Caras de preocupación y gestos serios en la sala de control de Tokio de la compañía japonesa ispace. El objetivo era que Resilience, la segunda nave que envía la compañía a la Luna, se posase suavemente sobre nuestro satélite a las 21.17, hora española. Sin embargo, a dos minutos y a tan solo 50 metros de la superficie de Mar Frigoris (Mar del Frío), la llanura basáltica del hemisferio norte en la que debía alunizar, se cortó la conexión con tierra. «Estamos intentando volver a conectar con la nave tras el aterrizaje», aclararon desde la compañía, que espera tener un comunicado con lo ocurrido «en unas horas». Sin embargo, el panorama no pinta bien para Resilience: suponiendo que las cifras finales de la telemetría mostradas en la retransmisión (que ofrecen la altitud y la velocidad de la nave) fueran precisas, la información reflejaba que la sonda viajaba a 187 km/h a una altitud de 52 metros a tan solo 1.45 minutos para el aterrizaje. Sin embargo, el módulo de aterrizaje debería haber estado, como mínimo, al doble de altura en ese momento.«Basándonos en los datos disponibles en la actualidad, el módulo de alunizaje probablemente realizó un aterrizaje forzoso» , afirma la empresa, según recoge AFP.Una situación que recuerda a la ya vivida en abril de 2023, cuando ocurrió algo muy parecido: la nave cortó la comunicación con la torre de control a escasos momentos antes del alunizaje y se hizo el silencio. Horas después ispace confirmó que la sonda se había acelerado durante los últimos metros del descenso, para acabar chocando contra la superficie de la Luna. Lo que había en el interior de la naveEn el interior de Resilience viajaban cinco cargas útiles científicas, incluyendo un microrover lunar llamado Tenacious, desarrollado por la filial luxemburguesa de ispace con el apoyo del gobierno de ese país y de la Agencia Espacial Europea (ESA, por sus siglas en inglés), que considera al pequeño vehículo como «el primer rover europeo que viaja a la Luna». Con apenas 31,5 centímetros de ancho y 54 de largo, además de un peso de cinco kilos, se asemeja a algo así a una maleta de mano. Resilience también incluye un experimento con un electrolizador de agua, un módulo de producción de alimentos a base de algas y una sonda de radiación espacial profunda de Taiwán que podría contribuir a la seguridad de futuras misiones tripuladas.También a bordo hay una placa de aleación conmemorativa basada en la ‘Carta del Siglo Universal’, un documento ficticio de la popular franquicia de ciencia ficción japonesa ‘Gundam’; un disco de memoria de la UNESCO que preserva la diversidad lingüística y cultural; y una obra de arte con forma de pequeña casa que irá encaramada al rover y que ha sido bautizada como ‘Moonhouse’ por su creador, el artista sueco Mikael Genberg. El objetivo es que Resilience y sus experimentos operen dos semanas sobre la superficie lunar (lo que equivale a un día en la Luna), antes de sucumbir a la fría noche de nuestro satélite. En caso de que se obre el ‘milagro’ y se recupere la comunicación con la nave, la red terrestre ESTRACK de la ESA facilitará la comunicación entre el módulo de aterrizaje y el Centro de Control de Misión de ispace en Tokio.El futuro de la compañíaEsta misión, la segunda de la compañía (después de la fallida Hakuto-R Mission 1) forma parte de un ambicioso plan de ispace, que trata de hacerse un hueco en el mercado del desarrollo de módulos de aterrizaje robóticos y rovers lunares. La idea es «expandir la presencia de la humanidad más allá de la Tierra y construir una economía cislunar sostenible», según explican desde la empresa.Noticia Relacionada reportaje Si Los recursos en la Tierra se agotan, pero ¿puede ser el espacio nuestra nueva mina de oro? Patricia BioscaFundada como White Label Space en 2010 por Takeshi Hakamada, su bombre cambió a ispace en 2013. La compañía compitió en el concurso Google Lunar X Prize y, aunque no realizó una misión lunar -el proyecto se acabó cancelando sin ganador-, continuó su trabajo. Con sede en Tokio, ispace también tiene oficinas en Estados Unidos y Luxemburgo.A la conquista de la LunaResilience es la última nave de una oleada de alunizajes impulsada en los últimos años tanto por agencias estatales como por empresas privadas. Desde el primer intento fallido de ispace en 2023, la sonda india Chandrayaan-3 ha aterrizado con éxito, el módulo de aterrizaje japonés SLIM también ha conseguido posarse suavemente sobre la Luna (si bien de lado), la sonda china Chang’e 6 ha recolectado las primeras muestras de la cara oculta y la sonda rusa Luna 25 acabó estrellada contra el regolito.Si bien estos fueron esfuerzos de las agencias estatales, también se han llevado a cabo una serie de intentos de aterrizaje privados. A principios de 2024, el módulo de aterrizaje Peregrine de Astrobotic sufrió un fallo que puso fin a su misión al principio de su vuelo. Poco después, el módulo Odiseo , de Intuitive Machines, sí que consiguió llegar a la Luna, si bien acabó volcando. El primer módulo de aterrizaje Blue Ghost de Firefly Aerospace, que se lanzó con Resilience en el mismo cohete Falcon 9 en enero, realizó el segundo aterrizaje privado de la historia a principios de marzo en el Mare Crisium. El módulo de aterrizaje IM-2 Athena de Intuitive Machines realizó un aterrizaje histórico cerca del polo sur unos días después, pero también terminó sobre el costado. Noticia Relacionada estandar No La nave Athena aterrizó de lado en la Luna: «Estamos decepcionados con la misión» Patricia Biosca Problemas con las comunicaciones desde su alunizaje hacían prever que las maniobras no habían salido según lo esperadoIndependientemente del resultado de Resilience, ispace tiene claro que su proyecto seguirá adelante: su próxima misión, prevista para 2026, estrenará un módulo de aterrizaje más grande, Apex 1.0, cuyo objetivo es ampliar el papel de Japón en la creciente economía lunar.

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