Carlos Alsina: «El periodismo debe ser honrado y crítico, y debe incomodar, naturalmente»

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Carlos Alsina: «El periodismo debe ser honrado y crítico, y debe incomodar, naturalmente»

Carlos Alsina (Madrid, 1969) es una de las voces más reconocibles de la radio española. Conductor del programa matinal de Onda Cero, en esta década que lleva al frente de ‘Más de uno’ se ha consolidado como un afilado analista de la actualidad, un entrevistador incisivo y un renovador del medio. Por estas razones ha ido recibiendo premios como el Ondas o el Cerecedo, pero el mayor reconocimiento que ha ganado es el de que su voz suene a radio. Como la de otros maestros: Luis del Olmo, Iñaki Gabilondo, Carlos Herrera… Decir Alsina es decir radio, y esto es lo que celebra el Luca de Tena , el galardón de ABC que reconoce la trayectoria de un periodista o proyecto de innovación. —¿Con qué se da más por aludido?—Hombre, con la edad que tengo y los años que llevo, y habiendo empezado en la redacción del diario ABC, cuando yo todavía tenía granos y era estudiante en prácticas, me gusta mucho lo de la trayectoria. Hay quien piensa que cuando te premian la trayectoria te están enseñando la puerta para que te vayas jubilando… A mí me gusta mucho que se premie la trayectoria. Lo de la renovación está muy bien, pero todavía no he conseguido que el jurado me precise exactamente de qué se trata. Yo, más que periodista, me considero autor de un programa de radio diario en el que hay periodismo y muchas otras cosas. Me veo más en esa faceta de persona que crea todos los días contenidos para un programa de radio que en la específicamente periodística. Hay más renovación seguramente en la parte más radiofónica que estamos haciendo que en la pura información: los principios esenciales del periodismo honrado no cambian. No hace falta renovarlos, al revés: lo que hace falta es mantenerlos y defenderlos entre algunas innovaciones pretendidamente periodísticas que lo que están intentando es comernos el terreno al periodismo de siempre.Alsina responde a la llamada de este diario a su hora del desayuno, a punto de dar las seis de la tarde, cuando empieza a trabajar en el programa de mañana. «Yo conecto ahora con la parte del equipo que trabaja por la tarde para que me cuenten qué ha pasado, qué tenemos, a quién intentamos entrevistar…». Hace 35 años, cuando empezó en el oficio, tenía otros horarios, los del papel.—Los memoriosos de este periódico recuerdan que fue ‘escuela 1990’, cuarta promoción.—Son 35 años, fíjate. Este elemento de emoción personal que tiene el Luca de Tena es muy relevante porque es en el periódico donde en realidad empecé a conocer un poco el mundo del periodismo. Aunque solo estuviera un año, allí aprendí algunas de las cosas que más claras tengo en el oficio. Igual la más relevante es que, aunque todos tenemos un nombre muy propio y una firma, al final no hay periódico y no hay programa de radio si no hay detrás un conjunto muy bien engrasado de profesionales que hacen posible que el barco navegue cada día. Uno solo sería incapaz de hacerlo. Di el salto a la radio porque era lo que quería hacer. En ABC los compañeros de televisión y radio entrevistaron a Luis de Benito, que estaba poniendo en marcha Onda Cero. Yo dije: «Esta es la mía». Llamé por teléfono a Onda Cero y pregunté por Luis de Benito. El pobre se creyó que era el que le había hecho la entrevista. Claro, era un truco. Yo pensaba entonces que la radio era lo que más se ajustaba a mis capacidades. Treinta y cinco años después, espero no haberme equivocado mucho.Hombre de radio «Me impone mucho escribir para el periódico. Sin duda, haré radio lo que me quede de carrera»—¿A estas alturas se ve haciendo algo que no sea radio?—No, no. El programa tiene mucho texto porque a mí me gusta el guión; me gusta mucho escribir para la radio, pero a la vez me impone mucho la responsabilidad de escribir para el periódico. En la radio queremos pensar que lo que dices dura el momento en el que lo estás diciendo, pero ya mañana nadie se acuerda de cómo lo has dicho, mientras que el texto del periódico lo examinan cada vez que alguien lo lee, da igual el tiempo que haya pasado. Esa responsabilidad a mí me pesa tanto que no me siento cómodo escribiendo para un medio como el periódico, un digital o un libro. Sin duda, haré radio lo que me quede de carrera profesional.—Cuando ganó el Cerecedo, citó el «No estamos en guerra, estamos trabajando» de Martin Baron contra Trump. ¿Esto sigue vigente hoy?—Creo que lo cité hablando de la presión que siempre ejerce quien está en el poder. Lo que libramos, si se puede llamar así, es una guerra por los principios de convivencia o de crítica al poder, que son esenciales en el oficio periodístico. Y también por los principios esenciales del periodismo honrado. No me siento muy cómodo dando lecciones o escribiendo encíclicas, pero sí creo que quienes creemos en el periodismo honrado tenemos que defender nuestra posición, tanto frente a quienes se camuflan de periodistas para hacer actividades que no son las propias de nuestro oficio -y ahí están la agitación, la intoxicación, la desinformación, la difamación y tantas otras cosas-, como frente a quienes se parapetan en el poder de que disfrutan y en lo que están es en desacreditar, mezclándolo todo, al periodismo crítico. El periodismo puede ser y debe ser honrado, y puede ser y debe ser crítico, y debe incomodar, naturalmente. Tenemos que militar -al menos yo lo intento practicar- en los principios profesionales. Cuando tienes una larga trayectoria, como este premio viene a recordarme a mí, vas viendo pasar a unos detrás de otros; van cayendo unos y llegando otros, y luego llegan los siguientes, y muchos comportamientos se van repitiendo. Y sin embargo los principios profesionales permanecen.Presiones políticas «Un ministro de Hacienda me citó para decirme: ‘Yo decido el IVA de los libros, y Planeta edita muchísimos libros’»—El Mariano de Cavia ha sido para Jorge Fernández Díaz por un artículo que le ha valido el señalamiento directo de Milei. ¿Le ha ocurrido algo similar en su carrera?