La vacuna española contra la tuberculosis a la que le faltan 22 millones de euros

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La vacuna española contra la tuberculosis a la que le faltan 22 millones de euros

Los microbiólogos canadienses lo llaman «la misión» y es que el hallazgo de una fórmula prometedora que proteja y frene la transmisión en bebés, adolescentes y adultos de la infección más letal del mundo también en sus formas respiratorias es un trabajo de gigantes que se realiza, por personas algo más menudas, desde un pequeño rincón de la calle Domingo Miral de Zaragoza. Se abre la puerta 18 –’Micobacterias’– al fondo de la planta suelo y se localiza el laboratorio de seguridad biológica de la Facultad de Medicina de la Universidad (Unizar) desde la que se obrará, si nada lo impide, esa «misión» de objetivos tan grandes (y altruistas). Pero falta el impulso final. Que «alguien más» crea en el proyecto, aunque ya son unos cuantos, desde la Fundación Bill y Melinda Gates, hasta Open Philanthropy, fondos europeos o el banco de desarrollo alemán KfW, entre otros, agradece el médico y catedrático de Microbiología Carlos Martín Montañés , líder del equipo. Lamenta, aun así, que «al científico no le gusta hablar de dinero ni de tiempo», pero tiene que hacer lo primero después de haber invertido los últimos 33 años en crear una vacuna contra la tuberculosis que llegue a todo el mundo. En concreto, la vacuna que capitanea el doctor Martín en Aragón se encuentra en la última fase (la III) del ensayo para recién nacidos y en la 2b para adultos. El estudio con 99 bebés en Sudáfrica ha demostrado que MTBVAC es segura, pero faltan unos 22 millones de euros para completar esta investigación, que aspira a demostrar una eficacia un 50% mayor que la única vacuna autorizada en la actualidad, la BCG (Bacilo de Calmette y Guérin), en esos recién nacidos.Hace 17 años, la compañía Biofabri, que pertenece al grupo biofarmacéutico Zendal, echó el resto, siendo además una empresa especializada en vacunas para animales –su CEO, Esteban Rodríguez, es veterinario–. Biofabri se ha implicado en el desarrollo de la inmunización, abriendo dos fábricas en Galicia y otra en Portugal para que, en el momento del OK se empiece a distribuir, merced a la alianza con la brasileña FAP y la india Bharat Biotech, también en Suramérica y Oriente. Según Rodríguez, ese instante esperanzador será a partir de 2028, cuando concluyan los ensayos y los trámites regulatorios, y empiece su comercialización en 2029. La historia de la vacunaAhí se situaría el final (o el inicio) de este milagroso avance científico. La carrera ha sido, no obstante, muy larga. De hecho, parte del Instituto Pasteur en la vecina Francia y el grupo de la doctora Brigitte Gicquel . Martín trabajó con ella entre 1987 y 1992 y adquirió su destreza en el diagnóstico rápido por PCR de tuberculosis con herramientas de biología molecular. Gicquel traza una nueva línea de investigación que sigue Martín en Zaragoza: tomar una cepa de la bacteria Mycobacterium tuberculosis e inactivar el gen que la hace contagiosa mediante ingeniería genética. «Es como cuando Fernando Alonso comenzó con Renault: la ingeniería es francesa pero el piloto es español », bromea Martín, consciente de hasta dónde ha conducido este vehículo. El descubridor de la cepa humana El médico Carlos Martín es quien desde 1987 en el Instituto Pasteur y 1992 en la Universidad de Zaragoza trabaja en una vacuna universalLa vacuna actual contra la tuberculosis existe desde hace más de un siglo. Necesita reemplazo. BCG se utiliza desde 1920 contra la peor infección, según acaba de describir la Organización Mundial de la Salud (OMS) en el informe ‘Global Tuberculosis Report 2024’, pues provoca 1,25 millones de muertes y que 10,8 millones de personas enfermen cada año. La bacteria puede sobrevivir en el organismo mucho tiempo hasta que el sistema inmunitario se debilita. Se estima que el 20% de la población está afectada aunque sin síntomas de infección activa . La transmisión se produce por el aire, al hablar, toser o estornudar. La centenaria BCG solo protege a los bebés y niños más pequeños frente a las formas más graves de la infección, como la meningitis tuberculosa , si bien su eficacia disminuye mucho en adolescentes y adultos, precisamente los grupos en los que la tuberculosis pulmonar y respiratoria –la forma más común y transmisible– es más frecuente . Además, la protección que brinda tiende a perder eficacia con el tiempo y tampoco detiene la transmisión de la enfermedad. Fue creada a partir de una cepa de la bacteria que produce tuberculosis en las vacas.El Instituto Pasteur y la Unizar, por primera vez, comienzan a estudiar la infección a partir de una cepa humana. El momento crítico de la investigación de «esta primera vacuna humana» se registró en los años 90, con un brote muy agresivo y multirresistente que mató a cien personas en España. Con poco escándalo y sin publicidad, Martín analizó muestras de los pacientes llegadas de Málaga o el Ramón y Cajal de Madrid y comprobaron que «solo se daba en personas con sida y eran de la misma cepa. También que llegaban al hospital, se les trataba con antituberculosos, al mes estaban recuperados y a los dos o tres meses morían», explica el doctor a ABC . Martín comprobó que había un gen sobredimensionado y lo extrajo de la bacteria en el laboratorio. «Nadie se creía que era un gen implicado en virulencia», contrasta. Y