Ovaciones, cánticos, manteos, sonrisas, besos, abrazos, vuelta de honor, un Santiago Bernabéu a flor de piel y un carro de lágrimas. Lloró Ancelotti, lloró Modric, lloró Lucas y lloró hasta el presidente Florentino Pérez . Tarde para la historia del Real Madrid. No todo en la vida son títulos y victorias.Una camiseta gigante de Modric en el círculo central y una pancarta, que ocupaba la zona central del fondo sur, con su imagen, la Copa de Europa y un ‘gracias leyenda’. Justo lo mismo que sucedía en el fondo norte, pero allí la imagen era la de Ancelotti y un ‘Gracias Carlo’. Así se engalanó el Santiago Bernabéu antes de que el Madrid ganara a la Real Sociedad, partido que sirvió para que Mbappé ampliara su distancia en la Bota de Oro. Victoria por 2-0 y Salah, obligado a hacer tres goles este domingo para intentar, al menos, empatar con el francés.Pero no era el día de Kylian, sino de Ancelotti y de Modric . El Bernabéu estaba más blanco que nunca, con miles de aficionados portando con orgullo su camiseta con el ’19’ y el ’10’ a la espalda. Los dos números que ha lucido Luka con tanto talento como señorío: «Ha llegado el momento que nunca quise que llegara. Ha sido un viaje largo, pero maravilloso. Le doy las gracias al club, al presidente, a todos los entrenadores durante todos estos años, a mis compañeros que me acompañaron en este camino y a todos los que me ayudaron durante todo este tiempo. Muchas gracias de corazón. Y, por supuesto, también a mi familia, sin ellos todo esto no hubiera sido posible».El croata fue agasajado con cánticos y ovaciones antes y después del partido, pero también durante. Cualquier excusa era buena. El minuto 10, un córner lanzado por él, un caño a Kubo , el penalti del 1-0 que le cedió encantado a Mbappé y que celebró con los brazos hacia arriba, sabedor de lo que significaba para Kylian… El Bernabéu y el madridismo le querrá para siempre.Pero la mayor ovación llegó en el 87. Inolvidable sus últimos segundos sobre el césped antes de abandonar el campo. Pasillo de sus compañeros, y también de los jugadores de la Real, y Kroos en el banquillo esperando para darle un abrazo que rompió el corazón del madridismo. Ahí estaban también su mujer y sus tres hijos, en un adiós con una carga sentimental de alto voltaje, a la altura de la de Toni hace dos años: «Hemos ganado mucho, hemos tenido momentos maravillosos, pero el trofeo más grande es vuestro cariño y vuestro amor. No hay palabras para agradecer todo lo que me habéis dado estos años. Me voy con algo que me gusta mucho. No llores porque terminó, sonríe porque sucedió».Eso pensó también Carletto, que como el caballero que es dejó que el alma de la fiesta fuera Luka, aunque él tuvo también su gran homenaje. Nada más acabar el partido, video en el marcador 360, ovación infinita del estadio y parlamento desde el centro del campo en mitad de un baño de lágrimas: «No penséis que es tan sencillo hablar hoy. Ha sido un honor y un placer entrenar a este club. Agradecer a mi querido presidente, Florentino. Ha sido fantástico entrenar a este grupo de futbolistas y compartir con vosotros todos estos momentos. Es una historia inolvidable», dijo Carletto antes de acordarse de los goles de Benzema ante el PSG, los de Rodrygo contra el City o el pase de Modric ante el Chelsea, y el doblete de Joselu ante el Bayern. «Nadie puede olvidar todo esto. Y yo tampoco puedo olvidar cada día que he pasado aquí. Hala Madrid y nada más. Os quiero mucho».Como también quiere Lucas Vázquez al madridismo y viceversa. Su despedida quedó en un tercer plano. Será anunciada oficialmente después del Mundial de Clubes, pero se vino abajo cuando Carlo decidió sustituirle. Lloro a moco tendido, llevándose la mano al escudo y al corazón ante el cariño de un Bernabéu en pie. Ciao Carlo, bok Luka y adiós Lucas . Historia viva del madridismo.

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