—A mí me ha pasado de casi todo. Yo tengo la ventaja de que trabajo en un grupo y con unos directivos que entienden perfectamente que las presiones siempre se van a producir, que siempre va a haber alguien molesto, incómodo o insatisfecho con lo que has dicho a las ocho de la mañana. Que siempre ese alguien, si tiene un teléfono a mano, va a querer que alguien dentro del grupo de comunicación al que perteneces sea consciente de ese malestar o de esa insatisfacción. Es muy positivo para el quehacer periodístico que todas esas presiones no trasciendan hacia abajo, hacia quienes estamos en el micrófono, porque yo creo que la libertad pasa también por eso. La libertad de quien opina, o de quien informa, o de quien entretiene en un programa de radio pasa por sentirse libre de todas esas presiones ambientales que sabes que existen. Yo sí he tenido cafés o reuniones a los que te convoca quien está en el poder para hacerte llegar de manera más o menos clara presiones o incluso advertencias. A mí un ministro de Hacienda -y no diré mucho más, no es del gobierno de ahora-, recién llegado al Gobierno después de estar muy satisfecho con el programa que hacíamos cuando él era la oposición, me ha citado a tomarme un café con otras personas para decirme que debería cambiar la línea del programa. Pero ¿quién es usted para decidir la línea de mi programa? Recuerdo que me dijo: «¿Sabes que soy el ministro de Hacienda, no? O sea, yo decido, por ejemplo, el IVA de los libros, y el accionista de referencia del Grupo Atresmedia es Planeta que, otra cosa no, pero edita muchísimos libros. Seguro que a tus jefes no les gustaría que mañana decidiera subirlo». Y yo: «Bueno, pues imagino que mañana amaneceré con una cabeza de caballo entre las sábanas de mi cama, ¿no?» También he vivido campañitas de estas que se organizan o se organizaban en redes sociales, pero esto forma parte de la atmósfera en la que trabajamos todos los días. Hay que hacerse a ello y relativizarlo.—Tiene fama de ser un entrevistador incisivo. ¿Cómo hace un periodista para incomodar a un político que está entrenadísimo para no responder?—Muchas veces es tan sencillo como haber seguido las manifestaciones del personaje político de turno porque tienden mucho a la reiteración cuando tienen un argumentario bien aprendido; en muchos casos puedes prever por dónde van a salir. Luego tiene también mucho que ver con escuchar lo que te están respondiendo: a veces se salen del guión o salen por un lado que no esperabas y ahí lo importante es que no se te escape lo que acaban de decirte. Ya si tienes además la suerte de que el personaje político de turno esa mañana flojea o dice algo que no quería haber dicho o comete alguna estupidez… muchas veces es tan fácil como dejar hablar. Cuando dejas hablar a alguien es más probable que meta la pata en algún momento. Lo que sí me parece que es honrado y exigible es que yo le diga las cosas en los mismos términos en los que las digo cuando no está; es un derecho que tiene el entrevistado. Que él pueda refutar, replicar o preguntar, y convierta, si quiere, la entrevista en un debate.Entrevistas incisivas «Cuando dejas hablar a alguien es más probable que meta la pata en algún momento»—Una de sus coberturas más aplaudidas recientemente ha sido la de la dana de Valencia.—Si de algo puede presumir la radio de siempre, es la facilidad con la que ha sido capaz de desplazarse inmediatamente a donde ha sucedido algo y permitir que quienes están en ese lugar, en este caso la riada, digan lo que quieran. Nosotros creo que hicimos diez programas en directo desde las calles de distintos municipios afectados por la riada. El único mérito es llegar allí y que se escuche: poner un micrófono que permita que lo que allí suceda se escuche en el resto del país. Y ya está, en eso consiste el periodismo, desde luego. La mejor radio posible es en realidad la que menos ponemos de nuestra parte quienes la hacemos, porque en estos casos los programas los hacen los oyentes afectados, los equipos de emergencias, los alcaldes… La radio tiene una ventaja sobre otros medios: es inmersiva, suena a tu alrededor, te permite casi estar allí. Esa es la fuerza emocional de nuestro medio.—Le quita valor a lo de la innovación, pero ha llevado a la radio matinal el monólogo, la ‘cultureta’…—A lo mejor a mí lo que me pasa es que como llevo oyendo radio y siendo fan de la radio que han hecho otros durante tantos años, nada me parece que sea nuevo del todo. Todos los elementos, piezas o géneros al final los incorporas después de haberlos conocido como oyente. Es verdad que cuando hacía el monólogo me decían que era un disparate hacer a las 8 de la mañana una cosa como esa, pero algunos pensaban que el oyente a las 8 de la mañana no está para argumentos, que no se le puede invitar a razonar de una manera tan discursiva. Digo yo que habrá de todo.

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