José María Mitxelena (Oyarzun, 1958) vive una de las semanas más importantes en su corta carrera como presidente de la Federación Vasca de Pelota (FVP). El próximo domingo arranca en Guernica la Liga de Naciones. Una competición internacional, oficial según la Federación Internacional de Pelota Vasca (FIPV) y no según el Consejo Superior de Deportes (CSD), en la que la selección de Euskadi se medirá por primera vez a la española en el ámbito internacional. Un evento que se celebrará sin que el Tribunal de Arbitraje Deportivo (TAD) haya resuelto la impugnación por la inclusión de la ‘Euskal selekzioa’ en la FIPV a finales del año pasado -cuando Mitxelena todavía no era presidente-, gracias a la enmienda colada en el último texto de la Ley del Deporte de 2022 como pago al PNV por apoyar la investidura de Pedro Sánchez en 2019. Llegar y besar el frontón. En otro tiempo repudiado por el nacionalismo más radical y víctima de amenazas de ETA, Mitxelena fue nombrado presidente de la FVP a finales de enero, después de ejercer desde 2021 como tesorero de la organización. Sólo cinco meses después verá como su selección tiene el ansiado debut ‘oficial’. Este martes mismo se ha dado su presentación en Abadiño (Vizcaya), donde el seleccionador de Euskadi, Ander Bilbao, afirmó que su rival más complicado es España en el cuadro femenino y Estados Unidos en el masculino, y que quieren «enseñar al mundo» que no están invitados: «Merecemos estar aquí». La oficialidad de las selecciones deportivas es un objetivo claro del nacionalismo vasco, que tiene en el deporte una herramienta más para mostrar, más allá de las fronteras españolas, la especificidad de la «identidad vasca». A ese fin responde la estrategia Basque Country, impulsada por el Gobierno vasco , que explica cómo «el deporte es uno de los mayores instrumentos que tienen los países para darse a conocer en el panorama internacional, y en nuestro caso contribuye a proyectar una imagen positiva de Euskadi y su cultura en el ámbito internacional».Noticia Relacionada estandar Si Selecciones vascas, oficialidad e internacionalización a golpe de subvención pública Gerard BonoEn esa doble vertiente político-deportiva, que demuestra el hecho de que en el País Vasco este área esté inscrita en las competencias de la consejería de Cultura y Política Lingúística , también se ubica José María Mitxelena. Miembro de Eusko Alkartasuna (EA), la escisión del PNV ahora integrada junto a Alternatiba en la coalición de EH Bildu (si bien es Sortu, heredera de Batasuna, quien lleva la voz cantante y tiene casi todo el peso en esta triada), fue concejal de su localidad natal, de donde tuvo que huir por la presión que ejercía contra él el entorno de ETA. Compañero de Gregorio OrdoñezPelotari desde la juventud, fue compañero de estudios de Gregorio Ordoñez, edil del PP y parlamentario vasco asesinado por ETA hace 30 años tras la puesta en marcha de la ‘socialización del sufrimiento’ . También de Múgica Arregi, el jefe del comando que atentó contra Luis Carrero Blanco en 1973. Allí, en Oyarzun (Guipúzcoa) entró en política, donde se pronunció en contra de la asfixiante intimidación que ejercía Herri Batasuna , apoyada en último instancia por el terrorismo etarra, que gobernaba la localidad. Su posición a favor de la paz, de forma excepcional pues fueron políticos y figuras públicas del ámbito denominado como constitucionalista quienes estaban constantemente en el punto de mira de la banda, le valió la persecución de sus convecinos. A mediados de los noventa sufrió lanzamiento de petardos, huevos y pintadas y manifestaciones en la puerta de su casa a altas horas de la noche. Sin embargo, el punto de inflexión, por el que se decidió a abandonar el pueblo donde había crecido, fue la aparición de un gato negro en la puerta de su casa. En 1996, tras este macabro suceso que ya se había dado anteriormente en Oyarzun como advertencia previa a sufrir un atentado, dimitió de su cargo como concejal y se marchó.Dejar de lado los «reproches»Entonces, Carlos Garaikoetxea, ex lendakari y presidente de EA, afirmó que la actitud violenta de Batasuna tenía «un paralelismo escandaloso con las actitudes históricas fascistas» y les comparó con las «juventudes hitlerianas» . Dos años después, se alió con ellos mismos y el PNV en el Pacto de Estella, para desalojar a los constitucionalistas de las instituciones vascas en un momento donde la sociedad se había plantado ante el terrorismo y las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado acorralaban a la banda. El distanciamiento de EA del PNV y su acercamiento a la izquierda aberzale culminó en 2011, con su integración en EH Bildu el mismo años que ETA anunció el cese de la actividad armada. «Olvidar no, pero dejar de lado los reproches. Tenemos que hablar con el enemigo, con el adversario, para que no vuelva a pasar lo que ha pasado. Para que vosotros y vosotras no sufráis lo que hemos sufrido», explicó Mitxelena a mediados de abril, durante una charla a estudiantes celebrada en el Bilbao Exhibition Centre (BEC), en relación a la alianza de su partido con los herederos de Batasuna. El acto, organizado por el Gobierno vasco, supuso un «golpe de realidad» para estos alumnos de Bachillerato , que no estudian esa parte de la historia de la región en la s asignaturas troncales de la educación obligatoria y desconocían cómo era la vida en el País Vasco. A su lado estaba Sara Buesa, la hija del histórico socialista asesinado por ETA, Fernando Buesa, que dijo no poder poner el «contador a cero» tan fácilmente : «En el entorno de quienes justificaron el asesinato de mi padre hay cosas pendientes». Mitxelena, recordó con lágrimas en los ojos lo vivido durante su época como concejal. Ahora, en otro contexto completamente distinto, al frente de la FVP, reconoce que a partir del próximo fin de semana, con el debut de la selección de Euskadi, se cumplirá «el sueño de un pueblo».

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