La operación a gran escala que está desplegando Israel en las últimas semanas sobre Gaza la han bautizado como ‘Carros de Gedeón’. Llamada así por el guerrero que lideró a un grupo de solo 300 hombres que vencieron al gran ejército de los madianitas. Como explicaba el corresponsal en Oriente Próximo de ABC, Mikel Ayestaran, el nombre procede del hebreo, y significa ‘destructor’ . E stá pensada «para completar esta guerra», declaró el primer ministro de Israel, Benjamin Netahyahu. Los israelíes planean controlar con esta operación el 75% de Gaza. Y llamarán a las reservas para que vengan y mantengan el territorio.Según medios locales, l a renovada ofensiva israelí en la Franja ya no se basa solo en combatir a Hamás, sino en capturar territorio, establecer una nueva distribución de ayuda y destruir plenamente la infraestructura de la organización terrorista. «Basta de entrar y salir»«No habrá retirada de los territorios que hemos conquistado, ni siquiera a cambio de rehenes» , promete el ministro de Finanzas, Bezalel Smotrich. «Ocupamos Gaza para quedarnos; basta de entrar y salir. Esta es una guerra por la victoria y es hora de dejar de temer la palabra ocupación», añade. Noticia Relacionada Dimite por «principios humanitarios» el presidente de la empresa encargada del reparto de ayuda en Gaza Mikel AyestaranLos funcionarios del Gobierno israelí han descrito que implicaría una nueva e intensa ofensiva que conduciría a la conquista de Gaza, así como el desplazamiento de su población hacia el sur. Para ello, Tel Aviv argumenta la «protección de los civiles» mientras amenaza con «golpes poderosos» contra sus enemigos. La operación va más allá de cualquier objetivo esbozado antes por Israel. Una campaña combinadaEste plan se aprobó el 5 de mayo. El los días siguientes, Netanyahu dio luz verde a la operación después de que Israel exigiera a Hamás la liberación de los rehenes antes del final del viaje oficial de Trump al Golfo. Una petición infructuosa que desató los ‘Carros de Gedeón’ en tres fases : preparativos, movilización de la población y maniobra terrestre. Si bien los detalles son escasos y salen a cuentagotas, el medio israelí ‘Ynet’ ha detallado que se trata de una campaña combinada militar, civil y política. Tiene como objetivos presionar a Hamás para que libere a los rehenes y dañar de manera significativa sus capacidades. «Sus dirigentes militares y civiles no podrán funcionar ni controlar a los pequeños grupos terroristas dispersos por toda la Franja», indica ‘Ynet’. Fuego intenso, ataques aéreos y traslado de la poblaciónLa etapa de preparativos, ya finalizada , implicaba destruir la infraestructura crítica en el distrito sur de Rafah, incluidos edificios residenciales . Un soldado declaró a la revista +972 que con buldóceres blindados había «demolido 60 casas al día. El horizonte es plano. No queda ninguna ciudad». E sta fase ha combinado sus esfuerzos con el paso a la segunda parte del plan, que, según el anuncio del portavoz de las FDI, está ahora desarrollándose. Incluye un intenso fuego y ataques aéreos, además de una llamada a los civiles de toda la Franja, incluidos los lugares donde las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) aún no han maniobrado, para que evacúen hacia el sur. La idea es que la concentración de la población en una zona preparada por Israel permitirá a las FDI conquistar el territorio restante y despejarlo de operativos e infraestructura de Hamás, sin las limitaciones que supone la presencia de civiles. A su vez, permitirá f omentar la emigración de palestinos acercando a muchos gazatíes a los cruces fronterizos cerca de Egipto y a la playa.El Instituto de Estudios de Seguridad Nacional (INSS, en sus siglas en inglés), centro de investigación de Israel afiliado a la Universidad de Tel Aviv, describe que « el núcleo del plan operativo se basa en la evacuación de toda la población de la franja de Gaza —algo menos de dos millones de personas— a la zona de Rafah, comprendida entre el corredor Filadelfia y la ruta Morag». Esta es una ubicación bajo control israelí situada al suroeste de la franja de Gaza. L a ruta Morag servirá como frontera norte de una zona de seguridad hasta el corredor Filadelfia, y ambos puntos comprenderán un ‘espacio