A miles de kilómetros de distancia, desde la barrera y sin conocimiento de causa, se podría pensar que quien con fuego juega, con fuego se quema. Pero quienes conocen bien México saben que los narcocorridos , esa música que relata las correrías de los grandes traficantes de droga, está tan arraigada en la realidad sociocultural del país que no se puede despachar un análisis certero con los ojos de un europeo.«Durante las últimas décadas, con el aumento de la desigualdad y la persecución policial suscitada por el anticomunismo y la guerra contra las drogas, el narcomundo apareció como opción disponible, conformada por personajes que lograron transitar los senderos disponibles de movilidad social desde los ámbitos de la ilegalidad y paralegalidad», explica el sociólogo José Manual Valenzuela en uno de sus numerosos estudios sobre el tema. « Así surgieron nuevos héroes o antihéroes , en un mundo que no corresponde necesariamente a la lógica del dinero fácil, pues el camino es sinuoso, violento, sangriento. Pero para algunos puede llegar a ser rápido o transitable». La traducción de todo esto en canciones, en un país tan musical como México, era completamente inevitable.El corrido nació en el siglo XIX, y su variante ‘narco’, en las décadas de 1920 y 1930, cuando los compositores empezaron a narrar las historias del contrabando de alcohol con el llamado ‘corrido tequilero’, una especie de proto-narcocorrido. También hablaban de los primeros delitos relacionados con opiáceos, siendo el primer narcocorrido documentado ‘El Pablote’, de 1931 , sobre un narcotraficante conocido como ‘El rey de la morfina’. En los años cincuenta fue cuando se convirtió en lo que es hoy, y en los setenta el fenómeno explotó con la popularidad de la canción ‘Jefe de jefes’ de Los Tigres del Norte, que siempre han asegurado no tener conexiones directas con los cárteles, aunque otros cantantes del género, como el famoso Gerardo Ortiz, admitieron que lavaron dinero de los narcos a través de sus conciertos.Noticia Relacionada En México y Estados Unidos estandar Si Guerra a los narcocorridos, las canciones que glorifican las vidas de los grandes capos Milton Merlo | Corresponsal en Ciudad de MéxicoEl problema de este género musical, más allá del debate sobre si sus letras narran o más bien glorifican las actividades criminales de los cárteles, es que ha ido estrechando cada vez más su relación con los protagonistas de sus canciones. Lo cual ha derivado, como no podía ser de otra manera, en innumerables muertes violentas.Uno de los primeros asesinatos que conmocionó la escena fue el de Chalino Sánchez , en mayo de 1992 en Culiacán, Sinaloa. El cuerpo del ‘Rey del Corrido’, como también era conocido Sánchez, fue encontrado con múltiples agujeros de bala en un canal de riego cerca de la Carretera Federal Mexicana, después de ser «escoltado» por supuestos policías tras un concierto en su tierra natal. Tenía 31 años, y diversas versiones apuntan que alguien le entregó una nota al inicio de aquel concierto, en la que supuestamente le amenazaban para que no cantara. Bastante más sonado fue el atentado que acabó con la vida de Valentín Elizalde a los 27 años, el 25 de noviembre de 2006. Tras actuar en el palenque Expo Feria Reynosa, en Tamaulipas, el cantante de regional mexicano salió del lugar en un coche que segundos después fue interceptado por dos camionetas que le cerraron el paso. Varios hombres fuertemente armados descendieron y abrieron fuego con rifles de asalto alcanzando directamente a Elizalde. La Procuraduría General de Justicia (PGJ) de Tamaulipas indicó que el narcotráfico estaba detrás del asesinato del cantante y señaló a Jaime González Durán, alias el Hummer, uno de los líderes del cártel de Los Zetas, como el responsable.Poco más de un año después, Sergio Gómez , vocalista de K-Paz de la Sierra, fue asesinado en Michoacán a los 34 años, después de sufrir torturas. El asesinato fue atribuido al grupo criminal de La Familia Michoacana, que supuestamente se enfureció porque Elizalde dio un concierto para sus enemigos, Los Zetas.En junio de 2010, Sergio Vega , más conocido como ‘El Shaka’, fue asesinado en Sinaloa cuando se dirigía a una presentación en la feria de Alhuel; y en 2013, la violencia alcanzó una magnitud insólita cuando los diecisiete miembros del grupo musical El Kombo Kolombia fueron asesinados en el municipio de Mina, en el estado de Nuevo León, poco después de saberse que la agrupación solía actuar en eventos organizados por grupos del crimen organizado.Los Tigres del Norte, Chalino Sánchez y Valentín ElizondoDesde entonces, la lista de ejecutados por el narco no ha hecho más que crecer, y cada vez con más velocidad. En abril de 2019, Luis Mendoza Cervantes , vocalista del grupo de música regional Los Ronaldos, fue brutalmente asesinado junto a su manager a los 23 años de edad, al ser alcanzado por más de cien balas disparadas con ametralladoras AK-47 en plena calle en Ciudad Obregón, Sonora. En febrero del año pasado, El cantante de corridos tumbados Jesús Cárdenas Velázquez, conocido como Chuy Montana, fue asesinado a tiros en Baja California a los diecinueve años de