Álex Palou es historia del automovilismo. El piloto barcelonés conquistó las 500 Millas de Indianápolis convirtiéndose así en el primer español en inscribir su nombre en la selecta nómina de ganadores del ‘Brickyard’. Un triunfo trabajado, con un final plagado de emoción hasta la última curva, que permite al automovilismo nacional sumar a su colección el último de los tres ‘majors’ del motosport que le faltaba, tras Le Mans y Mónaco.Noticia Relacionada MOtogp – gran premio de gran bretaña estandar Si Podio de Marc Márquez, victoria para Bezzecchi y mensaje para Jorge Martín Sergi Font Massimo Rivola, TeamPrincipal de Aprilia, aprovecha la victoria de Bezzecchi para recordarle a Martinator que «tenemos una moto que puede ganar»La suerte la había sido esquiva hasta el momento en Indiana. A aquel niño de seis años que se subió a un kart por primera vez le faltaba un gran objetivo por cumplir. Después de no ser aceptado por el mundo de la Fórmula 1 tras varios intentos, emigró a la IndyCar en busca de una oportunidad. Una decisión que le cambió la vida. Después de una primera temporada de adaptación, suma tres títulos en los últimos cuatro años y se encamina decidido hacia el quinto, gracias al mejor comienzo de la historia con cinco victorias en las seis primeras carreras. Sin embargo, se le resistían los circuitos ovalados, entre ellos las 200 vueltas más famosas del mundo del deporte.Optó por una estrategia fría y calculadora, alejándose de cualquier posible colisión que acabara con su carrera. Integrado en el grupo de cabeza durante toda la prueba, a falta de 32 vueltas dio su último paseo por boxes, una jugada tan arriesgada como exitosa, gracias al adelantamiento final sobre Ericsson que permitió a Palou adueñarse de una primera posición que no soltó hasta ver la bandera blanca.La lluvia, invitada inesperadaUna vez completada la liturgia previa, celebrada entre el clásico recuerdo a los soldados estadounidenses caídos, los acordes de ‘God Bless America’ (Dios Bendiga a América) entonados por el tenor mexicano Arturo Chacón y el himno nacional a cargo de Natalie Grant, todas las miradas se dirigieron hacia el cielo de Indianápolis. Las primeras gotas de lluvia en toda la jornada provocaron un retraso superior a la media hora, hasta que por fin se escuchó la frase más deseada por los más de 350.000 espectadores reunidos en el ‘Brickyard’: «’Drivers, start your engines’ (pilotos, arrancad vuestros motores)».Una parroquia entregada que pudo disfrutar del saludo inicial seguido por varias vueltas neutralizadas, no exentas de la inauguración del capítulo de los abandonos, antes de que la bandera verde diera paso a las primeras hostilidades. Palou, desde la sexta posición en el exterior de la segunda fila de salida, no quiso entrar en disputas tempranas y optó por mantener la posición y el combustible. Después de sobrepasar la décima parte del recorrido, el regreso de la lluvia sacó a pista al coche de seguridad y abrió la ventana para el primer paso por los boxes. Una parada en la que al piloto barcelonés se le aparecieron fantasmas pasados, con aquel fatídico accidente con VeeKay en 2021 que frustró sus opciones de éxito, pero un atento Palou pudo salvar el monoplaza de Rosenqvist para mantenerse en las primeras posiciones.A medida que el contador de millas y vueltas descendía, eran varios los favoritos que se caían de la pugna. Entre ellos, un Sato muy lejos de la cabeza desde bien pronto y, sobre todo, Newgarden, a quien un fallo en el depósito de combustible le impidió culminar su remontada y pelear por su tercer triunfo consecutivo. Todo ello para beneficio de Palou, que afrontó las últimas 125 millas enganchado en el grupo de los líderes y salió de su último paso por el pit-lane en segunda posición, solo por detrás de Ericsson. A 14 vueltas de la gloria, el de Ganassy le arrancó las pegatinas al sueco, aunque fue incapaz de abrir hueco y el destino deparó un final de infarto. Una conclusión en la que Palou fue capaz de mantener a raya al de Andretti y cruzar en primera posición la ‘brickyard’.La euforia se desbordó en las entrañas del barcelonés, ataviado con la corona de flores justo antes de brindar con la mítica jarra de leche, entera por elección de Palou. «No puedo creerlo, vaya carrera. Estoy muy cansado pero ha sido una carrera increíble», fueron las primeras palabras de un extasiado pero inmensamente feliz piloto de Ganassy. Porque fueron 200 vueltas a más de 300 kilómetros por hora, con un final feliz en el que le aguardaban su mujer y su hija, que le hace entrar de lleno en la historia del automovilismo y del deporte español.

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