Juega Carlos Alcaraz , pero dirige desde arriba Juan Carlos Ferrero . El tándem está funcionando cada vez mejor, y no es que lo haya hecho nada mal hasta ahora, pero es un equipo en el que la mejoría contante no se negocia, se hace. Lo que está haciendo el tenista en los últimos tiempos, que acepta ya estar madurando, consciente todavía de que queda. «Bueno ya tengo 22 años, ya es hora de ir madurando. Soy más maduro que el año pasado, pero menos que el que viene», acepta con gusto el murciano, feliz en sus terceras semifinales consecutivas.Lo expone el tenista, y lo analiza el entrenador, un Ferrero relajado y contento con su pupilo y con el proceso de maduración. «Cada año va madurando, es ley de vida. De 2024 a este, en pista se va notando un poquito más: sobre todo en las las formas de reaccionar ante los problemas. Antes era un poco más emocional, ahora todavía da alguna pataleta, pero todos esos pequeños problemas en pista, que tiene como cualquier jugador, los maneja mejor».Hay mucho trabajo detrás, que no siempre es el de golpear la pelota ni el de repetir el ejercicio del saque mil veces al día. Aunque también hay mucho de eso: «Mejorando poco a poco el saque le da confianza, y todavía debemos mejorar constantemente y evolucionando poco a poco. Pero igual que los demás golpes. La derecha a veces la envuelve de más y queremos que juegue más directo, con el revés queremos más altura, la dejada. Pero desde luego el saque ayuda a todos a tener más definición».Lo que subraya Ferrero es un trabajo de diván, del día a día sin que la pelota esté en juego: «La parte mental se intenta trabajar con él desde hace mucho tiempo: las rutinas, las charlas previas, dónde agarrarse si hay problemas… Es lo que intentamos hacer para que sienta confianza para hablar del partido o de lo que sea, que sepa que estamos ahí, que tenga confianza». Por eso, porque lo conoce tan bien, no le sorprende el nivel mostrado hasta ahora: «Carlos tiene el nivel de ayer (ante Paul), pero es muy difícil plasmarlo en cada partido. Cuando juega sin miedo, valiente, es un jugador con un potencial que todavía no hemos visto. Es la vía más para él que para el rival: que tenga la confianza de que si lucha al cien por cien a los demás se les puede hacer muy cuesta arriba. Que se fije en hacer sus cosas bien y las consecuencias será el nivel de ayer».Pero analiza el valenciano por qué no sale siempre así: «Hay otra parte: presiones, dificultades, el tipo de jugador que tiene enfrente, el torneo que quieres ganas más que otro, los miedos, la importancia que le damos todo el mundo a cada partido… Todo eso también juega. Si juega para adelante sin presión, es realmente un fuera de serie, pero el trabajo está ahí. Ojalá que juegue así siempre, pero no siempre se puede». Y alarga en la respuesta que Alcaraz lleva haciendo esto toda la temporada de tierra: título en Montecarlo, final en Barcelona (lesionado), título en Roma, y contra Sinner en la final. «Sabe que tiene que trabajar la constancia, pero la constancia de darle tan fuerte a la bola es muy difícil de conseguir. Ayer salió todo pero no siempre, y se irá a los 30 errores. Y a veces es difícil por el tipo de rival que hay. Queremos que siga así, jugando hacia delante sobre todo en tierra«.¿Cómo se trabaja para mantener este nivel? La respuesta es: Carlos Alcaraz. «Es una cuestión de que elija a qué quiere jugar. Si sale con la tensión de unas semifinales, de una gran oportunidad, o intentar salir a jugar cada punto y buscar ese pico de nivel que sea la consecuencia de poder ganar. Está en el camino de fijarse en él y no en los demás, y buscar su máximo nivel. No fue perfección, porque no existe, pero sí se acerca a un nivel poco visto».El que quiere mostrar también contra Musetti: «Es el segundo en la gira de tierra. Viene con confianza, en tierra se está encontrando muy cómodo. Físicamente se le ve bien. Nosotros creo que tenemos que fijarnos mucho en el juego de Carlos y jugar con nuestras armas: velocidad, intensidad, constancia y ponerle las cosas difíciles en el rival. No hablo de favorito, solo intentamos que saque las mejores cosas de sí mismo».Y hay una referencia clara: Jannik Sinner, del que habla Ferrero como si ya se tratara de una dualidad como la que protagonizaron Nadal y Federer, o Nadal y Djokovic. «Cuando ve que Sinner está estratosférico de constancia, Carlos se viene arriba y trata de subir con él. Los dos se retroalimentan, sobre todo cuando juegan. En Roma se vio y Carlos lo subió con respecto al resto de la semana. Hace que los dos tengan que subir el nivel, y lo notan todos los jugadores. Desde hace dos años sabíamos que si Sinner seguía así sería número 1 y sigue siendo muy constante, y eso ayuda a Carlos para seguir trabajando duro».
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