edad. Su cuerpo fue localizado con evidentes señales de tortura y las manos esposadas poco después del mediodía, en una cuneta de la carretera Tijuana-Playas de Rosarito, y según medios locales el atentado fue obra del Cártel de Jalisco Nueva Generación (CJNG).También en 2024, en mayo, el vocalista de la agrupación H Norteña, Kevin Amalio Hernández , de 34 años, fue asesinado a tiros en un ataque armado en la ciudad de Parral, en el Estado de Chihuahua. Más tarde, en septiembre, el cantante Francisco Quijada , conocido como Pancholín, fue asesinado a balazos en Guadalajara (tres meses después le siguió su padre, tiroteado en su rancho de Guayacán). Y en octubre, el vocalista de Emiliano Cuevas y Grupo Penumbra, así como el acordeonista de la agrupación, fueron asesinados a balazos tras dar un concierto en una plaza de Querétaro.El año 2025 empezó con el asesinato del músico y compositor Fernando ‘El Colorín’ Jiménez Nieves , víctima de un ataque armado que le costó la vida el 3 de enero en el municipio de Salvatierra, Guanajuato. Un mes después se produjo el de otro artista de música regional mexicana, esta vez elevando la tensión al ser fuera de las fronteras de México. El cantante Zair Guette , de 25 años, fue secuestrado, torturado y asesinado el 14 de febrero en Ginebra, una localidad del Valle del Cauca en Colombia, y fue encontrado muerto junto a su representante, Teddy Vergara Álvarez, en una brutal escena del crimen. Y de nuevo en México, en mayo, Ramón Eduardo Zárate , baterista del grupo La Nueva Era, fue localizado sin vida después de ser secuestrado en su casa en Sonora. Por esas mismas fechas el cantante Mauricio Corona murió en un hospital tras ser atacado a balazos por hombres armados que irrumpieron en su domicilio en Guanajuato.Esta violencia permanente volvió a escalar de forma tremenda hace unos días, cuando cinco integrantes del Grupo Fugitivo , una banda de música regional originaria de Reynosa, Tamaulipas, fueron asesinados cerca de la frontera con Estados Unidos. Sus cuerpos calcinados fueron hallados después de que los cinco desaparecieran tras dirigirse a un concierto privado en la colonia Riberas del Río, y las autoridades han detenido a nueve personas presuntamente vinculadas a ‘Los Metros’, una célula del Cártel del Golfo.La cosa se ha puesto tan tensa en los últimos años, que incluso súperestrellas como Peso Pluma han sido amenazadas de muerte por los cárteles. En consecuencia, un total de diez estados mexicanos han prohibido este tipo de música y, aunque asegura que «no se trata de censurar», la presidenta del país, Claudia Sheinbaum , ha lanzado una campaña llamada ‘México canta y encanta’ para promover otras temáticas en la música popular mexicana.«Lo cierto es que yo nunca había visto tanto nivel de violencia sobre la comunidad musical», confiesa a ABC Jorge Hernández, el líder de Los Tigres del Norte , que vienen de gira a España este mes de junio. «Desde hace tiempo se producen muertes relacionadas con los narcos, y no sé qué está ocurriendo actualmente, pero está pasando que si cantas sobre un cártel, el cártel enemigo puede ir a por ti. Y creo que hay que saber cómo hacer tus canciones con precaución, sin meterte en terrenos peligrosos. Nosotros la tenemos, para no tener vínculos con nadie, y tratamos de contar las cosas desde el punto de vista del relato histórico, no ideológico, y siempre manteniéndonos dentro del marco de la ley. El problema es que hay una nueva generación de músicos que no ve las cosas así, y que es más efusiva que nosotros, que somos de la vieja escuela».A las pocas horas de que este diario entrevistara a Los Tigres del Norte, otros dos asesinatos sacudían la escena musical mexicana, en incidentes separados. Isaac Luna , vocalista de Banda La Constructiva, fue asesinado a balazos en su casa de Guanajuato la madrugada del pasado domingo 1 de junio, justo después de que el cantante se presentara junto a su banda en el Salón San Juan, ubicado en la localidad de Irapuato. Esa misma noche, el cantante de regional mexicano Julio Eusebio Labra , de la agrupación Conquistadores de la Sierra, también fue asesinado a tiros, pero en pleno concierto en la ciudad Morelos y ante un público que salió corriendo aterrorizado del lugar.¿Qué está pasando? ¿Por qué la violencia está alcanzando niveles inéditos? Según José Manual Valenzuela, «la conformación de nuevos héroes y referentes de vida exitosos para las y los jóvenes», especialmente acelerada por culpa de las redes sociales, tiene mucho que ver. «La solución requiere canales solventes, creíbles y disponibles que garanticen la conformación de proyectos de vida viables y vivibles. Desmontar el culto a los narcos solo se logrará cuando desaparezca la profunda desigualdad social», asegura.MÁS INFORMACIÓN Encuentran cinco músicos asesinados tras su desaparición en MéxicoMientras exista el narco, existirá el narcocorrido. Porque tal como concluye Jorge Hernández, «mientras haya historias, habrá alguien que quiera contarlas… Sólo espero que se haga cuidando más las letras, de una forma más constructiva, por el bien de todos».

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