Daniel Lacalle: «Sánchez es el ejemplo de un Ejecutivo que abraza todo lo peor del nuevo orden mundial»

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Daniel Lacalle: «Sánchez es el ejemplo de un Ejecutivo que abraza todo lo peor del nuevo orden mundial»

El economista Daniel Lacalle (Madrid, 1967) ha presentado estos días en la Fundación Rafael del Pino su nuevo libro «El nuevo orden económico mundial». En él denuncia el totalitarismo y la voluntad de controlar a la sociedad que se esconde detrás de medidas ‘buenistas’ vinculadas al progresismo y la socialdemocracia en los «Estados depredadores», con España como uno de los mejores y más tristes ejemplos de hasta qué punto se han recortado las libertades de la gente en nombre de, precisamente, la libertad y la paz social.—Habla en su obra del Estado depredador en contraposición con el del bienestar, conceptos antagónicos pero que en el nuevo orden económico mundial cobran más relevancia que nunca. ¿Cómo es posible que dado el nivel de desarrollo actual haya cada vez más Estados depredadores?—Es muy fácil utilizar la excusa del estado del bienestar para generar el bienestar del Estado. Es la utilización de unas estructuras democráticas y de todas las instituciones aparentemente independientes para perpetuar un sistema burocrático que en vez de facilitar y servir a ciudadanos, familias y empresas, los utiliza como cajeros automáticos, haciéndoles cada vez más dependientes, y a los que solo les queda aceptar lo que esa nueva casta feudal les otorgue, aunque sea empobrecimiento y promesas que luego no se cumplen.—¿Pero los ciudadanos no advierten esa situación?—Hay un una enorme cantidad de ciudadanos muy descontentos y que no perciben esa bonanza económica de la que nos habla el Gobierno. Pero los mecanismos que tiene la sociedad civil para enfrentarse al avance de ese Estado depredador son muy pocos. Las instituciones independientes se utilizan para atacar, silenciar y vetar al que piensa distinto, y ante esta situación la mayor parte de los ciudadanos simplemente bajan la cabeza e intentan sobrevivir.—¿Es España entonces un Estado depredador?—Claro. Desde la llegada de Pedro Sánchez al poder ha llevado una estrategia absolutamente calculada para convertir a los votantes españoles en clientes rehenes. Primero, disparando los impuestos y utilizando la inflación para aumentarlos aún más, lo que les empobrece en términos reales y desdibuja la clase media, reduciendo además la capacidad de crecer de los autónomos y de las empresas pequeñas. Segundo, dopando el PIB vía gasto público, vía deuda y aumentando masivamente la inmigración, que es una estrategia típica de un Estado depredador, y con una inmigración ilegal como factor de opresión a los contribuyentes. Y por último, esa demolición lenta pero inexorable y constante de las instituciones independientes, utilizándolas para intereses específicamente personales.El Gobierno de Pedro Sánchez es un ejemplo perfecto de un Ejecutivo que abraza todo lo peor del nuevo orden económico mundial. Un gobierno omnipresente que toma el poder de las instituciones independientes, intenta silenciar la libertad de expresión y cancelar y vetar a los incómodos, dispara impuestos y empobrece a los ciudadanos mientras maquilla y disfraza las cifras titulares con gasto público y deuda para vender un éxito económico que ningún ciudadano percibe.—Si no se pone remedio, ¿España puede acabar siendo una economía con ciudadanos mayormente pobres?—España es ya una economía pobre con ciudadanos pobres. El PIB per cápita es más pobre que el del Estado más pobre de Estados Unidos. Es esencial que se revierta la situación y solo se podrá revertir con políticas de oferta, orientadas a derogar lo que llamamos sanchismo. El gran problema es que lo que se busque sea heredar el sanchismo y hacer solo un cambio cosmético. Eso no sirve. Lo que hay que hacer en España es exactamente lo contrario a lo que se ha hecho desde desde 2008, que es constantemente utilizar a las empresas y a los contribuyentes como cajeros automáticos de un Estado que es cada vez más grande y del que, sin embargo, no percibimos que tengamos mejores servicios, más bien todo lo contrario. —¿Cómo hacer ese cambio?