Los temporales de lluvias de este año hacen temer un verano duro de incendios forestales. Hay mucho combustible por la vegetación que ha brotado, aunque esta temporada contamos con un aliado cada vez mas decisivo: la tecnología. Los simuladores del fuego y la geolocalización revolucionan la extinción y también –más importante– la prevención, aunque falta inversión de las Comunidades Autónomas para desbrozar y «clarear» muchos bosques abandonados, que son un polvorín en potencia.Desde ayer y hasta el 30 de octubre, la Unidad Militar de Emergencias (UME) desplegará a 3.000 efectivos del Ejército en Madrid, Sevilla, Valencia, Zaragoza y León, más dos unidades en Canarias, casi la mitad para intervenciones directas y el resto, en operativos de mando y control, más apoyos logísticos. Este dispositivo actúa en la mayoría de los grandes incendios, aunque las competencias están en las autonomías, donde operan también compañías privadas junto a medios públicos.«Las precipitaciones en primavera influyen de dos maneras contradictorias: por un lado, se retrasa el inicio del período de mayor riesgo, el suelo está más verde y con humedad, lo que reduce la propagación del fuego, pero con el crecimiento tan enorme de la vegetación, la masa herbácea es un combustible fino y si ahora llega una racha seca, es más fácil la ignición, que prenda el fuego», explica Eduardo Tolosana, decano del Colegio Oficial de Ingenieros de Montes.Noticias relacionadas estandar Si «Es inverosímil que en el incendio de Campanar no haya responsabilidades» Toni Jiménez estandar No Cerca de 2.800 profesionales y 249 medios, entre aéreos y terrestres, en la campaña contra incendios ABCAunque el dispositivo de extinción está «bien dimensionado» y no requiere de más medios, «hay que reforzar la prevención, claramente insuficiente, la inversión directa en desbroce de zonas de matorral, quemas controladas», señala este experto. «Es imposible ocuparse del cien por cien de la superficie, hoy en día se puede actuar en zonas estratégicas de gestión, por distintos motivos, como vertederos de fácil ignición, bordes de carreteras, cerca de empresas que usan el fuego, de forma puntual durante las fiestas de los pueblos que utilicen cohetes…», detalla, como ejemplos de estos campos de acción.Además, se dispone de programas de simulación buenos que anticipan las trayectorias probables de los incendios, lo que también resulta útil para la accesibilidad y seguridad del dispositivo desplegado en la extinción.Tolosana pone el foco en otro desafío más ambicioso que la simple limpieza de broza: «Hay que fomentar el aprovechamiento sostenible de madera, tenemos muchos bosques abandonados, con una espesura excesiva, y se tendrían que hacer entresacas o claras para extraer una parte de los árboles». De paso, con esta economía de biomateriales se fomenta el desarrollo rural y se frena la despoblación la España vaciada, con generación de empleo, según Tolosana. No se trata de talas indiscriminadas, sino selectivas para eliminar esa «carga de combustible más pesado que puede producir un gran incendio fuera de capacidad de extinción, esos en los que ya nadie se puede acercar y el agua no llega a apagar el fuego, por mucho que se descargue desde el aire», describe el representante de los ingenieros de montes.Precisamente ahí radica una de las amenazas por este tipo de catástrofes. «La tendencia general es cada vez hay menos incendios, pero más grandes», apunta Santiago Couceiro, responsable de Desarrollo de Negocio de Incendios en Avincis Iberia (España y Portugal), compañía con 250 aeronaves repartidas por toda Europa y que opera en la mayor parte de la Península Ibérica con varias Comunidades Autónomas como clientes. En su caso, las lluvias les facilitan las emergencias. «Para nosotros, es una buena noticia porque se cubren los puntos de agua, con los embalses llenos para las recargas con los canadair y helicópteros», explica.IA y refugios ingífugos contra el fuegoSi algo ha progresado es la tecnología, con esos simuladores de Inteligencia Artificial para ver cómo evolucionará el fuego y prever dónde deben entrar las cuadrillas, si se meten bulldozers o se descarga agua con medios aéreos, entre otras estrategias. De hecho, una empresa española ( Technosylva ) tiene su sede en San Diego (Estados Unidos) y ha vendido uno de sus programas con estas prestaciones al Gobierno de California, zona de especial riesgo de incendios pavorosos.Otros ejemplos de estos avances son las autobombas que incorporan pantallas de agua o los refugios ignífugos con botella de oxígeno, si hay atrapados por el fuego, siempre que no se alcancen temperaturas extremas. También, la geolocalización del personal desplegado y de todos los medios materiales, o la intervención de drones cuando aviones y helicópteros no pueden volar, de noche o por falta de visibilidad debido al humo.En el ámbito local, hay que actuar ante los daños que dejan los incendios, sobre todo en zonas como la mediterránea. Allí el daño es mayor. «Si hay una gota fría después del fuego, que arrastra todo en el suelo desnudo se genera desertificación al no recuperarse el terreno por tratarse de un ecosistema con predominio de pinares. «Se han relegado a carrascas, coscojas, robles y otras especies de arbustivos fueron talados» durante la postguerra, tal como describe José Carlos Monzó, doctor en Biología por la Universidad de Alicante y técnico de Medio Ambiente en el Ayuntamiento de Pinoso. Hay una pérdida de «biodiversidad» y de «heterogeneidad del paisaje.

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