Las orejas ya estaban perdidas

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Las orejas ya estaban perdidas

Quinto «No hay billetes» consecutivo y tres toreros que volvían a Las Ventas con el aval de tres grandes faenas , tres obras que ni Miguel Ángel Perera ni Fernando Adrián ni Tomás Rufo remataron en triunfo en su momento. Las espadas se les cruzaron en días claves y sus ilusiones para la bochornosa tarde llegaron con las cartas marcadas.Y es que las orejas ya estaban perdidas para la terna y ninguno encontró argumentos para recuperarlas. La espada, los toros, el bochorno… por eso es preciso recordar a Perera con un encastado de Fuente Ymbro en el comienzo de feria. Y a Fernando Adrián y Tomás Rufo brillando con sendos toros de Victoriano del Río de calidad suprema. Tenían las orejas al alcance de su espada y los tres acabaron saliendo de la plaza por su propio pie. Era pues tarde de examen de recuperación, de ilusión por el éxito alcanzable, de penar por los trofeos perdidos. Al final, resultó que las orejas ya estaban perdidas. Sin opción a más.Noticia Relacionada estandar No Morante y Ortega subliman el toreo en Aranjuez ALICIA P. VELARDE El genio de La Puebla corta tres orejas, mientras que el trianero cortó un rabo en una tarde de competencia entre ambos que desbordada toreríaLa vigesimoprimera de este San Isidro la marcó un bochorno climatológico y otro ganadero. La corrida de El Parralejo estuvo en el límite de la seriedad y por debajo en cuanto a casta, poder y clase. Solo el sexto embistió con mejores formas y con él, Tomás Rufo a punto estuvo de encontrar una de aquellas orejas perdidas, que no volverán.El toledano se hincó de rodillas para iniciar la faena de muleta y pasó sus apuros. Lo resolvió con una serie por el pitón derecho, la figura erguida y la mano baja. Le puede en la siguiente, muy firme y solvente. El público despierta por primera vez del bochornoso letargo y con la zurda le costó centrarse. Otra a derechas con la muleta arrastrando por la arena, ligada e intensa levantó los ánimos, que se mantuvieron tras un pinchazo y una estocada. Hubo pañolada, insuficiente para el presidente, y ese despertar del plomizo festejo se quedó en una ovación de final de feria para Rufo.También cumplía su ultima tarde en el serial Miguel Ángel Perera, que lo intentó sin apenas opciones. Al primero lo trató con suavidad desde que lo fijó con el capote y en el comienzo del muleteo, en donde hubo pasajes de mérito. Pero el de El Parralejo iba perdiendo gas, su flojedad resultó insalvable, pues aquello no levantaba el vuelo.Tampoco con el cuarto, uno de los protestados por su presencia, en donde se volvieron a repetir los intentos baldíos. Todo lo intentó Perera con buena técnica, pero sin eco en los tendidos y sin otra cosa que la desesperación de toparse contra un muro descastado y sin poder.Qué diferencia, debió pensar Fernando Adrián, entre los dos que le tocaron y aquella delicia de sangre brava de Victoriano del Río. Qué diferencia, y eso que el empeño del torero fue el mismo que aquella tarde del pasado 16 de mayo en la que tuvo la Puerta Grande al alcance de la mano. Esta vez la salida a la calle de Alcalá a hombros quedó muy lejos. La variedad que imprimió con capote y muleta, el trazo largo de los naturales, la exigencia por abajo, el jugar con los tiempos para darle aire al claudicante. Nada de eso le valió más que para recibir una ovación. Y casi la misma historia con el quinto, que embestía a oleadas, con violencia. Se metió con él, y hasta logró alguna tanda intensa, que apenas le sirvió para escuchar algunas palmas, porque el silencio le acompañó tras despenar al parralejo de una estocada desprendida.El bochorno, los toros… la tarde no traía ninguna de las orejas perdidas.SAN ISIDRO Monumental de Las Ventas. Domingo 1 de junio de 2025. Vigesimoprimera de San Isidro. Cartel de «No hay billetes». Se lidiaron toros de El Parralejo al límite en presencia, ayunos de casta, deslucidos. Miguel Ángel Perera, de perla y azabache. Estocada trasera (silencio). En el cuarto, estocada desprendida (silencio). Fernando Adrián, de azul y oro. Media tendida (ovación). En el quinto, estocada desprendida. Aviso (silencio). Tomás Rufo, de rioja y oro. Dos pinchazos, media y descabello (silencio). En el sexto, pinchazo hondo y estocada (ovación tras petición).

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