El secretario de Organización del PSOE, Santos Cerdán , llegó este miércoles al hemiciclo del Congreso al filo de las nueve de la mañana, como a la sesión de control de cada semana. Pero no era para él un miércoles cualquiera y así se constató en la puesta en escena de un Gobierno que cuida su imagen hasta el detalle. Entró Cerdán con la hora pegada, acompañado de la plana mayor del Ejecutivo, al lado de la vicepresidenta primera y ministra de Hacienda, María Jesús Montero, y del titular de Justicia, Presidencia y Relaciones con las Cortes, Félix Bolaños. Dos pesos pesados de Pedro Sánchez respaldando a una figura puesta en la picota esta semana en diferentes medios de comunicación.La fotografía era el vivo retrato de un contraste: la cara de una moneda en la que le tocó la cruz, hace ya más de un año, a quien lo precedió como número tres socialista, el exministro José Luis Ábalos . El blanco y el negro. La reacción en el Gobierno y el Partido Socialista tras la detención de Koldo García, asesor de confianza de Ábalos en el Ministerio de Transportes, fue dar la espalda a quien lo había sido casi todo en el Ejecutivo y en la formación; alguien cuya amistad añoraba el mismísimo presidente Sánchez, como él mismo le confesó por WhatsApp en mensajes escritos en 2023 y desvelados por el periódico ‘El Mundo’.Ahora, el exministro está imputado en el caso Koldo/caso Ábalos y se sienta en el Grupo Mixto, marginado por sus hace no tanto compañeros en la bancada socialista. Una situación completamente diferente a la de su sucesor, Cerdán, quien este miércoles recibió el respaldo del Gobierno. Primero del presidente Sánchez en su cara a cara con el líder de la oposición, Alberto Núñez Feijóo, y después de distintas fuentes que no solo defendieron su honorabilidad en los pasillos de la Cámara Baja, sino que restaron credibilidad a la existencia de un supuesto informe de la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil que, presuntamente, lo implicaría en gestiones irregulares para adjudicar contratos a Acciona.Noticia Relacionada estandar Si Génova palpa el nerviosismo de un Gobierno «abrazado al lawfare para su autodefensa» Emilio V. Escudero El PP cree que el Ejecutivo abona este discurso contra los jueces ante la posible filtración de un informe de la UCO con mensajes comprometedores para CerdánEl martes, el propio Cerdán se vio obligado a salir al paso de las informaciones periodísticas que lo ponían en el disparadero. En el patio del Congreso, en unas breves declaraciones, admitió haberse interesado por la adjudicación de obras públicas, pero negó tajantemente haber incurrido en algún delito o irregularidad. De momento, según fuentes del Gobierno, sus explicaciones convencen en el Palacio de la Moncloa, donde ven un abismo entre su situación y la de Ábalos, a quien desde un principio abrieron un expediente de expulsión del PSOE.«¿Avala usted la gestión del señor Cerdán?», le preguntó Feijóo a Sánchez cuando agonizaba el tiempo de su réplica, justo después de sentenciar: «El Gobierno está vaciando la nevera de los españoles y llenando los bolsillos de los corruptos». El presidente del Gobierno, sin referirse a Cerdán por su nombre, hizo una escueta defensa de él, antes de pasar a sus habituales ataques contra el PP: «Se dedica a difamar a personas honestas».La Moncloa da por buenas sus explicaciones y niega cualquier «fractura» en torno a su figura: «No ha hecho nada delictivo»Después, en los pasillos del Congreso, donde normalmente bulle la información, pero este miércoles había mucho menos trajín del habitual, los esfuerzos del Ejecutivo se centraban en dos cosas: rebajar las expectativas sobre el embargo total de armas a Israel y transmitir «tranquilidad» respecto a la situación de Cerdán. Curiosamente, el Gobierno y el PP se acusaban respectivamente, tanto desde los escaños como después en ‘petit comité’, de haber caído en una espiral de «nerviosismo»: uno por los casos de corrupción que se le amontonan, otro por ver cómo la legislatura continúa su curso a pesar de todo.«Es un tipo estupendo»«No hay ninguna fractura en torno a Santos Cerdán», comentaban este miércoles fuentes del Gobierno, que remarcan la influencia de una figura que es vital para el aparato socialista: «Es una figura fundamental del PSOE. Sé que el PP esperaba nerviosismo, pero no ha pasado». «Es un tipo estupendo y hasta que se desmienta, no ha hecho nada delictivo ni incorrecto», sentencian en la Moncloa, desde donde repiten la palabra «tranquilidad».Otro argumento en el que insisten desde el Ejecutivo es en que hay una estrategia de «acoso, asedio y derribo» desde lo que se ha venido a llamar como la derecha judicial, política y mediática. Esa teoría del ‘lawfare’ –supuesta guerra sucia judicial– que abrazó Sánchez –y con él todo su partido– cuando trascendió la investigación a su mujer, Begoña Gómez, por presunto tráfico de influencias. Ese «acoso, asedio y derribo» lo volvió a definir Sánchez, como la semana pasada tras filtrarse sus wasaps, como «casquería». «Ustedes, en la oposición, con la casquería, y este Gobierno, a hacer avanzar a España», le reiteró a Feijóo, a quien volvió a acusar de hacerse con el mando de Génova 13 «tapando la corrupción de Ayuso». Su novio, Alberto González Amador, está acusado por dos delitos fiscales, pero no hay ninguna causa abierta contra ella.Morant usa el Congreso para hacer campaña El Congreso volvió a convertirse este miércoles en tarima electoral. No por la confrontación entre Gobierno y oposición, sino por el uso que hizo el PSOE de su cupo de preguntas durante la sesión de control para que Diana Morant hiciera campaña en Valencia y arremetiera contra Carlos Mazón y su gestión de la dana. «¿Dónde estaban [el 29 de octubre del año pasado] los que siguen ocupando el Palau de la Generalitat?», le preguntaba la socialista Teresa Trenzano a la ministra de Ciencia. «No estaban porque Mazón decidió desaparecer y ahora prefiere mentir», respondió esta. Informa Patricia Romero .La secretaria general del PP , Cuca Gamarra, intentó que Montero aclarase cómo se concedió el multimillonario rescate de la aerolínea Air Europa, dado que el 16 de julio del 2020 la exvicepresidenta Nadia Calviño y Ábalos la mencionaron en un intercambio de mensajes sobre esa operación. La vicepresidenta contestó con la condena por la Gürtel y las obras de Génova pagadas con dinero negro. El popular Elías Bendodo probó suerte por tercera vez al preguntarle de nuevo si se había reunido con Víctor de Aldama, comisionista del caso Koldo, y entonces el foco voló a los interinos en Andalucía. Las explicaciones escasearon el día que el Gobierno cerró filas con Cerdán.

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