La felicidad hace que el Barça no se pregunte qué clase de Liga ha ganado

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La felicidad hace que el Barça no se pregunte qué clase de Liga ha ganado

De la casi demolición de la temporada pasada, con Xavi al mando, el equipo ha renacido con un admirable despliegue de brillantez en los buenos momentos y ha encontrado a una estrella de las que si todo sale bien puede que marque una época. Además, el entrenador Hansi Flick ha sabido, más allá de los resultados, crear una ilusión en el equipo y en la afición que esta casa no experimentaba desde los años de Pep Guardiola entrenador. Sin embargo, observada en detalle, esta Liga ha tenido muchos altibajos, como también los ha tenido la trayectoria del equipo en la Champions. Ha habido fases de auténtica desorientación, que es verdad que luego se han superado; remontadas agónicas divertidísimas, emocionantes, pero que no siempre se darán; y el eterno rival atascado en un curso de transición que ha culminado con el adiós de dos figuras tan relevantes como las de Carlo Ancelotti y la de Luka Modric. El Madrid, en su momento más bajo de la última década, con cinco bajas por rotura de ligamentos cruzados, ha quedado a tan solo cuatro puntos de este Barça que fascina y cree en sí mismo mucho más de lo que luego refleja su contabilidad.Noticia Relacionada Todo irá bien opinion Si El Barça pagará más de 50 millones al año por Lamine Yamal Salvador SostresCon una euforia más propia de los equipos que no han sido eliminados de la Champions, el Barça llegó ayer al intrascendente partido de San Mamés con la novedad, con sabor a despedida, de Iñaki Peña bajo los palos, que efectivamente no es el portero que este equipo necesita. Mucho más significativo, y preocupante para el prestigio y la integridad del fútbol español, fue que González Fuertes arbitrara el partido. Un colegiado que se permitió amenazar al Madrid en la rueda de prensa previa a la final de la Copa del Rey no tenía que permanecer ni un minuto más en la empresa. Por mucho que se retire, no merece el honor de ninguna despedida sino más bien que se La Liga disimule que lo ha tenido. Todo lo contrario que De Marcos, ovacionado en lo que también fue su último partido.En los futbolístico, el protagonismo lo tuvo Lewandowski que marcó dos goles en 1/4 de hora. El polaco ha marcado mucho esta temporada, pero no en los momentos trascendentes, porque ha estado lesionado. mucha cantidad, poca calidad. No es ningún secreto que el Barça le busca sustituto justo el año en que más va a cobrar por el perverso contrato que le hicieron Laporta y su comisionista habitual Pinhas Zahavi, manager del jugador. Tampoco es ningún secreto que los que quieren ir al Barça le contratan. O a él o a Jorge Mendes. ¿Quién es el manager de Flick?, ¿quién es el muy reciente manager de Rashford, obsesionado en jugar la próxima temporada en el Camp Nou?Los dos equipos se tomaron en serio el partido, lo que fue de agradecer porque jugaron bien al fútbol y también porque demostraron un sentido de la profesionalidad que momentos más serios les va a hacer mucha falta. El resultado no reflejaba un desequilibrio tan importante en el juego como en la eficacia. No sólo el Barcelona lo era mucho sino que los locales lo eran muy poco.La calidad futbolística fue bajando a medida que se acercaba el descanso y a pesar de las facilidades que puso el Barcelona, los de Valverde fueron incapaces de concretar ni uno solo de sus ataques. No pasa nada porque la Liga está terminada, pero un equipo que quiera hacer algo el año que viene en España o en Europa ha de jugar recordando que meter goles es el objetivo de este deporte.La segunda parte empezó con un manual de dominio del balón azulgrana, sin que la defensa local tuviera ninguna capacidad para nada más que sobrevivir. El Barça tocaba con precisión y rapidez, empezando desde el principio, el Athletic corría sin saber muy bien por qué. Eso sí: el fútbol control de Flick era tan superior como poco profundo y falto de luz en el último tramo, de modo que no se movía el marcador. Especialmente lento en las tomas de decisiones estuvo Lamine Yamal, al que lógicamente se puede perdonar un día espeso y más con todo y decidido y sin que su esplendor tuviera que ser decisivo para conseguir nada más que pasar una bonita noche en Bilbao. El partido y la Liga terminaron con un penalti sobre Dani Olmo, señalado por el VAR, que él mismo se encargó de transformar.

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