Ainhoa de Federico, coach visual: «La culpa de la presbicia o vista cansada no es de la edad sino de los malos hábitos visuales»

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Ainhoa de Federico, coach visual: «La culpa de la presbicia o vista cansada no es de la edad sino de los malos hábitos visuales»

La distancia a la pantalla del ordenador, la postura del cuello al consultar el móvil o la costumbre de fijar las vista sin dejar que el ojo descanse son algunas de las prácticas frecuentes que perjudican la vista más de lo que creemos. De hecho, ya se ha comprobado que existe una relación directa entre esos nuevos hábitos relacionados con la tecnología y el aumento exponencial de los problemas de salud visual, según asegura la Dra. Ainhoa de Federico ( @ainhoadefederico ) , especialista en Visión natural de la Universidad de Toulouse y creadora del Método ‘Volver a ver claro’ . La experta defiende que la edad no es la causante de la presbicia y que son los malos hábitos visuales los auténticos culpables. Abordamos con ella cómo cambiarlos para proteger la visión y retrasar la aparición de la vista cansada.¿Por qué asegura que se está produciendo una pandemia silenciosa de problemas de visión?No es algo que solo diga yo, sino que es una información que procede de un informe de la Organización Mundial de la Salud sobre el estado de la visión en el mundo que data de finales de 2019 en el que explica que un tercio de la población mundial ya tiene problemas de visión, a pesar de que en el 80% de los casos es algo prevenible o curable. Pero además en ese informe la OMS publica una proyección según la cual en 2050 la mitad de la población mundial tendrá problemas de visión. Pero algo que me gustaría remarcar de este tema es que si se lee la letra pequeña de la gráfica que acompaña a ese informe uno se da cuenta de que ese dato es aún más antiguo pues se apoya a su vez en estadísticas de 2016. Esto implica que no se estaba recogiendo el efecto de lo vivido con la pandemia y el confinamiento. Pero apenas tres meses después de que comenzase el confinamiento comenzaron a saltar las alarmas entre asociaciones y revistas especializadas en optometría y oftalmología, que alertaban del perjuicio en la visión que estaba suponiendo ese contexto. Un ejemplo, l Asociación Visión y vid mostró a través de una encuesta que el 55% de la población española sufrió problemas de visión en esos tres meses y el porcentaje se extendía al 77% en el caso de los adolescentes durante apenas esos tres meses de confinamiento. ¿Y esto supuso una corrección en esas proyecciones de la OMS?Sí, de hecho se publicó un artículo en la revista británica de oftalmología en el que se anunciaba que ya en 2030 la mitad de la población mundial iba a tener problemas de visión y que esto se iba extender prácticamente a toda la población mundial en 2050. ¿A qué se debe esa modificación tan drástica?Lo que cambió durante ese periodo fueron las condiciones de vida. La población encerrada, moviéndose menos, haciendo vida más sedentaria, sin salir a la calle y apenas sin recibir los rayos del sol. Había pocas oportunidades para mirar a lo lejos y fueron muchas las personas que se volcaron en las pantallas. La educación online y el teletrabajo se extendión de forma masiva y eso implicó que la relación con las pantallas era constante. A esto hay que sumar que ya desde hacía un tiempo se habían sustituido en muchos lugares las luces halógenas incandescentes por luces LED, que aunque suponen una buena noticia para el ahorro energético y la sostenibilidad en realidad son malas para la vista. Y el tercer factor que acabó de crear la tormenta perfecta para perjudicar la visión fue el aspecto emocional. El estrés, el miedo a perder la salud, la preocupación por los seres queridos, la falta de contacto con las personas, la reorganización de los hábitos y la máxima presión laboral hizo que muchas personas cambiasen su forma de vida, sus relaciones y hasta su forma de trabajar. Ese estilo de vida que, por cierto, ha durado varios años y que algún perdura en algunos casos, creó un combo de factores que afectaron de forma negativa a la vista. Pero la buena noticia es que se puede modificar porque no es una cuestión genética sino que depende de nuestros hábitos. A menudo se culpa al hecho de tener o no miopía a los factores genéticos…El incremento de la miopía no se puede explicar por factores genéticos sino por los cambios de hábitos que se han producido desde finales del siglo XIX hasta ahora. Se explica por el estilo de vida actual, los niveles de estrés, el tipo de luces que usamos, la cantidad de tiempo que se pasa frente a una pantalla, el escaso contacto con la naturaleza y el aire libre…. Pero esto, de