ahí germinó la MTBVAC española.De las 700 vacunas candidatos en 2000 a luchar contra la tuberculosis en estos momentos hay quince en ensayos clínicos. Solo tres vacunas profilácticas están en fase III: MTBVAC, M72/AS01E –«con diez veces más de financiación que nosotros», reseña el microbiólogo, porque tienen detrás el fuerte impulso de la Fundación Gates– y VPM1002. Cada una sigue una estrategia diferente para mejorar la prevención. La mejor posicionada hoy por hoy es MTBVAC porque ofrece una protección más completa y en mejores condiciones de uso: la española protege ante la enfermedad de tipo pulmonar y corta la cadena de transmisión; es monodosis, se guarda a 4ºC durante un año o dos y, por el acuerdo firmado entre Unizar y Biofabri, se distribuiría de forma «equitativa, accesible y universal, a un precio limitado», destaca el ‘padre’ de la criatura.El escollo del CovidEn este camino, el Covid representó un gran obstáculo y retrasó mucho la solución en los últimos años: han pasado 24 meses desde que se inoculó la vacuna al primer bebé hasta la número 99. Desde 2022, cuando se inició el ensayo en Sudáfrica, Senegal y Madagascar, más de 4.000 recién nacidos de un día han sido vacunados. La idea es completarlo a 7.500 para lo que se necesitan dos años y dos más de seguimiento (y los 22 millones). El ensayo en fase 2b cuyos resultados de eficacia no se han publicado aún se prueba en 4.200 adultos y jóvenes en Tanzania, Kenia y Sudáfrica. En India va a comenzar la fase III con 30.000 personas, porque «este país tiene un tercio de los casos globales». Junto a Indonesia, China, Filipinas y Pakistán concentran más de la mitad de los enfermos del planeta. «Es la primera vez que la agencia suiza del medicamento autoriza que se pruebe un producto así en África –dice Martín, recordando las fatales consecuencias que recreaba el film ‘El jardinero fiel’–. Nos costó 7-8 años demostrar que nuestra vía de inactivar el gen funcionaba; tenemos 15 tesis en laboratorio y cien trabajos que lo avalan. Estamos cerca de la meta», resume, sin omitir que ha estado tentado alguna vez de tirar la toalla. De padre pucelano y madre maña, reconoce que el empecinamiento aragonés le ha ayudado en la travesía.Llegados al esprint, el doctor laureado con la Medalla Justicia de Aragón en 2021 por una vacuna que promete «el bien común» asume que, pese a que los organismos públicos llevan desde 1992 apoyando su solución con «buenas palabras y voluntad», a la hora de hablar de dinero todos echan a correr, objeta. Recuerda que en 2009 el Congreso de los Diputados aprobó por unanimidad apoyar el desarrollo de vacunas contra la tuberculosis y eso no «dura solo cuatro años». El pasado miércoles 21 de mayo, el doctor Carlos Martín Montañés expone el avance de su vacuna ante los mayores científicos expertos en tuberculosis del mundo, en el espacio CaixaFórum de Zaragoza RAMÓN COMETSin ir más lejos, el pasado 15 de mayo hubo una reunión en el Ministerio de Mónica García donde se respaldaron los avances dados con MTBVAC, sin ningún compromiso monetario por parte del Gobierno; y esta misma semana se han reunido 120 científicos expertos en tuberculosis en Zaragoza para presentar nuevas terapias e interceder que la medicina se halla en un momento realmente crucial para erradicar la tuberculosis. Mientras, en persecución del hito histórico, en este laboratorio trabajan «como hormiguitas» los miembros de un equipo que ha engordado, «de dos-tres personas a diez dedicadas a la vacuna, 30 investigando en micobacterias y otras 20-30 en Biofabri para el desarrollo industrial y clínico, junto a los miles de voluntarios…», repasa el responsable. Y no solo eso. Un integrante del grupo, Nacho Aguiló , utiliza MTBVAC para el tratamiento del cáncer de vejiga, por lo que el mismo fármaco podría dar alegrías en paralelo más pronto que tarde. «La epidemia de los pobres» «Si nos afectase a todos, no habría problemas de financiación. Pero es una enfermedad que mata a otros», protesta el doctor MartínMartín no se esconde: « Para el cáncer seguro que habrá dinero . En cambio, como la tuberculosis es la epidemia de los pobres, la vemos algo del pasado, pues no. Pero dile a una madre de África cuyo bebé comienza a toser dos semanas que su supervivencia no superará el año. La letalidad allí es cien veces mayor que la del Covid. Se dice que en África se vive con sida y se muere de tuberculosis». Si se cae la misión…«España no está acostumbrada a crear una vacuna, a tener un medicamento desde el prototipo en la universidad hasta la fase III –afirma–. Será la primera vez. Somos muy buenos en ensayos clínicos, pero para fármacos ya producidos por una multinacional y aquí se hace la fase III. En nuestro caso, y por eso es tan carísimo, es todo lo contrario: los ensayos hay que hacerlos en un país endémico, que tenga la tuberculosis y no haya una correlación de protección».Martín esquiva cualquier final que no sea la vacuna. Dice que entonces, por el origen francés de la investigación, descorchará champán para celebrar una vida dedicada a esta inoculación. « Si no funcionara, aprenderíamos por qué la tuberculosis protege a quien protege y por qué no a quien no, además de tener la infraestructura prevista por Biofabri para otra pandemia. La siguiente vendrá por la resistencia a los antibióticos y aquí llevamos trabajando décadas en ello». Pero antes de eso acabará la «misión».

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