humanitario’. De este modo, si los gazatíes quieren acceder a la ayuda alimentaria, tienen que desplazarse a este lugar.’Ynet’ señala que «esterilizar» esta zona de Rafah ha supuesto previamente ir destruyendo los túneles que conectaban con diversas áreas de Gaza. Además, las FDI, en cooperación con el Shin Bet (la agencia de seguridad interior de Israel), han establecido puestos de control en las carreteras principales que conducen a las zonas preparadas para los gazatíes.La ayuda llegará a través de Kerem Shalom, donde será inspeccionada, y las FDI la escoltarán hasta las «zonas seguras» donde se ubique la población civil. « La entrada a la zona solo se permitirá después de una estricta inspección en la ruta Morag, que tiene como objetivo minimizar todo lo posible la participación de Hamás en la distribución de ayuda», explica Ben Tzion Macales, analista independiente citado por el INSS. La finalidad es reducir la capacidad de Hamás para explotar la ayuda humanitaria como medio para influir en la población o reclutar y operar células terroristas. Según la radio pública estadounidense (NPR), los soldados israelíes participarán en la protección de la periferia, pero serán contratistas estadounidenses los encargados de realizar la distribución de la ayuda . Habrá entre cuatro y diez centros de distribución. La entrega de la ayuda la harán trabajadores de la Fundación Humanitaria de Gaza (GHF), una fundación opaca para los medios europeos que ha sido registrada recientemente en Suiza y EE.UU. y carece de experiencia previa.Jan Egeland, secretario general del Consejo Noruego para los Refugiados, manifestó a la BBC que la GHF está «militarizada, privatizada, politizada» y «no se ajusta a la neutralidad». Además, apuntó que «los responsables de GHF son militares y exmiembros de la CIA».A su vez, para la vigilancia de la zona se hará uso de tecnología de reconocimiento facial. Unos 60 camiones entrarán a diario, que es una décima parte de lo que accedía diariamente durante el alto el fuego, con paquetes de 20 kilos de ayuda humanitaria, sobre todo alimentos, que solo un representante de cada familia podrá recoger. Lo que se ha dejado sin explicar es cómo podrán hacerse con la ayuda las personas demasiado discapacitadas, heridas o demasiado débiles para moverse.La última fase: guerra de guerrillas por encima y debajo de la superficieEn la tercera fase de la operación, según ‘Ynet’, las FDI realizarán maniobras en zonas que han sido evacuadas, pero en las que quedarían terroristas de diversas organizaciones. Será una entrada a gran escala. Habrá una misión subterránea para cortar la conexión por encima y por debajo de la superficie entre las brigadas y batallones de combate de Hamás. «Podrán enfrentarse a ellos por separado utilizando una fuerza que pasará mucho tiempo en la zona… Y sabrá tener cuidado con las trampas y los artefactos explosivos improvisados», indican los medios locales. Las FDI atacarán también los edificios que aún queden en pie y los túneles para impedir que Hamás pueda salir a la superficie.Se trata de una guerra de guerrillas sorpresa contra las fuerzas sobre el terreno que durará varios meses. Se supone que esta fase impedirá que los comandantes de Hamás puedan mover fuerzas de un lugar a otro o enviarlas a refugios seguros. Siempre que todo vaya según el plan.MÁS INFORMACIÓN Una ‘guerra de rehenes’ en Israel: el porqué del intercambio de unas docenas de cautivos por miles de palestinos Quién es la unidad ultrasecreta israelí 8200: los ataques a Hizbolá la ponen en el punto de miraPara el INSS, la operación ‘Carros de Gedeón’ tiene potencial real para derrocar el Gobierno de Hamás, fortalecer la disuasión israelí y asegurar el control total de los mecanismos de seguridad de Gaza. Pero al INSS y a la ciudadanía israelí le preocupan los daños a los rehenes y la pérdida de información sobre ellos, así como la profundización de las divisiones internas debido a los costes militares. También es motivo de inquietud la exposición a riesgos legales, diplomáticos y morales. En medio de esta misión, Netanyahu deja claro que Israel no cederá: «No nos vamos a rendir. Para conseguirlo, tenemos que hacerlo de una manera que no nos puedan detener».

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