«No hay poeta que no visitase el Velintonia», insistía este lunes Alejandro Sanz, presidente de la Asociación de Amigos de Vicente Aleixandre (AAVA), en la presentación a los medios de la casa del premio Nobel, deshabitada desde hace 40 años y recién adquirida por la Comunidad de Madrid. A partir de ahora, también podrán disfrutar de este legado «todos los españoles y cuantos nos visiten», ha destacado Isabel Díaz Ayuso, presidenta de la región, que ha recorrido esta mañana la residencia que fue, además, punto de encuentro de artistas de todo el siglo XX. La restauración y progresiva reapertura de este bien para convertirlo en un espacio de homenaje se prolongará hasta 2027. No obstante a finales de este mes, ha anunciado el ejecutivo regional, reabrirán el espacio a todos los madrileños con visitas guiadas y otras actividades gratuitas.«La Comunidad de Madrid hace justicia a un poeta extraordinario y a varias generaciones de artistas e intelectuales», ha subrayado la presidenta, que ha recordado como Aleixandre, refugiado en su casa por su delicada salud, recibía allí a sus amigos «y a quienes querían conocerle». Así, ha detallado, el gobierno regional comprendió que el valor simbólico de este espacio era muy superior a su valor de mercado y compró en subasta pública, por 3,1 millones de euros, este bien, ubicado en el distrito de Chamberí, residencia del poeta entre 1927 y 1984, exceptuando un pequeño paréntesis que coincidió con la Guerra Civil, cuando tuvo que mudarse por los bombardeos.En su interior, completamente diáfano y afectado por hongos y humedades, destaca la sala que acogió la emblemática biblioteca en la que el poeta solía recibir a sus visitas; el dormitorio, donde concibió la mayor parte de su obra, y la cocina, que fue inicialmente un salón en el que tocó el piano Federico García Lorca. Noticia Relacionada estandar No Madrid ofrece al Ministerio adquirir juntos el archivo de Vicente Aleixandre y si no, lo comprará solo Sara Medialdea«Iremos restaurando y reabriendo la casa progresivamente», anunció Ayuso, que destacó también el valor de esta residencia como monumento a la amistad entre generaciones (la del 98, el 14 y el 27) y a la concordia entre los españoles. De hecho, Aleixandre entabló amistad con Dámaso Alonso, Gerardo Diego, Luis Cernuda, Rafael Alberti, Federico García Lorca y Miguel Hernández, entre otros, pero también con poetas de la posguerra como Rafael Morales, Claudio Rodríguez, Leopoldo de Luis, Juan Luis Panero, Francisco Brines, Carlos Bousoño, José Luis Cano o José Hierro y miembros de la generación de los novísimos, como Luis Antonio de Villena, Vicente Molina Foix, Pere Gimferrer, Leopoldo María Panero, Antonio Colinas, Guillermo Carnero, Marcos Ricardo Barnatán, Javier Lostalé y Jaime Siles.«No hay una casa en toda Europa en la que hayan confluido tantos poetas; no hay ninguna comparable a esta tanto por su dimensión histórica y cultural como por su simbolismo. En Velintonia laten los recuerdos más imperdurables, los de quienes dignificaron nuestra lengua con su obra, con su verbo encendido y apasionado«, destacó Sanz frente al cedro libanés que plantó Aleixandre hace casi cien años en el jardín de lo que entonces era el número 3 de la calle Wellingtonia , de ahí el nombre, castellanizado, que se le da hoy a la finca. También, recordó este estudioso de la figura de Aleixandre, fue uno de los primeros lugares que pisó Lorca al volver de su gira americana.Será BICDeclarada Bien de Interés Patrimonial (BIP) en 2022, pasará a ser catalogada como Bien de Interés Cultural (BIC) para reconocer su destacado valor histórico y cultural y garantizar al máximo su protección. El Gobierno regional prevé su apertura total en 2027, coincidiendo con el centenario de la Generación del 27 y el 50 aniversario de la concesión del Nobel a Vicente Aleixandre. Este emblemático espacio se integrará en un itinerario cultural y turístico que recorre la historia de la literatura española desde el Siglo de Oro hasta la centuria del XX, junto a enclaves como la Casa Natal de Cervantes, en Alcalá de Henares, y la Casa de Lope de Vega, en el Barrio de las Letras, donde también se encuentra la Sociedad Cervantina, que atesora la imprenta que imprimió la primera edición.
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