Nicola Luisotti: «Atila hoy no lleva coraza ni pieles, lleva traje y corbata… no sé de qué color, pero la lleva»

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Nicola Luisotti: «Atila hoy no lleva coraza ni pieles, lleva traje y corbata… no sé de qué color, pero la lleva»

La Enciclopedia Británica , uno de los pilares del conocimiento, define a Atila como «uno de los más grandes líderes bárbaros que desafiaron al Imperio Romano», y que fue capaz de asesinar a su hermano mayor para hacerse con el poder. Ya se sabe además de su fama destructiva; por donde pasaba Atila no volvía a crecer la hierba.No le debió importar demasiado a Giuseppe Verdi , que lo convirtió en protagonista de una de sus primeras óperas, ‘ Attila ‘, que el Teatro Real presenta en versión de concierto los días 14 y 17 de mayo, bajo la batuta de Nicola Luisotti (uno de los mejores embajadores actuales del compositor italiano; «amo a Verdi, soy casi fetichista», proclama el director de orquesta). Frente a él, un reparto de lujo que componen Christian Van Horn (Attila), Artur Rucinski (Ezio), Sondra Radvanovsky (Odabella), Michael Fabiano (Foresto), Moisés Marín (Udiano) e Insung Sim (Leone). La Orquesta y el Coro titulares del Teatro Real completan la nómina de intérpretes; la formación coral, con una importancia capital en este título, está dirigida por José Luis Basso .’Attila’, estrenada el 17 de marzo de 1846 en el Teatro La Fenice de Venecia, pertenece a un período conocido como los « años de galera » de Giuseppe Verdi, que entre 1842 y 1850 compuso, bajo gran presión de los empresarios y a un ritmo frenético, nada menos que once óperas: ‘Nabucco’ (1842), ‘I Lombardi alla prima crociata’ (1843), ‘Ernani’ (1844), ‘I due Foscari’ (1844), ‘Giovanna d’Arco’ (1845), ‘Alzira’ (1845), ‘Attila’ (1846), ‘Macbeth’ (1847), ‘I masnadieri’ (1847), ‘Jérusalem’ (1847), ‘Il corsaro’ (1848), ‘La battaglia di Legnano’ (1849), ‘Luisa Miller’ (1849) y ‘Stiffelio’ (1850).Temístocle Solera, vida de películaEn cuatro de estas óperas, Giuseppe Verdi contó con la colaboración del libretista Temístocle Solera -su primer trabajo conjunto fue ‘Oberto, Conte di San Bonifacio’ (1839)-, al que Joan Matabosch , director artístico del Teatro Real, cree que hay que reivindicar. «Especialmente en Madrid -dice-; fue el segundo empresario del Teatro Real, donde estuvo en 1851 y 1852 tras Gioachino Toeschi (y parece que su gestión fue una catástrofe de dimensiones cósmicas). Pero es que además fue un personaje alucinante: un poeta que escribió para un montón de revistas italianas y no italianas -por ejemplo, para el semanario de Víctor Balaguer-. Fue director de escena, director de orquesta, parece ser que cantante también… Cuentan que salvó una vez, in extremis, una función de ‘I dúe Foscari’ en la que el barítono se puso enfermo… Fue compositor -el Liceo de Barcelona le llegó a estrenar una ópera-; de segunda fila, pero compositor. Estaba casado con Teresa Rusmini, una soprano que triunfaba en Valencia y Madrid, y que fue la que le llevó a trasladarse a España. No solo escribió libretos para Verdi, también para compositores como Arrieta… Fue aventurero, espía, diplomático consejero secreto de Isabel II y hasta jefe de la policía de Egipto; amante de importantes personalidades de la época, al parecer… Fue enviado a estudiar a Viena, pero se escapó del internado en el que estaba y se fugó con la esposa del dueño de un circo… Una biografía que es merecedora de una película, si no fuera porque como la verdad resulta absolutamente inverosímil».Pero ahora importa que Temístocles Solera es el autor del libreto de ‘Attila’, basado en la obra ‘Attila, König der Hunnen», de Zacharias Werner , aunque Verdi se pelearía con el libretista y el texto lo revisaría Francesco Maria Piave , que a partir de entonces trabajó con el compositor. «Es la ópera con más energía de Giuseppe Verdi -asegura Nicola Luisotti-. Más que ‘Nabucco’, más que ‘I lombardi’. más que ‘Il trovatore’ incluso… Es su obra con más ‘cabalettas’ [piezas que habitualmente van a continuación del aria, que suelen tener un tempo rápido, estilo virtuoso y carácter enérgico], pero cada una es distinta de la anterior. cada una tiene más energía que la anterior… No sé por qué Verdi utilizó tantas ‘cabalettas’, pero el resultado es que es una ópera llena de energía. Recuerdo una vez que la dirigí en la Scala; al final de la primera ‘cabaletta’ de Odabella parecía que el Real Madrid le hubiera metido un gol al Barça, no se pueden imaginar el estruendo». «¿No les recuerda a alguien?»Nicola Luisotti habla de Verdi o de Puccini con una pasión y un entusiasmo contagioso, además de un profundo conocimiento de su música y de su vida. La ópera cuenta la lucha de los romanos, liderados por Odabella, Foresto y Ezío, contra el invasor huno Atila, que culmina en su derrota a manos de Odabella. «Atila es un dictador -sigue el director de orquesta-, una persona que dice a los demás cómo hay qué hacer las cosas, y que no hay otro modo de hacerlas; alguien que destruye todo, y especialmente la cultura. ¿No les recuerda a alguien? -ironiza-. ¿Quién se comporta así hoy en día? El final de ‘Attila’, distinto de la historia real, porque murió de un ictus, nos quiere decir que el pueblo, antes o después, se cansa». «¿Por qué es importante ‘Attila’ hoy? -continúa Luisotti-. Porque nunca se ha muerto, siempre renace. Y debemos reconocerlo. No lleva coraza ni se cubre con pieles, ahora lleva traje y corbata, no sé de qué color. Pero debemos luchar y Verdi, con su partitura extraordinaria, nos permite pensar que debemos estar siempre atentos ». Noticia Relacionada estandar Si La compositora Helena Canovas recupera la ruin memoria de Don Juan Alberto González Lapuente Se estrena en los Teatros del Canal ‘Don Juan no existe’, con dirección musical de Jhoanna Sierralta y la dirección escénica de Bárbara LluchAl pueblo, precisamente, lo representa el coro, asegura José Luis Basso. «Verdi le da mucha importancia al coro, sobre todo en estas primeras óperas. Representan la pasión por la libertad, por sacudirse la tiranía. El tratamiento coral en ‘Attila’ es el más salvaje de todas sus óperas, la música es la más violenta. La gran dificultad es, justamente, que hay que cantar y expresar esta violencia, este salvajismo de manera elegante, porque Verdi es el heredero del belcanto , de Donizetti, Bellini, Rossini… Y Verdi no está mirando al verismo en esta obra».El Teatro Real dedica estas funciones a la gran soprano gallega Ángeles Gulín (1939-2002), que hace casi medio siglo, en mayo de 1976, cantó ‘Attila’ en el Teatro de la Zarzuela, en unas funciones dirigidas por Armando Gatto.

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