Hay futuro, aunque Madrid midiera la madera de El Mene como si fuese ya una figura. Protestaron su vuelta al ruedo como si la categoría de Las Ventas se rebajase después de una estocada de ley. Una de esas que los antiguos decían que valía una oreja y que también se le oye a los mismos que este martes protestaron. Era la presentación de Íker Fernández, su nombre bautismal, y, pese a no redondear ninguna faena, dejó la proyección de un torero de verdad. Por lo que dice, por lo que hace y porque, además, lo parece. El novillero que se peina con la raya al lado, con esa cara tan torera, con esa seriedad hasta en el andar, está llamado a ser gente. Pero su bagaje es corto aún, aunque algunos lo tratasen como a un matador con veinte años de alternativa. Cierto es que no terminó de acoplarse con el bravo segundo, un ejemplar del Conde de Mayalde con teclas y mucho que torear. Variado y bueno el recibo del Mene; extraordinaria la media de Tomás Bastos en el quite y de sensacional humillación y profundidad el animal en la réplica del maño. Entrenador se llamaba el condeso, al que no mejoraron en la lidia, con tanto capotazo y un desafortunado tercio de banderillas. Fue más lo que se atisbó que lo que se vio en el desorden, donde no terminó de coger el aire al novillo, ovacionado en el arrastre. Prometedora su labor al quinto, un Chorlito de afamada reata. Fue otro animal con opciones, aunque al Mene, con valor y firmeza, le costase limpiar los muletazos por esa tendencia a puntear el engaño. En redondo, sobre la diestra y bajando las telas, logró lo más aclamado. De total contundencia el estoconazo hasta los gavilanes, que desató una pañolada insuficiente para el trofeo. Tras pasear el anillo tuvo que visitar la enfermería: Chorlito le puso la zancadilla y se llevó un volteretón. Debutaba también Tomás Bastos, el portugués que enamoró en Olivenza. Qué bien entendió al tercero, al que supo darle celo y afianzar su justo empuje. Inteligente, con cabeza y corazón, su notable (aunque larga) obra, con una proyección que invita a verlo más. Clásicos los doblones de apertura al sexto –de distinta velocidad–, al que concedió distancia y plantó cara con disposición y mente despierta. Feria de San Isidro Monumental de las Ventas. Martes, 20 de mayo de 2025. Décimo festejo. 19.875 espectadores. Novillos de Conde de Mayalde, desiguales, con interés y movilidad en general, aunque no siempre con entrega; destacó el 2º; muy bueno el pitón zurdo del 1º. Fabio Jiménez, de marino y oro: pinchazo y estocada desprendida (saludos); se echa el cuarto y es apuntillado (silencio). El Mene, de celeste y oro: espadazo contrario (silencio); gran estocada (petición tras aviso y vuelta al ruedo con protestas). Tomás Bastos, de blanco y plata: estocada trasera desprendida (silencio tras aviso); estocada caída (silencio).Sabía ya Fabio Jiménez lo que es torear en la Monumental, donde dibujó los naturales de mayor encanto y lentitud –tan urdialistas– a su primero, con un templadísimo pitón zurdo, que inesperadamente lo prendió. Cero opciones en el serio cuarto, un torito, al que se cargaron el picador y los banderilleros: tuvieron que apuntillarlo.

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