El Espanyol salva los muebles y manda al Leganés a Segunda

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El Espanyol salva los muebles y manda al Leganés a Segunda

Para quien no ha hecho los deberes, el día del examen final solo puede ser angustioso. Aunque se acabe aprobando. Trasladado al fútbol, en la última jornada no se juega, solo se sobrevive… o no. El pulso a distancia que mantenían Leganés y Espanyol por escapar de la última plaza de descenso lo acabó ganando este último, salvado gracias a los tantos de Javi Puado y Pere Milla cuando peor pintaban las cosas para ellos. Por contra, la decepción se instaló en el sur de Madrid, insuficiente su arreón final ante el Valladolid para sellar una permanencia que se perdió en una temporada irregular, incapaz de sumar dos victorias seguidas hasta hoy. Ya no se ven transistores en la grada, sino miles de móviles conectados con información instantánea de lo que ocurre a más de 600 kilómetros. Ni un segundo tardaron los aficionados de Cornellá en enterarse del tanto de Javi Hernández que abrió el marcador en Butarque. Ambos duelos, sincronizados en su inicio para evitar suspicacias, transitaban por el minuto 25 con estados de ánimo bien distintos. El Leganés, que empezaba la jornada por detrás, obligado a ganar y a esperar, mostró la actitud que se espera en alguien que camina por la cornisa. Desde el principio se volcó sobre la portería de Hein, que llegó a salvar un par de ocasiones antes de que empezase el aluvión anotador pepinero.Noticia Relacionada estandar No Y Florentino lloró de emoción en el palco del Bernabéu A. L. Menéndez El presidente no pudo aguantar la emociónAyudó al Leganés la nula predisposición del Valladolid a estorbar. El peor equipo de Primera mantuvo el tono indolente que lo ha llevado a marcharse de la categoría con treinta derrotas en el morral. Así, al gol inicial de Javi Hernández lo siguieron los de Diomande y Juan Cruz antes del descanso. Suficiente para dar su parte por cumplida y esperar noticias de Cornellà.Allí, la situación era bien diferente. Tal vez por no contar con esa urgencia inicial de la victoria, el Espanyol afrontó el partido ante Las Palmas hecho un manojo de nervios. Ni un pase bien dado, ni una ocasión de auténtico peligro… Nada que ofrecer. Solo tensa espera, tanto en el campo como en la grada, donde entre los sufridores destacaban leyendas como Raúl Tamudo o Tommy N’Kono.Lejos de la desgana del Valladolid, Las Palmas planteó la batalla que cabría esperar de un club gallardo. Las mejores ocasiones del primer acto fueron suyas. Ni siquiera el festival de goles en el otro escenario animó al Espanyol. Más bien al contrario. Al descanso se llegó entre pitos y con Manolo González, técnico perico, enfilando el camino al vestuario a paso ligero y con cara de pocos amigos.A él le tocaba la tarea de levantar a un equipo con la moral por los suelos pese a tener la salvación a un gol de distancia. Y su charla provocó que el Espanyol saliera a la segunda mitad con más revoluciones, tratando de sacudirse la angustia.Seguían las imprecisiones y la falta de ideas, pero el simple empuje sirvió para pisar en más ocasiones el área canaria. En una de ellas, Essugo derribó a Véliz, y Puado, con un temple impropio por la gravedad del momento, anotó el penalti que volvía a poner al Espanyol en Primera. Luego, Pere Milla marcó el tanto de la tranquilidad. La alegría de Butarque se desvaneció como un peso muerto. Solo un año después, el Leganés regresa al pozo.

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