Los estudiantes e investigadores españoles en Harvard respiraban ayer algo más tranquilos al saber que, en un plazo máximo de 72 horas, la Justicia paralizaría la orden por la que Donald Trump pretendía impedir el registro de alumnos extranjeros en todos sus programas educativos. Antes de que se cumplieran las primeras 24 horas del anuncio del presidente de Estados Unidos, una jueza federal bloqueó cautelarmente la orden, después del recurso presentado por la propia universidad . Pero incluso después de estas buenas noticias, muchos siguen aún en shock. Varios españoles que estudian o investigan en Harvard han preferido no hablar con este periódico , lo que da una dimensión del miedo que hay en el campus a cualquier circunstancia que pueda afectar a su estatus legal en EE.UU., en medio de las recientes revocaciones de estatus legal ejecutadas por la Administración Trump y de su agresividad contra muchas universidades.«Harvard nos había avisado de que la orden quedaría bloqueada, pero, aún así, estamos muy nerviosos », concede Gonzalo Arana, que colabora como investigador en la prestigiosa universidad desde 2023, aunque primero cursó allí un máster en Administración Pública. Arana explica que los contratos de colaboración se solían renovar cada tres años de forma automática: «En junio, si la orden no se hubiera paralizado, tendría que irme». «Automáticamente, pasamos a tener un estatus ilegal»Este investigador afirma a ABC que la universidad les recomendó el mismo jueves que evitaran salir del país de momento e incluso coger un avión para trasladarse a otro estado: « Automáticamente, pasamos a tener un estatus ilegal» . El campo principal en el que centra su estudio es la Economía y asegura que conoce a varios compañeros de Harvard, también españoles, que están trabajando en proyectos de gran relevancia y verán sus planes truncados: «Sé de perfiles involucrados en investigaciones para curar el cáncer de páncreas o sobre el futuro de la Inteligencia Artificial que van a tener que interrumpir su trabajo». Arana refiere que el número de españoles en Harvard varía mucho de un año a otro, dependiendo de los matriculados en el máster. Según se está comentando en los grupos de investigadores que estamos allí, ahora mismo habría entre 40 y 45 españoles, un pequeño porcentaje de los 7.000 alumnos extranjeros matriculados en la institución. Harvard es la mayor fábrica de premios Nobel del mundo y, muchos de ellos, han sido de fuera de Estados Unidos. Arana, sobre esta cuestión, se muestra pesimista y disgustado por las decisiones tan «ignorantes» que la administración Trump está tomando: «Están echando a potenciales premios Nobel». «Muchos están reticentes a hablar por el momento», explica David Levin, un estadounidense afincado en España y que dirige Access USA, una firma que asesora a españoles en los complejos procesos de admisión a universidades de EE.UU. «Lo que hemos visto que está pasando traspasa todos los límites de la normalidad », dice sobre las decisiones de la Administración Trump sobre Harvard y otras universidades de élite en EE.UU. «Lo más chocante es que esto para EE.UU. es como una exportación» David Levin«Es algo insólito, nunca esperábamos que fueran a ir tan lejos, a atacar tan brutalmente», dice Levin sobre la revocación de la capacidad de Harvard para registrar estudiantes extranjeros. « L o más chocante es que esto para EE.UU. es como una exportación , los alumnos que van allí supones miles de millones de dólares para la economía de EE.UU.», asegura.Según un estudio de la Asociación de Educadores Internacionales (NAFSA), el impacto económico de los cerca de 1,1 millones de estudiantes extranjeros en EE.UU. es de casi 44.000 millones de dólares al año.En Harvard, por ejemplo, pagan casi 60.000 dólares al año por sus estudios, sin contar con los gastos de alojamiento y manutención. Y, al contrario que sus compañeros estadounidenses, la mayoría no tiene préstamos ni ayudas públicas para costear sus estudios, más allá de las becas que hayan podido conseguir en sus propios países.

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