Alcaraz y la gestión de la frustración: «Me enfado y se me pasa. No soy como otros que no abren la boca»

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Alcaraz y la gestión de la frustración: «Me enfado y se me pasa. No soy como otros que no abren la boca»

Lo decía Carlos Alcaraz , que sentía que todos los partidos en tierra batida pasaban por lo que él hiciera. Lo ha demostrado en este Roland Garros en el que se planta en la final con algún set en contra fruto de su ansiedad interior más que de la exigencia exterior. Así pasó ante Fabian Marozsan, ante Damir Dzumhur, ante Ben Shelton y ante Lorenzo Musetti. Al rival que tenía enfrente se sumaron esos pensamientos negativos que lo acompañaron durante un rato del encuentro.«En tres horas y media da tiempo a que lleguen pensamientos buenos y malos. No me salían bien las cosas, mi cabeza se cabrea, y me vienen pensamientos negativos. Pero estoy contento de que hayan sido fugaces, para poder pensar con claridad. Hablarte de forma positiva ayuda muchísimo para salir adelante, para no venirte abajo, para seguir activado. Hoy ha habido de ambas, momentos malos, pero contento por que eso no haya sucedido mucho tiempo, y poder estar positivo durante gran parte del partido», admitía después del encuentro ante Shelton. Y abunda en ello tres partidos después, ya instalado en la final que se auguraba porque al otro lado de la red estará Jannik Sinner. Sufre ante Lorenzo Musetti el buen hacer del italiano y su propia ansiedad, con un plan de juego que no sale como él quiere y una ejecución de los golpes que tampoco lo satisfacen. Demasiados errores, y hasta tres de bulto al final del primer set que concedieron el premio al rival. Nada que no pueda solucionar este Alcaraz superior, pero sí hubo gestos de rabia en patadas a la silla del juez de línea y algún golpe con la raqueta. «Hoy ha habido momentos en los que me he cabreado, las cosas no me salían bien. Me he quejado, le he pegado una patada al asiento, pero tenemos claro que es momentáneo. El mayor cambio que he hecho en este año es que mentalmente hemos aprendido de los momentos que hemos vivido, y he forjado una mentalidad fuerte capaz de resolver problemas», admite.Noticias relacionadas estandar Si Roland Garros Marcel Granollers, de los ‘challenger’ a la final de París Laura Marta estandar Si Roland Garros París, el ‘grand slam’ que no abraza la tecnología Laura MartaPero sobre todo se admite a sí mismo, con una idea muy clara de qué quiere conseguir y cómo lograrlo. «Aprender de las situaciones y de la experiencia no significa que vaya a estar sereno o no me queje ni una sola vez. Es aprender a que no me afecte mucho tiempo. Sueltas la rabia que llevo dentro y en el siguiente punto estoy ya preparado. Que no dure casi nada. Nos vamos conociendo y no soy como otros que necesitan estar serenos sin abrir la boca, pero son cosas de un punto o dos y se nos olvida después».Una actitud que choca con la de Jannik Sinner, su rival en la final del domingo. Impertérrito casi siempre el italiano aunque sorprenda que de su boca salga la confesión de que todo es una fachada: «Parezco calmado, pero por dentro tengo una tormenta». Dos estilos, dos actitudes, dos personalidades que se mejoran la una a la otra y que protagonizarán la mejor final posible: el número 1 y el número 2 frente a frente, con todos sus enfados, sus recursos, sus capacidades, sus tenis y sus formas de ser en pos de un único objetivo: la Copa de los Mosqueteros.

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