Nasser Al-Khelaifi respira aliviado. La tan ansiada Liga de Campeones que tantos dolores de cabeza y millones de euros ha costado a la propiedad de Qatar del Paris Saint-Germain es una realidad. Después de numerosos intentos fallidos, el éxito se ha construido, no en torno a una megaestrella sobre el césped, sino al banquillo, en el Luis Enrique es el gran responsable y la guinda del proyecto parisino-qatarí.La fusión del Paris Football Club y el Stade Saint-Germain dio paso en 1970 al actual PSG, que disfrutó de victorias en Francia sin ser capaz de trasladarlos a Europa. Algo que buscó sin éxito Canal Plus en la propiedad del club en los 90 y, tras varias temporadas valle, llevó a Qatar Investment Authority (QIA), fondo soberano del país asiático, a adueñarse del 70% de las acciones de la entidad, con Al-Khelaifi al frente.Después, llegó una constante lluvia de millones en busca de la Champions. Desde Ibrahimovic y Cavani a Di María, Neymar o Mbappé. Con el astro galo parecía haber encontrado el conjunto parisino la piedra angular sobre la que labrarse un nombre en el Viejo Continente. Una final perdida y dolorosas eliminaciones después, llegó Luis Enrique. El asturiano no quiso saber nada de individualidades en su equipo y su aterrizaje en París coincidió con la salida de Neymar, Messi, Sergio Ramos… Todos menos Mbappé, que meses después saldría rumbo al Real Madrid.Noticias relacionadas estandar Si Fútbol / Final Champions League El uno por uno de la final de Champions: Doué decanta la final para el PSG Sergi Font estandar No Fútbol Los goles del PSG en la final de la Champions desatan la violencia en las calles de París M. Z.En su primera temporada, el técnico construyó un equipo reconocible y atractivo que, sin embargo, volvió a tropezar con la misma piedra de siempre y cayó derrotado en semifinales de la Champions. La baja de su principal figura descartó al PSG de muchas listas de favoritos para pelear por el título, una idea reforzada por el decepcionante inicio de la fase liga. Pero con el paso de las semanas y la mano del asturiano, ahora sí, para influir en los movimientos de todos sus futbolistas, los parisinos fueron creciendo y avanzando rondas, no sin sufrimiento y la necesaria pizca de suerte, para llegar hasta la gran final, en la que una genial exhibición supuso el broche perfecto.La propiedad qatarí no ha reducido su esfuerzo económico en los últimos tiempos. Son más de 200 millones los gastados durante el último año en Kvaratskhelia, Doué, Joao Neves y Pacho, cuatro nombres fundamentales en el éxito parisino. Pero sin la presencia de individualidades que condicionan todo un proyecto y con la cabeza pensante de Luis Enrique en el banquillo, campeón de Europa y autor de un triplete por segunda vez, el PSG y Al-Khelaifi tocaron el metal más deseado y que más se les resistía, hasta la llegada del asturiano. Una figura querida por todos los jugadores –«el hombre que ha cambiado todo», dijo Achraf– y afición, como demostró con el bonito recuerdo a su hija Xana al término del partido.

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