—Urge que la oposición ofrezca a los ciudadanos un proyecto de España. Pero no con incentivos perversos, como los que tenemos ahora, sino un proyecto de país de crecimiento de verdad, en el que las microempresas y pequeñas empresas, que son la inmensa mayoría, crezcan y se conviertan en grandes y, por supuesto, que no se trate a las que son ya grandes empresas como las malvadas de la película; que se defienda a los autónomos, que no se utilice la fiscalidad para compensar los excesos y la falta de eficiencia del Estado… Poner a familias y empresas como los motores de crecimiento de la economía.—Reitera Sánchez que España va como un cohete—Si Bruselas sigue permitiendo al Gobierno español continuar con unos desequilibrios fiscales tan grandes que tras disparar los impuestos y disparar la recaudación, el déficit estructural de España no solamente no se ha reducido sino que ha aumentado, es literalmente «tirar de la tarjeta de crédito de otro». Es evidente que España no va como un cohete. Con las cifras oficiales en la mano es, por ejemplo, el país con la mayor tasa de paro de la Unión Europea y de todo el mundo civilizado, a pesar de nuestras cifras récord de turismo, uno de nuestros indiscutibles motores económicos. También es muy importante recordar el bajísimo crecimiento de la productividad en España, casi única en Europa. —¿Cómo puede permitir la Comisión que su cuarta economía se convierta en un Estado depredador?—Con una Comisión Europea como antaño, garante de la ortodoxia, lo que está ocurriendo en España jamás hubiera ocurrido. La Comisión hoy está literalmente entregada a una especie de activismo político que no tiene nada que ver con su objetivo. Está permitiendo a Sánchez acciones que en sus primeros momentos no le hubiese permitido nunca, como el descarado asalto a las instituciones y a la economía. A Hungría se le penaliza y a España se le premia. Por eso hablo en mi libro de esta política del Estado depredador, en el que los burócratas que quieren perpetuarse en el poder utilizan al tonto útil de la ultraizquierda. No es una casualidad que se blanquee las políticas de ultraizquierda mientras se habla constantemente de un supuesto mal que llega, la ultraderecha. —Pero eso está cambiando radicalmente en Europa—Por eso soy optimista, tal y como explico en el libro, la agresividad y la obsesión autocrática de los líderes de los Estados depredadores viene precisamente por la evidencia de que la sociedad civil se está moviendo, y eso es una demostración de su debilidad.—¿Es la globalización es lo que nos lleva al camino del éxito como sociedades, por la libertad de expresión, progreso económico y enriquecimiento de todo el planeta?—La globalización ha permitido que centenares de millones de personas salgan de la pobreza. Es la cooperación entre naciones soberanas dentro de unos baremos de libertad económica. A mí no me gusta el término globalismo, y sí me gusta mucho más, y por eso lo uso, el término estatismo. Lo que la gente critica de la globalización es el estatismo, la decisión de burócratas de distintos países que se juntan en organizaciones internacionales perpetuar sus privilegios a costa de la clase media, los contribuyentes. —En España, ¿si seguimos en el camino en el que nos ha colocado el actual Gobierno, acabará por desaparecer la clase media?—Como concepto estadístico no desaparece porque es la media de lo que hay. Ahora bien, lo que está haciendo el Gobierno es empobrecer a todo el mundo. De hecho, hemos llegado a la aberrante situación de que exista un debate en España en el que te convencen, políticos y medios afines, de que si ganas 30.000 euros al año, eres rico. La destrucción de la clase media no es una casualidad, es una política. Y la razón por la que hay gobiernos que quieren destruir la clase media es porque es crítica, formada, tiene libertad económica, exige más y por lo tanto es incómoda. Entonces, destruir la clase media vía fiscal, normativa y vía inmigración ilegal, es una política con un objetivo muy claro: acabar con ella. Los políticos aducen que la globalización ha sido la que progresivamente ha traído precariedad y desempleo, cuando lo han traído ellos.