Alguna vez John Updike acusó a J. D. Salinger de amar más a sus personajes (a los componentes de la genial y disfuncional familia Glass) más de lo que los amaba Dios. El paso de los años aligeró un tanto la condena de semejante pronunciamiento pero, sí, algo de eso había. Salvando las enormes distancias, me veo en la obligación de señalar aquí —con la autoridad de ‘lector constante’ que ha disfrutado de lo suyo desde la aparición de la debutante ‘Carrie’ hace más de medio siglo— que Stephen King ama demasiado a la disfuncional y genial Holly Gibney. NOVELA ‘No tengas miedo’ Autor Stephen King Editorial Plaza & Janés Año 2025 Páginas 604 Precio 24,90 euros 3Ya saben: aquella a quien conocimos en la Trilogía Bill Hodges iniciada con ‘Mister Mercedes’, reencontramos en la magnífica ‘El visitante’ y en su un tanto innecesaria ‘coda-nouvelle’ ‘La sangre manda’, y volvimos a acompañar en el perfecto ‘thriller’-canibalístico ‘Holly’ donde, además, se profundizaba en el pasado traumático de esta obsesiva y autista y obsesiva-compulsiva y sensorialmente difusa y adicta al latín y muy privada investigadora ‘savant’ y ‘sui-generis’. Y Holly vuelve con todas sus particularidades en este ‘No tengas miedo’ de King (Maine, 1947) que, de la peor manera posible, es ‘también’ una rareza en la abultada bibliografía de su autor. Es decir: es una novela casi mala. Y que —luego de la muy decepcionante recopilación de relatos del 2024 ‘Si te gusta la oscuridad’— es motivo de preocupación. Y de un cierto fastidio provocado ya desde unas primeras páginas con una sobreabundancia de diálogos pedestres (en especial esas conversaciones que se quieren adorables entre Holly y su poética y joven ‘protegé’ Barbara y las muy ‘profesionales’ pero amistosas con la oficial de policía Izzy Jaynes) y donde no sé entiende muy bien acerca de qué se habla. Y en ‘No tengas miedo’ se habla mucho, demasiado y probablemente sea la novela más ‘conversada’ de King y se hace especialmente pesado el caudal expositivo/explicativo y mecánico de lo que se parlotea en exceso. En especial en lo que hace a esa ‘Fórmula de Blackstone’ donde deben morir trece inocentes y un culpable para así corregir la injusticia de un veredicto errado. Se habla demasiado y probablemente sea su novela más ‘conversada’ y se hace pesado el caudal expositivo/explicativo Después, la puesta en funcionamiento de una maquinaria con mucho de esos ingenios dibujados por Rube Goldberg (pecado en el que también ha venido incurriendo en sus intrigas legales el gran Scott Turow ) que lucen muy vistosos pero enseguida agotan por el frenesí de sus giros y evoluciones. Y, sí, la sombra de un asesino en serie autobautizado como Bill Wilson (nombre del co-fundador de Alcohólicos Anónimos; y con el agradecido ex adicto King volviendo a frecuentar las reuniones de Alcohólicos Anónimos como escenario). Y la amenaza añadida sobre una Kate McKay, activista feminista ‘best-seller’, de parte de jaurías de hombres rabiosos en contra del aborto (más otro ‘killer’). Y, pronto pero lentamente, aquello que recomendaba E. M. Forster: «Only connect». Entonces, inevitablemente, una/otra de esas detalladas persecuciones/desactivaciones del monstruo de turno marca de la casa. Y, de acuerdo, King es un profesional y sabe muy bien cómo proceder a la hora del ‘procedural’. Pero algo no salió demasiado bien cuando el lector resulta más agotado que los perseguidores de los perseguidores y King no asusta sino que espanta. De nuevo, a nivel personal: ya s on varios años extrañando una buena y voluminosa y descriptivamente densa ficción terrorífica de King. Y esperamos que su promesa de retornar —en memoria del gran Peter Straub— a Los Territorios de ‘El talismán’ y ‘Casa negra’ no se demore demasiado o se vea postergada por un nuevo caso de Holly Gibney a quien todos queremos pero quien, también, se merece y nos debe unas vacaciones. Mientras tanto y hasta entonces —a no temer, pero sí temer— este King no da miedo.

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