Karin Smirnoff: «Hasta las feministas nos hemos vuelto vagas»

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Karin Smirnoff: «Hasta las feministas nos hemos vuelto vagas»

Hace ahora 20 años, Stieg Larsson rompía los moldes de la ficción con ‘Millennium’. ‘Los hombres que no amaban a las mujeres’ fue la carta de presentación de una saga que se convirtió en fenómeno mundial . En ella, Larsson denunciaba con firmeza la violencia contra las mujeres a través de Lisbeth Salander: una joven neurodivergente que se negaba a ser solo una víctima. Su historia abrió los ojos de una sociedad que, pasmada, descubría que incluso Suecia –epicentro del Estado del bienestar– tenía sus bajos fondos.La prematura muerte del autor, fulminado por un infarto antes de ver el éxito de su obra, no hizo sino acrecentar la leyenda. Sin testamento, en la disputa por su legado entre Eva Gabrielsson , su pareja de toda la vida pero con la que nunca llegó a casarse, y el padre y el hermano de Stieg ganaron estos últimos, partidarios de continuar con una saga que cuenta con más de 105 millones de lectores en todo el mundo, amén de seguidores de sus adaptaciones cinematográficas.Noticia Relacionada Crítica de LIBROS estandar Si ‘Las garras del águila’ de Karin Smirnoff: el merecido retorno de ‘Millennium’ Marina Sanmartín La autora sueca firma ‘Las garras del águila’, séptima entrega de la exitosa serie protagonizada por Lisbeth Salander. Crítica de Marina SanmartínTras tres títulos de David Lagercrantz , la antorcha de ‘Millennium’ ha pasado a manos de Karin Smirnoff, escritora sueca nacida en Umeå en 1964, que no publicó su primera novela hasta los 54 años. En 2022 fue elegida por la editorial y los Larsson para continuar la saga. «Lamentablemente, el hermano murió el pasado otoño, pero tengo una excelente relación con la familia . Nunca interfieren ni me dan ningún tipo de guía. Me han dado plena libertad para tomar las decisiones que yo considere», comenta Smirnoff a ABC durante la presentación en Madrid de su segunda entrega ‘Los colmillos del lince’ (Destino). «Creo que el hecho de que todos seamos del norte de Suecia nos hace tener muchas cosas en común», señala la autora. Hasta allí trasladó Smirnoff la serie desde su primer libro, ‘Las garras del águila’, en el que ya deja claro que lo suyo, más que una vuelta a los orígenes, era una reactivación, la historia adaptada al siglo XXI . Y no ha podido ser más oportuna en la elección de la trama en tiempos de Trump: la lucha por las tierras raras enmascarada tras el ‘greenwashing’, o el lavado de imagen verde.«Donde vivo, hay muchas minas, y muchas veces no buscan tierras raras realmente necesarias, sino excusas para explotar minerales que ya tenemos. Lo hacen durante diez o quince años, se van, y dejan heridas abiertas en la tierra y en la gente», denuncia. La crítica ecológica, unida al desinterés político por el bienestar de las comunidades afectadas se suma al retrato crudo de una Suecia que no siempre es tan progresista. «Abordo la manera en que el Estado trató a los samis , midiéndolos, tratándolos como inferiores . Y esto no es solo historia: hoy están protegidos por la ley, pero cuando entra el dinero, su protección desaparece». Smirnoff retoma la lucha a sangre y fuego que Larsson mantuvo tanto en su vida como en su obra contra una soterrada ultraderecha supremacista . En ‘Los colmillos del lince’ eligió no retratar directamente el ascenso electoral de la ultraderecha, sino enfocarse en esos grupos iniciales, casi clandestinos, para explicar mejor el proceso desde dentro: «Estos movimientos empiezan como grupos pequeños, marginales, y acaban infiltrando todas las capas de la sociedad, desde la política hasta la industria», advierte.El desencadenante es el antagonista de Lisbeth Salander y Mikael Blomkvist, Branco. «Uno piensa que nadie lo seguiría, parece un chiste. Pero luego se vuelven serios, se organizan… y la gente los vota», advierte en una referencia velada, pero certera, a figuras como Donald Trump . «No es el único. Hay tantos de ellos que realmente están por todas partes, también en Europa». En el tercer libro explora justamente cómo se produce ese cambio, «cómo pasan de ser lunáticos con ideas locas a convertirse en algo importante. No solo en política, también en el mundo empresarial», adelanta. También atraviesa la saga la violencia contra las mujeres , una herida que sigue abierta, tanto en la vida real como en las nuevas generaciones de la saga: «No es una prioridad para los políticos», lamenta Smirnoff. «En Suecia matan a unas veinte mujeres al año, pero es un tema del que no quieren hablar porque no les da votos. Como escritora, siento la responsabilidad de contar eso que otros prefieren ignorar». En ese sentido, la historia de Svala, la joven sobrina de Lisbeth, reproduce con matices la experiencia traumática de su tía. «Svala confía, se enamora, y no ve lo que tiene delante. Es demasiado joven. Eso me permite hablar de temas que siguen ocurriendo a muchas chicas». A la violencia persistente se le suma el auge de fenómenos como las ‘ tradwives ‘, que ensalzan la vuelta de la mujer al hogar. Smirnoff no oculta su frustración al constatar que el feminismo no esta trabajando actualmente para lograr cambios tangibles. «Hasta las feministas nos hemos vuelto un poco vagas. Antes luchábamos por cambios reales. Hoy no sé cuáles son ya las preguntas».

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