Joyeros, ancianos y bancos, objetivos de media docena de bandas colombianas en Madrid

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Joyeros, ancianos y bancos, objetivos de media docena de bandas colombianas en Madrid

No son los criminales más violentos, pero sí los más oportunistas, pues prácticamente salen a robar según vean la ocasión y en horario de oficina. Tal cual. Hablamos de los clanes de origen colombiano, alrededor de media docena, que han puesto el ojo en joyeros y entidades bancarias para llenarse los bolsillos por la técnica del hurto por descuido. Es una metodología de delincuencia itinerante que ahora mismo se está dando en Madrid, apartando, casi a lo residual, al clásico atraco a punta de pistola o a la sirla en estos establecimientos. Los botines van de un puñado de billetes a los 100.000 euros que se han llevado de una sucursal de Chamartín.La Sección de Delincuencia Itinerante de la UDEV Central, compuesta por dos grupos de investigación, cumple estos días tres años de existencia. Su inspector jefe al mando, Álvaro Á., explica que su trabajo se centra en «grupos y organizaciones que tienen movilidad geográfica dentro y fuera de España y que carecen de arraigo: precisamente, aprovechan esto último para evitar la vigilancia policial». Su campo operativo son siempre delitos contra el patrimonio, pero no una modalidad concreta, sino todas aquellas en las que las células criminales tengan esa característica de cambiar de localización y vienen de fuera, de ahí que no tengan a españoles en su ‘nómina’ de malhechores. Por eso, van desde el robo en comercios a las bandas que asaltan viviendas vacías, sin arraigo, y utilizan esa carencia de paradero para evitar la vigilancia.Noticia Relacionada estandar No De Chile a Madrid para desvalijar de tabletas y ordenadores al menos ocho colegios y tres ITV ABC La Guardia Civil detiene en Carabanchel a los tres atracadores y al perista que vendía el material robado en el mercado negroSon clanes que «en una misma semana pueden hacer tres países, porque están en territorio Schengen», en la Unión Europea. Es el caso de estos colombianos que arriban al Viejo Continente; lo pueden hacer directamente a España o, precisamente aprovechando esa falta de fronteras, ir a un tercer país de nuestro entorno y, tras explotarlo, hacer su campaña aquí. Lo habitual es que aprovechen los noventa días de estancia permitidos a los turistas para arramplar con todo lo que puedan y marcharse. «Los hay que usan documentación falsa , de países como Venezuela o Cuba, si tienen su identidad muy machacada de antecedentes policiales«, especifica el inspector jefe a ABC.Los colombianos suelen contactar previamente con compatriotas, bien familiares o allegados de sus ciudades de origen, que residen en Madrid, para asegurarse una vivienda y hasta un vehículo. Se mueven por toda la ciudad, aunque las semanas que hacen aquí su agosto (una manera de hablar, porque van y vienen durante todo el año) se quedan en pisos de zonas obreras. A veces, estas terceras personas no saben a qué se dedican los visitantes. Luego, estas cinco, seis u ocho células, independientes entre sí, salen de caza por la mañana: utilizan el mismo horario que los bancos o las joyerías. Cada grupo es de unas cuatro o cinco personas, jóvenes y de ambos sexos. Con la participación de mujeres, procuran pasar más desapercibidos. En las sucursales bancarias, operan en las inmediaciones o en los cajeros, hasta que observan a alguien, generalmente ancianos que han ido a sacar la pensión u otros colectivos vulnerables para distraerlos. La técnica de la mancha (utilizan maquillaje para simular una marca en la ropa, por ejemplo, de un excremento de pájaro) o la siembra (tiran algo al suelo, a los pies de las víctimas, incluso monedas) para distraer su atención; aprovechan entonces, cuando acaban de solicitar el dinero al cajero, para que su consorte criminal coja los billetes y poner pies en polvorosa.Evitan la violencia y las armasLos más audaces se atreven a hurtar en el interior de las oficinas. De nuevo, suelen ser las mujeres las que sirven de gancho y, como en el caso de Chamartín, despistan al empleado cuando se abre la caja fuerte y se llevan el dinero. No usan la fuerza, solo sobrevenida, pues saben que les complicaría su horizonte penal, y tampoco armas.El mismo ‘modus operandi’ es el que practican en las joyerías, usualmente de barrio y pequeñas; lejos quedan los atracos violentísimos que se han registrado en Madrid en estos comercios, como los casi constantes butrones millonarios de hace más de una década. Ahora no se arriesga tanto, salvo excepciones de algunas bandas españolas más experimentadas de antiguos aluniceros como el Niño Juan, el Piojo, Omar, el Moha, Younes, el Troll o el asesinado Niño Sáez. En el interior de las tiendas piden alguna pieza que esté en el almacén trasero y aprovechan para tirar de la manta de joyas y huir. En esta línea, otro de sus objetivos son los representantes: si antes los secuestraban en una habitación de hotel, los encañonaban o incluso asesinaban en pleno lateral de la Gran Vía en hora punta, ahora lo que se están produciendo son robos en sus coches, sobre todo forzando los maleteros, que es donde pueden meter la mercancía. «Se pueden llevar barbaridades en dinero», apunta el experto de la UDEV Central a este periódico.Botín de robos incautado a una banda de delincuencia itinerante de Madrid ABC«Nos encontramos con gente que tiene 30 o 40 antecedentes. La multirreincidencia es una constante. Los delincuentes itinerantes son muy difíciles de trabajar: los seguimientos y la localización se complican, porque son muy escurridizos e itinerantes. Es cuestión de paciencia, a algunos los encontramos en unas semanas y a otros años», explica el inspector jefe, que detalla, además, que uno de los puntos más importantes es «enlazar hechos delictivos, para lograr que entren en prisión».La otra gran pata de investigación de los agentes de Delincuencia Itinerante son los grupos procedentes de Italia y de Europa del Este: rumanos, bosnios, croatas, georgianos, moldavos… Los de Rumanía se han especializado en los hurtos amorosos, afanando al descuido tanto relojes como joyas a personas mayores, normalmente con la excusa de algún tipo de favor sexual o preguntando por alguna dirección. También, las chicas más jóvenes se dedican a las carpetas , haciéndose pasar por una ONG de sordomudos para recoger firmas, mientras otras le sisan la cartera al incauto de turno. Van a por el dinero.Los croatas, italianos, rumanos, moldavos y demás se dan a los robos en viviendas. «Ahí se anima todo el mundo, porque encuentran dinero en efectivo y joyas en las casas», dice el investigador. Ahora mismo hay un repunte en el robo en domicilios, que es más estacional, desde Semana Santa hasta finales de verano. Estas fechas, así como los numerosos festivos de mayo, son el caldo de cultivo ideal para estas bandas, habida cuenta de que los moradores pasan más tiempo fuera. Porque esa es una de las normas principales (no así en los serbios, que son de peor calaña): robar cuando los dueños no estén, para evitar enfrentamientos físicos y violencia. En total, son una docena de células, al menos, las operantes en Madrid, aunque esta cifra es solo aproximada, puesto que la propia itinerancia de los grupos, que atraviesan Europa, dan una cifra negra imposible de cuantificar.

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