Su paso por Chiclayo: un Papa con olor a oveja

Home People Su paso por Chiclayo: un Papa con olor a oveja
Su paso por Chiclayo: un Papa con olor a oveja

El cardenal Robert Francis Prevost Martínez siempre estuvo destinado a ser peruano, específicamente, de la ciudad de Chiclayo. El lugar donde está su «querida diócesis», ubicada al norte de Lima, al que se accede tras 14 horas de viaje en bus o 70 minutos en avión. Una travesía que te lleva a la denominada ‘Capital de la Amistad’.Chiclayo es la ciudad más importante del departamento de Lambayeque, donde el más necesitado tiene un vaso con agua sin que lo pidas, una sonrisa amable en cualquier calle, palabras de aliento para el desconocido desconsolado y el servicio a los más desprotegidos. Elementos que, perfectamente, describen al hoy Papa León XIV.Quizá por eso adoptó tan rápido a esta ciudad. Pero, como dicen los refranes de la marinera, baile típico de Chiclayo y el norte del país, ‘no hay primera sin segunda’. Prevost amó más a este lugar por otra gran coincidencia: nació un 14 de septiembre, día en que se celebra la festividad religiosa en honor a Jesús Nazareno Cautivo.Noticia Relacionada estandar Si Las agustinas de Sotillo íntimas de ‘Robert’: «Hablamos con él el martes» Amina OuldUn santo, patrón del distrito de Monsefú, a 15 minutos en coche del centro de Chiclayo, al que, desde que asumió el cargo de obispo, excepto en 2020 y 2021 por la pandemia, acudía en el día de su nacimiento para celebrar la misa que recordaba la fecha religiosa que congrega a centenares de feligreses de todo el país.A cambio, el entonces monseñor no solo recibía saludos, abrazos y reconocimientos por su natalicio, como el sombrero de paja palma más caro del distrito, sino un buen plato de seco de carne de cabrito, acompañado de arroz blanco y frijoles caballero, con entrada de ceviche de tollo con tortitas de choclo, comidas que los chiclayanos ya decimos con orgullo ¡hasta el papa las comió!Dos platos favoritos de León XIV que son bandera de la ciudad, nominada recientemente por Eater.com como el mejor destino culinario del Perú, y del que no tengo dudas echa de menos, tal como lo dijo antes de abandonar Chiclayo para asumir como prefecto del Dicasterio para los Obispos en Roma. «Extrañaré el seco (de cabrito), el arroz con pato, el ceviche y tantos platos más», comentó en su momento.Echará de menos también la otra cara de la ciudad. Un lugar casi abandonado, con infraestructura vial venida a menos, inseguridad en sus calles y que fue tomada por la corrupción por más de 20 años a manos de gobernadores, alcaldes y regidores que terminaron en la cárcel por robarle al erario subnacional. A todo eso asistió el Sumo Pontífice. Fue testigo de todo lo que un buen ser humano jamás debe hacer y, por ello, predicó con el ejemplo.Llamamiento a la unidadUn líder que respetó a la prensa, la libertad de expresión y los derechos humanos: su respeto a los periodistas, las llamadas de atención por el indulto al exdictador Alberto Fujimori y la protección a los manifestantes contra el Gobierno de Dina Boluarte, refrendan estas líneas.Hizo el trabajo que las autoridades no: llamó a la unidad, echó una mano en las juntas vecinales que apoyan en la seguridad ciudadana, lideró colectas para apoyar la caridad y fue gestor en los momentos más difíciles para los lambayecanos como la pandemia del coronavirus, siendo la cabeza visible de Cáritas, recaudando fondos para instalar plantas de oxígeno que los hospitales chiclayanos no tenían. No es San Martín de Porres, el santo peruano que reunió perro, pericote y gato, pero juntó a dirigentes enemigos para que se esforzaran en pro del bienestar.Una fecha clave El cumpleaños del cardenal Prevost coincide con la festividad religiosa de ChiclayoEn los veranos del 2017 y 2023, cuando el fenómeno del Niño Costero y el ciclón Yaku inundaban al norte peruano, respectivamente, Prevost se puso las botas, «abrió las aguas» como Moisés y llegó a cada hogar de los distritos de Mochumí, Íllimo, Túcume, Pacora, Jayanca, Motupe y Olmos para llevar esperanza, fe y mucha ayuda conseguida a través de llamados a la caridad.Desafió lo agreste de la sierra lambayecana para llegar a más de 3.500 metros de altura, donde dos puestos de salud atienden las emergencias de pobladores que tienen que caminar hasta 5 horas para pasar consulta. Donde la energía eléctrica y el agua potable escasean al igual que las oportunidades de una vida digna. Hasta allá llegó para llevar con alegría y con verdad la palabra de Dios. Un pastor con olor a oveja. Con olor a pueblo. Un misionero. Un caminante que, junto a su iglesia, hará más camino al andar.

Leave a Reply

Your email address will not be published.