Los aficionados más toristas apostaron por la corrida de Dolores Aguirre. Colas como pocos días para entrar al sorteo por la mañana. Ilusión por una divisa que fue decayendo conforme salían del chiquero. Desiguales en sus seriedades, hasta el punto de que el cabreo desecadenó ese grito de las malas tardes cuando los tendidos demandan ¡toros, toros!Casta se esperaba y lo que sacaron los de Dolores Aguirre fue mala casta, pues quien vino cargado de valor, bravura, firmeza y disposición fue un torero colombiano que se la jugó sin cuento en una tarde a suerte o verdad. El tercero andaba con la fortaleza justa, a la defensiva, y desarrolló en un genio violento y peligroso. No le importó a Juan de Castilla, que le plantó cara con la muleta. A la primera arrancada se fue al cuerpo del torero como un obús lanzándolo por los aires y tirándole cornadas con saña. Un pitonazo le fue a sus partes, otros más por todo el cuerpo, y, como si nada, le pusieron un pantalón para tapar lo que asomaba por la taleguilla rota, se plantó con rabia a robarle muletazos de mucho más que mérito en un esfuerzo que tuvo el reconocimiento de los tendidos. Y eso que aún faltaba un estoconazo.Paso a la enfermería tras dar la vuelta al ruedo y allí le curaron un puntazo en el pene con cuatro puntos de sutura y una cornada sobre la cresta ilíaca de 15 centímetros. Y nadie dudaba que iba a salir a matar al sexto. Se fue a porta gayola y lo volvió a dar todo, pero la guerra que planteó sólo tuvo enfrente a un toro rajado. El gesto ahí queda.Damián Castaño, que se topó con un segundo noblote pero sin fuelle, puso toda la carne en el asador con el quinto, un precioso melocotón al que le robó muletazos a base de una encomiable disposición y jugándosela.Feria de San Isidro Monumental de las Ventas. Martes, 27 de mayo de 2025. Decimosexta de San Isidro. Casi lleno. Se lidiaron toros de Dolores Aguirre, desiguales en sus seriedades y mansos de principio a fin, descastados. Fernando Robleño, de caña y oro. Dos pinchazos y estocada baja (silencio). En el cuarto, estocada que asoma, dos descabellos (silencio). Damián Castaño, de azul y oro. Estocada desprendida (silencio). En el quinto, pinchazo y estocada (ovación). Juan de Castilla, de rioja y oro. Estocada (vuelta al ruedo). Pinchazo y pinchazo hondo (silencio). Parte médico : Cornada de 15 centímetros sobre la cresta iliáca posterior y otra superficial de 5 centímetros. Cornada en el pené con desgarro superficial. Pronóstico reservado. Por su parte, Fernando Robleño no tuvo opciones con ninguno de su lote, y se fue con la ovación que los aficionados le tributaron tras el paseíllo en reconocimiento a sus 25 años de matador de toros en la temporada de su adiós a los ruedos.Al final, la apuesta torista por los de Dolores Aguirre se fundió en negro, demasiada mansedumbre y mala casta.

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