alguna manera, puede ser alentador porque si estamos siguiendo un estilo de vida que tiende a dañar la vista, podemos concluir que es algo sobre lo que tenemos un cierto control y sobre lo que podemos actuar. Por tanto, si uno tiene la determinación de cuidar de sus ojos y de la vista, puede tomar decisiones inteligentes para que la miopía no se convierta en esa pandemia silenciosa de la que hemos hablado. ¿Es posible hacer algo para cambiarlo?Absolutamente, pues no estamos hablando de una determinación biológica sino de algo que depende de los hábitos. Esto es algo con lo que llevo trabajando un tiempo y en 2023 conseguimos crear un diploma universitario de coach visual avalado por la Secretaría de Educación Pública de México (equivalente a lo que sería un Ministerio de Educación y Ciencia). Y lo hicimos precisamente para defender esa necesidad social y esa urgencia por poner remedio a la pandemia de problemas visuales. ¿Cuál es la función de un coach visual?Es educar en los buenos hábitos y el estilo de vida que permite cuidar la visión y mejorarla naturalmente en la medida en que sea posible. Creo que es una profesión que puede ayudar a completar la constelación de profesionales dedicados al cuidado de los ojos y de la vista. Y explico por qué con una analogía. ¿Verdad que nadie pensaría que cuidar los dientes es ir una vez al año al dentista para que te arranque las muelas que están mal y te ponga implantes? La cuestión es que aunque haya que ir al dentista cuando uno necesite es más efectivo lavarse los dientes a diario, usar hilo dental y enjuagarse la boca porque eso nos hace responsables del estado de nuestra boca. Pues en realidad sucede lo mismo con la vista, pero no nos damos cuenta y a menudo lo que se piensa es que hay que ir al oftalmólogo de vez en cuando para que nos diga si tenemos miopía, astigmatismo, hipermetropía, presbicia, cataratas o una presión intraocular alta con riesgo de glaucoma… Y aquí vuelvo a repetir, sí, es necesario ir al oftalmólogo para evaluar el estado de la vista y también es cierto que hay cirugías que son necesarias. Pero qué tal si siguiendo esa analogía de los dientes protegiésemos la vista a diario responsabilizándonos de ella a través de los hábitos, practicando actividades sencillas y ejercicios que permitan tener unos ojos relajados, oxigenados, nutridos, hidratados, entrenados, estimulados… Y una serie de cosas que hacen que la visión se mantenga en un estado óptimo el mayor tiempo posible. Noticias relacionadas estandar Si Bárbara Munar, experta en envejecimiento: «Las mujeres que son optimistas llegan a vivir hasta 15 años más» Melissa González estandar No Marta León, experta en salud hormonal: «El cansancio inexplicable o el sopor después de comer indican que algo no va bien» Raquel Alcolea¿Es más importante dejar de hacer lo que daña o hacer más cosas que protejan la vista?Las dos cosas, pero es cierto que algunas son algo más difícil de evitar. Por ejemplo, las pantallas han llegado para quedarse. Pretender vivir sin mirar el móvil o sin trabajar con el ordenador no es posible, sería como querer volver a la prehistoria. Por tanto de lo que se trata no es de rechazar las transformaciones que la tecnología hace en nuestra vida ni tampoco de tener una relación maniquea con ella (son buenas o malas), sino de lo que se trata es de entender el efecto que nos causan. Las pantallas hacen que uno centre la atención solo en la visión central y que se pierda la noción de la visión periférica, además de causar un efecto determinado por la luz azul que proyectan y de provocar mantener una postura corporal fija que tampoco nos favorece. Y todo eso perjudica a la vista. De lo que se trata por tanto es de compensar el tiempo que pasamos delante de una pantalla . Y eso se hace saliendo a la calle a exponerse a la luz solar natural, que es la que nos regula y que además permite evitar la miopía. La luz del amanecer y del atardecer permiten reparar la retina porque activan las mitocondrias. Y además informa al sistema nervioso y al endocrino sobre cuestiones que ayudan a regular el sueño y las hormonas. Estar al sol aporta más beneficios para la salud que no estar. Al menos habría que estar 15 minutos al día al sol todos los días. Y también es importante pasar tiempo en lugares que aporten oportunidades de mirar lejos y de ser más conscientes del conjunto, del paisaje, del contexto y de nuestro campo visual en su plenitud. Ver cosas que estén a distintas distancias permite que los ojos se muevan y se relajen y ayuda a ser más conscientes de la tridimensionalidad de las cosas. Estar más en movimiento es bueno para la vista. ¿Cómo se evita dañar la vista?Pueden hacerse muchas cosas. Por ejemplo si tenemos luces