—¿Son Estados Unidos o China espejos dónde mirarse el resto del mundo?—No deberíamos estar mirando ni a Estados Unidos ni a China. Tendríamos que ser capaces de desarrollar democracias liberales por nosotros mismos. Sin embargo, el modelo chino es muy atractivo para los estadistas de un Estado depredador. ¿Por qué? Porque es un modelo de control social en el que tienes completa y absolutamente subyugada a la población y en el que además te puedes inventar el producto interior bruto, por ejemplo. No obstante es verdad que Estados Unidos es el único país junto con el Reino Unido que tiene de verdad una Constitución hecha para defender al ciudadano de su Gobierno. Estados Unidos es un país hecho por libertarios que han luchado contra los gobiernos. El poder del Gobierno sobre los ciudadanos es bajísimo. Pero eso no tiene por qué ser el espejo en el que mirarnos. Tenemos unos burócratas de Estados depredadores que miran a China y lo que les gusta de ese país es el control de capitales y el control social y miran a Estados Unidos y lo que les gusta es el proteccionismo, que por otro lado no es una novedad de la administración actual. —Parece que cada vez más cala entre los europeos la idea de que es mejor estar fuera de la Unión para no perjudicar cada cual a su economía. ¿Qué hemos hecho mal en la Unión Europea para no terminar de cuajar un espacio único con el que competir con EE.UU. y China, los dos grandes bloques económicos mundiales? ¿Llegaremos algún día a ser un verdadero competidor al mismo nivel?—La Unión Europea es el mayor éxito político de la historia después de los Estados Unidos. Es unir en cooperación a países cuya historia era matarse entre ellos. Y el euro es el mayor éxito monetario de la historia, la única moneda de reserva del mundo que tiene riesgo de ‘redenominación’ y ahí sigue. Pero la Unión Europea se ha convertido en un modelo de imposición burocrática. En vez de ser para lo que se creó, para defender a la industria, la ganadería y la agricultura, lo que ha hecho es cargarse la agricultura, la ganadería y la industria. Eso solamente lo puede conseguir un burócrata. La Unión Europea lo que tiene que hacer es darse cuenta de que tiene que ser un modelo en el que se saque lo mejor de cada país miembro, y que entienda las preocupaciones de los ciudadanos en vez de ignorarlas. No en vano, un tercio del Parlamento Europeo son ya partidos que muestran descontento. Los partidos socialdemócratas ya están perdidos para la causa, porque esos se han abrazado a la ultraizquierda, pero si los partidos de centro-derecha no se dan cuenta de que tienen que abanderar las preocupaciones de los ciudadanos, no las imposiciones de la burocracia, van a desaparecer. Y lo triste es que con ello va a caer la Unión Europea, porque es mucho más fácil romper la baraja que reformarla.—Afirma usted en su libro que «sin energía abundante y barata no hay liderazgo económico, y sin poder tecnológico no hay liderazgo en productividad y, con ello, en progreso social». ¿Nos hemos equivocado en mover la economía mundial alrededor de la energía y el medio ambiente?—No, no nos hemos equivocado a la hora de tener como objetivos respetar el medioambiente y cuidarlo. Eso está muy bien. El problema es utilizar causas que todos defendemos, la igualdad, los derechos de las mujeres, el medioambiente, etcétera, como caballo de Troya para intervenir directamente. Las empresas son las que tienen que decir «se acabó».—¿Qué le parece la política económica de Donald Trump? ¿Ha sido correcta la respuesta de los países, sobre todo los de la Unión a la, digámoslo así, locura arancelaria de Trump?