El cierre de la campaña de las presidenciales polacas, con encuestas extremadamente reñidas, ha desatado estrategias al límite. Sobre el nacionalista Karol Nawrocki ha llovido una riada de acusaciones en las redes sociales. Estas van desde el uso durante un debate televisivo de un parche de nicotina, cuya producción y venta es ilegal en Polonia, hasta las batallitas de antiguos colegas de su época en la escena de los porteros de discoteca. Entre otras lindezas, describían su participación en peleas entre ‘hooligans’ de fútbol y su cooperación con proxenetas para llevar prostitutas a los huéspedes de un hotel en la ciudad de Sopot, en el mar Báltico. Nawrocki ha reconocido el uso de la nicotina, añadiendo un parte médico que descarta cualquier adicción, y ha negado haber participado en tramas de prostitución en su ciudad natal de Gdansk, aunque el hecho de que tiene conocidos en el sector no es ningún secreto. Los estrategas del partido nacionalista y conservador Ley y Justicia (PiS), sorprendidos por la avalancha de escándalos que salen a la luz a última hora, lo atribuyen a una campaña mediática de desprestigio del Gobierno de Donald Tusk, con la ayuda del servicio de Inteligencia nacional, y retan a mantener esas acusaciones por la vía judicial, mientras que atacan desde el flanco en el que saben que tienen más músculo. La secretaria de Seguridad Nacional de Estados Unidos, Kristi Noem , ha acudido a Rzeszów, al este de Polonia, para respaldar allí personalmente a Nawrocki, y advertir que solo «una Polonia gobernada por Nawrocki podrá seguir contando con el apoyo militar y tecnológico de Estados Unidos». Decir esto es tanto como amenazar con el abandono, con el incumplimiento del artículo 5 del Tratado de la OTAN, que garantiza la asistencia mutua, en un contexto de amenaza rusa que los polacos viven con particular intensidad. Noem aseguró durante su visita que los «socialistas» como el alcalde de Varsovia, en referencia al candidato liberal europeísta Rafal Trzaskowski , al que calificó de «catástrofe de líder», han destruido tanto Polonia como EE.UU. Con rotundidad, señaló como su favorito a Nawrocki al afirmar que «tiene que ser el próximo presidente de Polonia». «En Polonia, no hay alternativa a los lazos con Estados Unidos, más allá de las líneas partidistas. Noticia Relacionada estandar Si Las elecciones de Polonia muestran la polarización y el rechazo de los jóvenes a los partidos tradicionales Rosalía Sánchez En segunda vuelta, el alcalde de Varsovia, el liberal Rafal Trzaskowski, se disputará la presidencia con Karol Nawrocki, del nacionalista Partido Ley y Justicia que bloquea al Gobierno del primer ministro Tusk«Las políticas erráticas e impredecibles de Trump han causado sin duda preocupación en Polonia, especialmente porque este país ha estado advirtiendo sobre la política de revisión de Rusia durante años y lamentablemente tenía razón en 2022», explica Jens Boysen , de la Universidad Civitas de Varsovia. Además, subraya que tendrá un seguro efecto electoral el saber «qué candidato garantizaría la mejor diplomacia hacia los Estados Unidos«.Memoria histórica y nacionalismoNawrocki ha apelado además a la memoria histórica y al sentimiento nacionalista. En su último acto de campaña, depositó flores en un monumento a los polacos asesinados por los nacionalistas ucranianos durante la Segunda Guerra Mundial, denunciando que «fue un genocidio contra el pueblo polaco», para el que prometió justicia. Con este gesto, buscaba reforzar su imagen como defensor de la identidad polaca y atraer a los votantes más conservadores. Rafal Trzaskowski , por su parte, ha evitado la argumentación política para refugiarse en el tacticismo y ha dedicado sus últimos mítines a insistir en la importancia de la participación ciudadana, recordando el récord del 74% en las elecciones generales de 2023 que llevaron a su partido al poder. En su último acto en Chojnice, ha asegurado que «si la participación es tan alta como en 2023… ganaremos estas elecciones presidenciales».Trzaskowski y Nawrocki carecen en realidad de gran entidad política. Son solo un profesor de Historia y un profesional de la política municipal, los candidatos pantalla de las dos fuerzas políticas enfrentadas e irreconciliables que se disputan el poder en Polonia, Donald Tusk y Jaroslaw Kaczynski. Los polacos hablan del «duopolio» . Tusk gobierna el país con una alianza de centroizquierda que necesita la victoria de Trzaskowski para poder revertir las políticas del PiSEl PiS, cuyo nombre significa Ley y Justicia, dirigió Polonia de 2015 a 2023, años en los que puso al poder judicial en la cuerda floja, entró en una disputa permanente con Bruselas y rompió las relaciones con Berlín, explotando el fuerte sentimiento polaco antialemán. Desde finales de 2023, Tusk gobierna el país con una alianza de centroizquierda que necesita la victoria de Trzaskowski para poder revertir las políticas del PiS y seguir defendiendo la integración de Polonia en la UE. A juicio del sociólogo Andrzej Rychard, «el hecho de que el nuevo canciller alemán Friedrich Merz haya viajado a Varsovia en su primera salida al extranjero es altamente simbólico». Si Trzaskowski gana, se espera una mayor alineación con las políticas europeas y una aceleración de las reformas. En cambio, si Nawrocki se impone, es probable que Polonia mantenga una postura más desafiante frente a Bruselas y seguidista de Trump. El todavía presidente polaco, Andrzej Duda, ha ensalzado durante la campaña al presidente estadounidense, que «conoce y comprende» los asuntos del este de Europa.
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