República Democrática del Congo: la fractura perpetua

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República Democrática del Congo: la fractura perpetua

En la vasta geografía de la República Democrática del Congo , las distancias no se miden solo en kilómetros, sino en tiempos muertos, en territorios sin Estado, en comunidades suspendidas entre el pasado colonial y un presente que nunca se consolida. Durante décadas, el país ha dependido de la cooperación internacional para intentar sostener un mínimo de estabilidad institucional. Usaid, con sus programas de asistencia humanitaria y desarrollo, fue una de las pocas estructuras constantes en ese escenario volátil. Su retirada ha dejado al descubierto una realidad que nunca terminó de construirse.Más que un actor externo, Usaid funcionaba como una estructura paralela de atención a crisis prolongadas. La RDC no es un país en pos-conflicto. Es un país en conflicto perpetuo, fragmentado por dinámicas locales de poder, economías ilícitas y luchas por los recursos. En ese contexto, los programas de Usaid cumplían una doble función: mitigar el impacto inmediato de las crisis humanitarias y establecer condiciones mínimas para resistir el colapso. Esa estructura, articulada a través de decenas de ONG locales e internacionales, era una red viva de contención social. Su desmontaje ha implicado el deterioro progresivo de esa red: clínicas móviles abandonadas , programas nutricionales detenidos, escuelas informales cerradas, redes sanitarias que colapsan frente a brotes epidémicos que se repiten cíclicamente.Zona rural del Kivu del Norte, República Democrática del Congo. Un paritorio de una clínica maternoinfantil que proporcionaba condiciones mínimas de seguridad para los partos en áreas remotas. La financiación internacional, incluida la de Usaid, permitía mantener este servicio. La retirada de apoyo ha dejado a muchas comunidades sin cobertura sanitaria básica Álvaro YbarraEn regiones como Kivu del Norte y Kivu del Sur, donde el conflicto ha dejado millones de desplazados y la violencia sexual se utiliza sistemáticamente como arma de guerra, la presencia de Usaid fue durante años una de las pocas garantías de asistencia mínima. Numerosos programas ofrecían atención integral a mujeres y niñas sobrevivientes de violación : atención médica de urgencia, apoyo psicológico, rutas de protección, acceso a justicia local. Con su desaparición, muchas sobrevivientes han vuelto a quedar atrapadas en el silencio, sin recursos, sin protección y sin alternativas .A ello se suma la desaparición de programas clave de salud materno-infantil en regiones remotas, donde dar a luz siempre fue un acto de riesgo. Las brigadas sanitarias apoyadas por Usaid permitían, al menos, reducir los índices de mortalidad en partos precarios, formar parteras tradicionales, garantizar kits básicos de higiene y seguimiento prenatal. Sin ese apoyo, aumentan las muertes evitables, tanto de madres como de recién nacidos, en zonas donde lo más básico —agua limpia, vacunas, atención primaria— ya era una excepción.En paralelo, el desplazamiento forzado continúa sin tregua. Se estima que más de seis millones de personas viven fuera de sus hogares, muchas en asentamientos informales, sin acceso a servicios. Usaid sostenía programas de emergencia en campamentos, distribución de alimentos, educación básica, refugios temporales y acompañamiento legal. Su retirada ha dejado a comunidades enteras a merced de redes improvisadas de solidaridad o bajo el control directo de grupos armados.Goma, República Democrática del Congo. Una mujer camina entre las tiendas de campaña del asentamiento. La población desplazada en la región recibía apoyo en alimentación, salud y refugio a través de programas financiados por Usaid. La suspensión de fondos ha agravado la situación humanitaria en estos campos Álvaro ybarraLa fragilidad institucional congoleña convierte cualquier crisis en una amenaza sistémica. Epidemias como el ébola, el cólera o el sarampión , que requerían intervenciones quirúrgicas y coordinadas, eran contenidas en parte por la capacidad logística y técnica de la cooperación estadounidense. La retirada de ese soporte ha obligado a muchos actores locales a improvisar con recursos insuficientes, provocando un retroceso en indicadores de salud pública que ya eran alarmantes.Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional Qué es Usaid Usaid (United States Agency for International Developement) fue el programa de ayuda humanitaria más grande del mundo. Esta red estadounidense, financiada con 40.000 millones de dólares anuales provenientes de fondos públicos, se ha encargado de colaborar en cientos de países a lo largo de 64 años, hasta su desmantelamiento prácticamente total en febrero de 2025. Su misión se puede resumir en la promoción del desarrollo económico y social, el impulso a los valores democráticos y la respuesta a crisis humantiaras. Entre sus labores más reconocidas, la lucha contra epidemias de sida y ébola en África, la reconstrucción de Afganistán o su iniciativa ‘Feed the future’ contra el hambre y la pobreza en los cinco continentes.Con el cierre de Usaid, la República Democrática del Congo pierde no solo un respaldo económico, sino una red de soporte que, durante años, hizo posible lo esencial: sostener la vida en medio del colapso.

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