Las Ventas seguía impactada. El aura de Morante sobrevolaba la Monumental madrileña, no se hablaba de otra cosa, no se sentía otra cosa, no se pensaba en otra cosa. Hasta la presencia del todopoderoso Roca Rey parecía difuminada en los corrillos de aficionados. La obra de arte de Morante ya cobra tintes de auténtico tratado de tauromaquia, del que tendrán que beber su agua clara las generaciones venideras. De aficionados y de toreros .De las venideras y de las actuales, que ayer, en otra tarde con el cartel de «No hay billetes» colgado en las taquillas, una sombra morantista parecía invadirlo todo. Impactó y sobrecogió a las más de veinte mil almas que se alimentaron del despertar del mejor toreo, impactó y sobrecogió a sus compañeros de terna, que deambularon como zombis. Ese impacto de un 28 de mayo escrito con mayúsculas se mantenía a las siete de la tarde, a la espera de que alguien pudiera volver a alimentar la ilusión por una nueva tarde de toros.Y el aura morantista no acabó de romperse en toda la tarde, estuvo a punto, que Roca Rey puso todo el empeño para hacer olvidar lo que dejó escrito el sevillano en la misma arena. «El pasado no importa» aseguró al llegar a la plaza como una declaración de intenciones. El peruano no se dio por vencido, aunque anduvo en el filo, y eso que los dos toros que le tocaron en suerte le dieron opciones, justas como su fortaleza, pero opciones al cabo El tercero embestía con nobleza y en cuanto Roca le exigía perdía las manos. Demasiado poco para todo lo que necesita la figura del momento. Insistió. Hasta las protestas estaban como contenidas sin la virulencia de otras veces. El aire del recuerdo, quizás. Y tras una estocada le pidieron la oreja, aunque después del arrastre se hizo el silencio. Cosas que pasan con Roca.Noticia Relacionada estandar Si Rafa Serna: «Necesito de un triunfo fuerte, y Madrid es la que me puede ayudar a ese salto» ALICIA P. VELARDE El sevillano confirmará con Roca Rey en un cartel que ha disparado las expectativas, y agotó el papel a los pocos díasAl quinto lo exprimió, no hubo explosión roquista y sí muletazos largos y templados con un toro bueno al que le dio confianza y acabó entregado por abajo, embistiendo con la casta que no se le presumía. El final fue a más y encontró, por primera vez en la tarde, el eco fuerte en los tendidos. Con la espada, un cañón, y la pañolada no era para que la presidencia se resistiera. Roca salvó su feria con una oreja que se llevó porque no quería irse sin ella.El sevillano Rafa Serna venía a confirmar la alternativa y no se le pueden poner peros a sus ganas. Con el de la ceremonia lo puso todo en una faena sin brusquedades. El toro le permitía poco con su falta de empuje, pues tras el segundo muletazo llegaban las protestas y los cabezazos. No quería que la tarde se le fuera de vacío y salió a por todas con el sexto, a portagayola se fue a recibirlo con el capote y desde el intenso inicio hasta que se volcó en una estocada fulminante, fue todo querer, todo raza, con la impronta además de un buen concepto. Por el pitón derecho hubo hasta apuntes de abandono, de toreo sentido, y con la zurda anduvo dispuesto y firme en naturales de buen trazo. No quiso dejarse nada en el esportón y el público así lo entendió con esa oreja que le hizo olvidar el derrote que el de El Torero le lanzó a la cara, un puntazo que pudo haber hecho que la tarde acabara en algo mucho peor.Abrió plaza el riojano Diego Urdiales que dejó apuntes de su buen toreo pero sin completar nada. Ni con el primero, que a su nobleza unía falta de empuje y fuerzas, y un molesto gazapeo que acabó con las ilusiones del torero. Ante el cuarto, tampoco mejoraron las cosas.Con todo, a nadie se le olvidó Morante y su tratado de tauromaquia.SAN ISIDRO Plaza de Las Ventas. Jueves 28 de mayo de 2025. Decimoctava de San Isidro. No hay billetes. Se lidiaron toros de El Torero, desiguales de presencia, nobles con poco empuje, destacó el quinto. Diego Urdiales, de tabaco y oro. Pinchazo y estocada. Aviso (silencio). En el cuarto, estocada (silencio). Andrés Roca Rey, de grana y oro. Estocada (silencio tras petición). En el quinto, estocada (oreja). Rafael Serna, de blanco y plata, que confirmaba la alternativa. Estocada trasera (silencio). En el sexto, estocada (oreja).

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