supermercado, y aquellas cosas que rememoramos todos no debían hacerse. Abrazarse, tocarse, visitar al enfermo en el hospital, siendo como era tu padre o madre. De repente esta serie policiaca, cuatro años después de la pandemia, nos ha recordado días inolvidables. No hay nadie entre los lectores que no haya vivido aquel miedo, aquella impotencia, aquella manera de sentirse frágil.

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