—Lo que ha ocurrido ha sido una combinación de arrogancia e ignorancia. Durante meses todo el mundo repetía que bajo ningún concepto iba a ganar Donald Trump una segunda vez las elecciones a su país. Eso es arrogancia. Ignorancia es no escuchar y leer lo que lleva diciendo el presidente Trump toda su vida y no entender que sus actos son parte de un proceso de negociación. ¿Y quién ha entendido mejor la posición de Trump? México y, sobre todo, Reino Unido, que llegó a un acuerdo rápidamente y salió ganando, ¡y con un Gobierno laborista! El único arma que tiene Estados Unidos es el de amenazar con aranceles, lo que no es una novedad. Parece que nos hayamos olvidado de los aranceles del expresidente Ronald Reagan con Japón. O de los aranceles de Clinton, de los aranceles de Bush, de los aranceles de Obama, que fue el que más aranceles impuso de todas las administraciones previas, y, sobre todo, que parece que hemos vivido cuatro años de amnesia, porque todos los aranceles de la administración Trump los mantuvo y los aumentó Biden.Toda la narrativa de lo malo que es Trump y que lo que quiere es volver a 1930 ha sido demolida por el acuerdo con Reino Unido y por el acuerdo con China y con el resto de países, lo que demuestra que lo único que quiere es negociar. Ahora que la Unión Europea que tenía la mejor excusa para llegar al acuerdo más rápido y más efectivo, que era el plan Draghi -puesto que el 90% de lo que pide Trump está en las propuestas del italiano-, podría haber decidido levantar todas estas barreras que son un detrimento para nuestra propia economía. Pues todo lo contrario, lo que dicen los negociadores de la Unión Europea es que la regulación y la legislación no se tocan. La Unión Europea lanzó a bombo y platillo su brújula para la competitividad, y no se ha hecho absolutamente nada. Tenemos que ser proactivos, sobre todo por una cosa, los que queremos que la Unión Europea tenga éxito, sabemos que cualquier persona que viaje por el mundo sabe que a China la Unión Europea no le importa, que Estados Unidos no necesita a la Unión Europea y que como la Unión Europea no se despierte y levante sus barreras comerciales, sus barreras regulatorias y sus barreras a las empresas, va a hacer el daño colateral de un acuerdo inevitable entre los otros dos.—Pues tenemos presidenta de la Comisión Europea para rato porque acaba de ser reelegida, ella y su renovado equipo… ¿Quién la puede hacer cambiar, las empresas?—Las empresas son las únicas que se lo pueden hacer cambiar. Han estado tragando con una regulación absolutamente absurda que además se le exime a China, a Marruecos. La UE mantiene enormes aranceles a los productos energéticos de Estados Unidos y mientras tanto registramos récord de compras de gas natural ruso. Mientras está acusando a Estados Unidos de que tiene una especie de alianza con Rusia cuando el que está financiando a Rusia es la Unión Europea comprando un gas natural que le podía comprar a Estados Unidos.—¿Cómo ve situada a España en el nuevo orden económico mundial? ¿perdida?—No, no. No está perdida. Desafortunadamente, el Gobierno de España ha tomado la decisión consciente y no democrática, porque no la ha votado nadie, de alinearse con todas las dictaduras del mundo y con todos los regímenes teocráticos, antidemocráticos. Ha tomado la decisión consciente de ser el la punta de lanza que blanquea a las dictaduras y a los regímenes antidemocráticos. Entonces, cuando el presidente Trump dijo en broma aquello de esto son de los brics, ¿no?No lo decía, no lo decía por equivocación, lo decía por el gobierno con quién se está alineando y yo creo que eso es una equivocación que nos va a pasar factura durante muchísimos años. de esta política energética fallida de o loca, no sé cómo llamarla de de este gobierno. Yo lo llamo activismo de PowerPoint. Es es una visión de la energía completamente falsa, ideologizada y en la que no se tiene en cuenta nada de los tres pilares básicos que tiene que tener una política energética, que son la seguridad del suministro, la competitividad y el respeto al medio ambiente, ¿de acuerdo? ninguno.Y cuando digo ninguno es porque la tercera pata de un gobierno que se las da de verde, no podemos olvidar que su supuesto gran éxito energético ha sido multiplicar las importaciones de gas natural licuado ruso. Yo lo repito mucho porque no se dice por ahí. Me parece una aberración. No se puede tener seguridad de suministro y competitividad con un mix energético volátil e intermitente. Es imposible. Y se ha demostrado con el apagón. Y además, la quimera de que esto se va a solucionar con baterías, no tiene ningún sentido cuando sabes que esas baterías tienen dos horas de independencia. No puedo entender que la gente se lo haya creído.

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