Catas a ciegas

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Catas a ciegas

No sabemos si el lector está al tanto de que el ministro de Exteriores, José Manuel Albares , tenía agendada para la mañana de ayer su asistencia «al desayuno humanitario del Foro Europeo Humanitario», en el Square Brussels Meeting Centre, según recogía la nota oficial de La Moncloa. Antes de especular sobre la composición de los platos combinados del menú del ‘desayuno humanitario’ servido en la capital de la UE, quizá por voluntarios del comedero ambulante del filántropo José Andrés o por la cuadrilla de chalecos amarillos de don Ángel, ‘socialité’ de la parroquia de San Antón, nos detenemos en otros dos ágapes ministeriales, piscolabis a los que también este martes tenían previsto asistir el titular de Agricultura –la Spain Food Nation Summit, seguida de la muestra ‘Spain Fusion Japón’, en el hotel The Tokio Edition; jamón del bueno, cortado a cuchillo y catana de Hattori Hanzo– y la ministra de Sanidad, médica y madre que participó en una cosa que llevaba por título ‘How the WHO Acceleration Plan to Stop OBesity is unlocking country again’, convocada en Ginebra y previsiblemente emplatada junto a unas lonchas de jamón de York vegano, pan de molde sin gluten y cuajada de tofu.Fieles seguidores de la recomendación de Pedro Sánchez de informarnos a través de los canales oficiales para evitar bulos e intoxicaciones mediáticas, nos quedan en la boca esas notas cítricas y esos tonos florales que deja la ingesta de la confusión más absoluta. Lo del ministro Planas mojando panko en aceite tiene un pase, e incluso se entiende. Lo de Mónica García, médica y madre, clama al cielo de los jeroglíficos y de los diagnósticos ininteligibles, pero hay que reconocer que frente al escenario de la hambruna de Gaza y aún de luto por la muerte de Iñaki Glutamato –«Todos los negritos tienen hambre y frío», himno de la hipocresía– el ‘desayuno humanitario’ que presuntamente se metió entre pecho y espalda nuestro ministro Albares merece la máxima atención como expresión del grado de perversión alcanzado por el lenguaje gubernativo, ya sea en Madrid o en Bruselas, donde se sirvió tan humanitario refrigerio.Disciplinados y comprometidos con la senda que traza nuestro caudillo, nos informamos a través de la verdad revelada por las agendas oficiales de Sánchez y de sus ministros y pájaras y nos topamos con un ‘desayuno humanitario’. En Gaza han pedido para cenar comida japonesa. La lleva un ‘rider’ de Israel de lo que sobró en Tokio, donde Planas.

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