Estados Unidos vivió, en la primera mitad de la década de 1860, un famoso fratricidio, conocido como Guerra civil americana o guerra de Secesión. Más de un siglo y medio después, a principios de los años 2020, tras la primera presidencia de Donald Trump —se pregunta la politóloga Barbara F. Walter —, ¿el país se encuentra a las puertas de una segunda guerra civil? Varios elementos inducen a responder en positivo. No se trata, evidentemente, de un conflicto como los del Ochocientos o la primera mitad de la centuria siguiente: sin campos de batalla y ejércitos y sin soldados uniformados, sustituidos por redes sociales, milicias y lemas étnicos. ENSAYO ‘Cómo empieza una guerra civil y cómo evitar que ocurra’ Autora Barbara F. Walter Editorial Península Año 2025 Páginas 368 Precio 21,90 euros 3La autora nos propone, como sugiere el título de su obra, analizar, a partir de gran cantidad de datos de las abundosas guerras civiles que han tenido lugar en todo el mundo desde mediados del siglo XX —con particular atención a los casos irlandés, balcánico, ucraniano, filipino, birmano, ruandés, iraquí y sirio—, los factores que condujeron al umbral de dichas contiendas. Y, a continuación, aplicar los resultados y enseñanzas a Estados Unidos con el fin último de hacer proposiciones para evitar un magno y fatídico estallido violento.La anocracia y el faccionalismo constituyen aspectos clave a la hora de predecir la posibilidad de una guerra civil. La zona intermedia entre las democracias plenas y las autocracias pone en riesgo a un país. Tanto los procesos de democratización demasiado acelerados y radicales como las regresiones democráticas pueden conducir a la anocracia. Lo étnico y religioso ha ido ocupando en muchas partes el lugar de lo económico y político en conflictos y guerras. La anocracia y el faccionalismo son aspectos clave a la hora de predecir una posible contiendaLa facción identitaria sustituye al partido y la ideología. No faltan emprendedores étnicos para fracturar la sociedad. La degradación o sensación de pérdida de estatus —la inmigración tiene aquí un papel relevante— y la falta de esperanza impulsan asimismo al fratricidio. En los últimos lustros se cuenta con un «acelerador perfecto» del faccionalismo: las descontroladas redes sociales. Todo lo anterior estaba bien presente en 2020 en Estados Unidos, con abundancia de armas , activas milicias de extrema derecha, enraizado resentimiento racial —y religioso— y un emprendedor étnico al frente. Para Walter, el país se acercaba de manera peligrosa a las ideas de limpieza étnica y a la fase de insurgencia manifiesta, previa a la guerra civil. Para que Estados Unidos frene el faccionalismo y no avance hacia la guerra civil resulta necesario, sostiene la autora, mejorar la gobernanza y apuntalar la democracia, así como controlar las redes sociales y las milicias extremistas. La solución pasa, en fin de cuentas, por una auténtica democracia multiétnica. El libro es muy interesante. Lástima que las referencias a España contengan, casi todas, crasos errores. Se echa de menos, sin embargo, un nuevo prefacio en esta traducción. El tema es de singular actualidad. La obra fue escrita teniendo como referencia inmediata el triunfo electoral de Biden y los hechos del Capitolio de enero de 2021. En sus páginas se especula, además, sobre un hipotético futuro. Menos de un lustro después, Trump, un autócrata ni inteligente ni experimentado en política, según Walter, vuelve a ocupar la presidencia; no Kamala Harris, como ella entonces imaginaba. Una actualización hubiera permitido preguntarse si Estados Unidos está hoy más lejos o más cerca de su segunda guerra civil.

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