¡Qué duras son las resacas en corridas descafeinadas!

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¡Qué duras son las resacas en corridas descafeinadas!

La sombra de Málaga era alargada en Madrid. Correosa la resaca tras aquel toreo de infinita pureza, de tan hundidas raíces, de cargar la suerte con toros que poco regalaban. El impacto de Saúl ‘Emociones’ Fortes se extendía en los tendidos, llenos esta vez frente a la más rácana entrada de la tarde en la que se cantó la grandeza, en la que el ‘tuitendido’ ardió -aunque no tanto el trasiego por la ventanilla de boletos-. El 21M fue cortesía de un diestro en plena madurez, y a la vez frescura, artística. Sin embargo, el clamor de sus faenas -ya lo arrastraban las dos soberbias actuaciones en su tierra natal- no se correspondió con el clamor popular: el de la taquilla. Y ahí llega la otra parte: desde aquí pedíamos la inclusión de Fortes en todas las ferias, con una respuesta empresarial: emociona, pero no convoca lo suficiente. Y la realidad es que eso mismo hubiese sucedido con la veterana terna de este jueves en Las Ventas, que en otra plaza no hubiese colgado ni de lejos ese ansiado ‘No hay billetes’. Se notó la profesionalidad de los toreros, pero con una corrección política que apenas decía. Nada ayudó la corridita de Alcurrucén, tan falta de casta, noblota, pero sin esa chispa necesaria en la capital. La que sí había logrado Fortes con su lote medio, apostando de verdad. Hubo un desfile de técnica impecable, de corrección envuelta en vestidos de luces. Era lo único chispeante, y eso que el fervor madrileño no perdía la esperanza de asistir a una de esas tardes de gloria que ha dado la ganadería de la familia Lozano, con toros para el recuerdo. Ahí quedaban las Puertas Grandes también de Sebastián Castella y Miguel Ángel Perera, que ya las quisieran otros… ¡Vaya números! Pero por h o por b fue imposible sacudir el letargo de una corrida sin pasión. Ausente, señores, completamente ausente. Y sin la apasionada chispa, ya saben, no hay paraíso.Una armonía casi más anovillada que sevillana traía el primero, con los cuatro años recién cumplidos. Qué templadito embistió en el capote, por lo que Castella quiso que lo cuidaran. Tan noble como soso era Chuflón, que pedía la media altura. Y la faena, más allá de ese principio por alto sin moverse, no dijo nada. En otro escenario, sí; en Madrid, nones con este alcurrucén, brindado a López Gibaja. Tras devolver al titular cuarto, la figura francesa tuvo enfrente al sobrero de Zacarías Moreno -con más transmisión y buenas opciones por el zurdo-, en una labor de unidad de terrenos total, con más contenido que la anterior -con unos destacados naturales-, aunque no lo suficiente como para que cuajase la petición de oreja. Los saludos fueron suficiente premio. Noticia Relacionada estandar No Alberto Núñez Feijóo: «La defensa de los toros es un reclamo por la libertad» ALICIA P. VELARDE El presidente popular acudió a la corrida de este jueves en la que Las Ventas volvió a gozar de los tendidos llenosRector se llamaba el colorado segundo, más altote, pero de agradable cara, al que Perera mimó en el saludo. De más riesgo que brillo serían las ceñidas chicuelinas de Luque en el quite, que no pareció sentarle bien al colorado, como tampoco el tercio de banderillas. Mejor embroque que salida tenía, con ese derrote que Miguel Ángel trataba de limpiar, evitando que tocara las telas. Faena de estructura espléndida, en la que intercaló ambos pitones, pero en la que solo respondió el público en unos naturales y en esa ronda diestra en la que llevó muy tapada la embestida.No lo vio claro el extremeño con la espada. Y menos aún con el quinto, después de que le mandase una tarascada al quedarse al descubierto. Perera, un torerazo, no atraviesa su mejor racha con la tizona, que le está privando de muchos triunfos. No fue el caso: ni con su primero, de viajes desiguales, ni con el desentendido quinto, al que picaron muy trasero. Desde una barrera, acompañado por Alberto Núñez Feijóo, no perdió detalle del comportamiento del lote su suegro, el Niño de la Capea, que la próxima semana descubrirá un azulejo en la Monumental. Feria de San Isidro Monumental de las Ventas. Jueves, 22 de mayo de 2025. Duodécima corrida. Cartel de ‘No hay billetes’. Toros de Alcurrucén y Zacarías Moreno (4º bis, el de más opciones), desiguales de hechuras (hubo baile de corrales), sin exageraciones en general; noblotes, pero deslucidos y sin chispa; sosos y descastados en conjunto. Sebastián Castella, de tabaco y oro: estocada baja (silencio); estocada caída con derrame (petición y saludos tras aviso). Miguel Ángel Perera, de azul marino y oro: pinchazo hondo, estocada que hace guardia y tres descabellos (silencio tras aviso); tres pinchazos, estocada corta caída atravesada y descabello (silencio tras aviso). Daniel Luque, de verde oliva y oro: media desprendida perpendicular (saludos); estocada tendida (palmas tras aviso).Engatillado el guapo tercero, conocedor de los corrales maestrantes y venteños. Se le notaba su expresión cinqueña, y con fenomenal expresión abrió su pieza Daniel Luque, con la intención de remontar su triste comparecencia anterior. No hubo modo, pese a su empeño, a su hilván y a su asiento. Pero tanta facilidad no calaba y el largometraje no colaboró. Exprimió con firmeza la movilidad del sexto, que metió la cara, por momentos, por la mano del tenedor. Pero la tarde ya se había precipitado al «¡pum-pum, petardo!», que resume la sensación del tendido en jornadas así. Tanto se alargó el tostón que algunos dudaban si quedarse ya en su asiento para ver a Roca Rey…

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