La china ‘Resurrección’, una impresionante lección de cine en el Festival de Cannes

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La china ‘Resurrección’, una impresionante lección de cine en el Festival de Cannes

Era difícil de prever, pero el chino Bi Gan acaba de presentar en la competición la película más original, ambiciosa, visualmente hipnótica y difícil de roer de lo que llevamos de Festival . Se titula ‘ Resurrección ‘ y es la tercera que hace, un prodigio de lenguaje, técnicas sorprendentes, riesgo argumental y pretensiones artísticas. Dura muchísimo, 160 minutos, pero aún se tardaría más en el intento (probablemente vano) de explicarla en detalle. Trata nada menos que de ¡todo!, todo el siglo, todo el cine, todo el ser humano, todo el poder evocador de los sueños…, arranca como en cine mudo y se articula en largos planos y en una estructura no exactamente capitular, pero que sí pasa de una historia a otra, de un movimiento cinematográfico a otro, de los destellos de una película a los de otra. Personajes, ideas, escenarios, juegos de luz, música, todo se arremolina y cumple su función hipnótica.Bi Gan construye su ‘Resurrección’ sin miedo a perder al espectador, aunque le ofrece decenas de sugerencias que aluden a la vida y al cine, desde ‘ El regador regado ‘, al expresionismo, al cine negro, a emociones que ya estaban en Tarkovsky o en ‘ Drácula ‘. Y el espectador, aun perdido, porque no hay modo de seguir todas las notas de esa orquesta sinfónica, siente la atracción que le produce lo que está viendo, y hay tramos con un exceso de fantasía y otros de enorme realismo, como el del niño adivinador de cartas.Es una película de notabilísimo esfuerzo compartido, el mayor, sin duda, el de este director que no se protege ante el plano secuencia, que ha debido sufrir un auténtico infierno (el placer de los cineastas) durante la construcción del set, el rodaje y el montaje; pero también un enorme esfuerzo del espectador, que parpadea y se lo pierde, y de sus actores, en especial de Jackson Yee y de Shu Qi . Es una de esas películas ante las que hay que agachar la cabeza, por su precisión técnica y por su altísimo contenido estético, aunque para entrar en las emociones y reflexiones que sin duda busca hay que tener un aspirador en la mirada, o verla más de una vez. Y ya se sabe, si la emoción no llega al primer vistazo, malo. Sobre el impacto que causó en su pase de prensa aquí en Cannes no se puede garantizar nada, pues más de media sala se escabulló hacia la puerta de salida. Y sobre el impacto que pueda causar en el Jurado, pues aún hay menos garantías. Vaya usted a saber.El otro título en competición fue ‘ Mother and Child ‘, del iraní Saeed Roustayi , que hace un cine ‘distinto’, más de género, digamos, y que tiene títulos como ‘ La familia de Laila’ o ‘ La ley de Teherán ‘. También fue condenado a seis meses de prisión por su oposición al régimen, lo cual no le ha librado de que llegara al festival una carta de ‘cineastas iranís independientes’ criticando la selección de su película por haberse plegado a las normas de censura (al parecer, porque las actrices llevan el dichoso ‘hiyab’). Bien por los cineastas iranís independientes, a los que también les gusta señalar y prohibir.Noticia Relacionada estandar Si El Festival de Cannes rompe su rutina y tendrá dos películas españolas en la competición Oti Rodríguez Marchante ‘Romería’, de Carla Simón, y ‘Sirat’, de Oliver Laxe, estarán en la lucha por la Palma de Oro’Mother and Child’ es un melodrama en toda regla, con unos personajes, madre, hijo, suegro, novio, hermana, profesor…, en fin, todos, que resuelven los muchísimos conflictos que tienen de la peor manera posible; no son mala gente: son infumables y lo peor. La protagonista, Parinaz Izadyar , que trabaja habitualmente con Roustayi, es un prodigio de actriz y lleva todo el peso de los muchos dilemas morales que afronta con fuerza mayor.

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