LED en casa lo ideal es que sean regulables y sea posible ir cambiando la coloración de la luz para que se parezca más a la del sol. También hay que ejercitarse mirando hacia abajo, hacia arriba, prestar atención a los detalles que veamos de lejos. Usar de vez en cuando las velas para pasar tiempo en penumbra, darse de vez en cuando una ducha con las luces apagadas. Se trata de estimular nuestros bastones de los ojos para que empiecen a funcionar y se activen cuando sientan que haya menos luz. Estas cosas permiten que la vista se mantengan activa y funcione con más eficiencia. Sin embargo, en lo primero que se piensa a la hora de cuidarse los ojos es en ponerse gafas…La aparatología externa, comprarnos cosas y ponernos cosas nos encantan. Y aunque es cierto que puede ser útil en determinados momentos en realidad hay otras muchas cosas con las que podemos cuidar los ojos. No solo con las luces regulables de casa, también con un filtro del ordenador,.. Y otras muchas cosas ya las tenemos y son gratis: parpadea para hidratar el ojo, bosteza para oxigenar los ojos, reír, llorar… Nuestro organismo tiene muchos mecanismos de autorregulación y si permitimos que funcionen, hay mucho que podemos hacer para cuidar la vista. También es bueno moverse más, estar al sol, contactar con la naturaleza, bajar la ventanilla y mirar si vas en coche, mirar de reojo, estimular la visión periférica, subir escaleras en lugar de usar el ascensor… Con muchas pequeñas cosas y una toma de conciencia se puede aprender a usar bien los ojos y seguir usándolos mal y con ello acumular hábitos que lleven a su deterioro. No es que la vista se deteriore por la edad sino por un acumulación de malos hábitos. Hablemos de la presbicia…Hace 30 años la edad estadísticamente normal o frecuente para tener presbicia eran los 50. Hace diez años, la edad normal eran los 40. hoy en día la edad normal para tener presbicia es de entre 35 y 38 años. Nuestro estilo de vida, el que se vive en las sociedades occidentales europeas y de América del norte, está acelerando la llegada de la presbicia. Por tanto, no es una cuestión de edad. Hay sociedades con personas muy longevas donde apenas hay presbicia. Entonces, ¿no hay que rendirse a llevar gafas cuando se siente que se acerca la presbicia o que no se ve de cerca?Puedo decirte que a mí me diagnosticaron presbicia con 35 años pero encontré la solución con el método que defiendo y no me tuve que poner gafas. En unos meses recuperé mi visión normal y ahora tengo casi 52 años y no necesito gafas para ver de cerca. Con esto quiero decir que hay solución. El primer lugar en el que comencé a enseñar el método de visión natural fue en la universidad de Toulouse donde pude formar parte de un programa de Tiempo Libre en el que participan investigadores que dan clases sobre sus áreas de especialidad. Lo probamos y en poco tiempo la demanda de asistencia a esa clase se duplicó. Y la explicación está en que muchas personas con 60, 70 o incluso con 80 años que llegaban a casa con gafas dejaban de usarlas al cabo de seis semanas de práctica de los distintos procesos que mostrábamos. Algunos incluso llevaban casi dos décadas usando gafas por presbicia o incluso por otros problemas de visión. Y a partir de ahí me ofrecieron formar parte del programa de estudios del Master de Educación en Salud e intervención social del que forman parte profesionales de la salud y ahí comencé a impartir la asignatura de «Visión natural» para esos profesionales. Esa colaboración ha seguido de forma puntual y ya en 2023 creamos el diplomado con la Universidad de México que he citado anteriormente. Si uno comienza a notar los primeros signos de vista cansada, ¿hay que ponerse gafas o no?Soy respetuosa con la libertad individual pero lo que es importante es que la información, la educación y el conocimiento esté ahí, pues sabiendo las opciones que se tienen, cada uno puede elegir lo que prefiera. En algunos momentos las gafas pueden ser útiles en procesos de recuperación visual, pero con un método de visión natural se puede mejorar. No estamos en un todo o nada o en un blanco o negro. De modo que cada persona tiene que elegir lo que tenga sentido para su vida. Dicho esto, colegas optometristas me comentan que en su práctica profesional han observado que el 75% de las personas que usan gafas habitualmente ven cómo su visión se deteriora con el tiempo. Hay artículos publicados que demuestran que el uso de gafas acelera los problemas visuales, en particular la miopía, y que las personas que se ponen gafas progresivas en que su visión declina más rápidamente porque retiran a los ojos la posibilidad de que hagan por sí mismos esa función.

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