Atraviesa la selección española una época de esplendor, cuyo brillo luce la absoluta, que mana de los cimientos de unas categorías inferiores acostumbradas al éxito. Entre ellas, la sub-21, que busca desde este miércoles en Eslovaquia su sexto Europeo. Un campeonato en el que Santi Denia (Albacete, 1974) persigue completar su triple corona continental, tras tocar la gloria con la sub-17 y la sub-19. Un seleccionador, el manchego, que se muestra feliz en ABC después de toda una vida ligada al fútbol entre el césped y el banquillo, y experiencias como el doblete y el descenso como jugador del Atlético de Madrid que le enseñaron la importancia del equilibrio. —¿El hecho de acudir siempre entre los favoritos supone una presión o un aliciente?—Es un reto. El objetivo es intentar mejorar el último campeonato de Europa y es verdad que posiblemente sea el reto más difícil, con mayor problemática, que voy a afrontar en estos 15 años, pero con mucha ilusión, trabajo y ganas. —¿Completar la triple corona europea sería lo último que le queda por conseguir como entrenador en la RFEF?—Es un reto que tenemos. Es un sueño poder conseguir los tres Europeos. Lo tuvimos cerca en Rumanía. Me lo tomo como un reto más, una ilusión más. —Se mostró crítico con el calendario cuando anunció la lista de convocados. ¿Qué posible solución ve?—No sé, no soy yo quien tiene que dar la solución, todo tendría que ser más consensuado. Pero no fue una crítica. Es que nos consideramos una víctima del calendario. ¿Por qué? Porque hay un Mundial de Clubes, cosa que es la primera edición. Nunca habíamos tenido esta problemática. Todos los Europeos que hemos hecho no ha habido tanta dificultad para poder elegir. Son las circunstancias que tenemos y, a partir de ahí, intentaremos hacer el mejor equipo posible. —¿El mundo del fútbol aceptaría rebajarse el sueldo a cambio de reducir el número de partidos y torneos?—Se tendrían que sentar todas las partes implicadas y llegar a entendimientos. Porque es verdad que estás oyendo a gente que tiene ya mucha experiencia que son demasiados partidos por todo, por equipo, por selección y por las competiciones que hay. Nosotros, te repito, somos víctimas porque el Europeo no es una fecha FIFA y los clubes no están obligados a dejar a sus jugadores.—¿Cómo fueron sus inicios en el fútbol en Albacete?—Yo era un crío, como todos los jóvenes que juegan en el barrio de su ciudad, que soñaba con llegar a jugar en el Albacete. Ese era mi sueño. También era seguidor del Atlético de Madrid por mi padre. Y en la vida he ido cumpliendo sueños. Todos los sueños que he tenido se han ido cumpliendo, también a base de mucho trabajo, de mucho sacrificio, de pensar en qué era lo mejor para mi equipo, intentar ayudar a compañeros. Toda mi vida ha estado relacionada con el fútbol y he ido cumpliendo los sueños que tenía de pequeñito. Eso es ser un privilegiado en la vida y como tal lo valoro y sigo esforzándome para conseguir más objetivos.—Tras su fichaje por el Atlético, se mudó solo a Madrid. ¿Cómo se gestiona dejar a su familia y amigos?—Fue una maravilla. El cambio era grande, pero llegar al Atlético y poder conseguir títulos y tener esas experiencias también fue un sueño. Entonces no tenía familia, venían mis padres porque era muy joven y siempre los tenía cerca. Siempre tenía las croquetas de mi madre para cenar. Era feliz. Viví diez años en el club con muchas experiencias buenas y no tan buenas, como el descenso. Y eso también te enseña en la vida a mantener un equilibrio, tanto para lo bueno como para lo malo.—Una etapa con un histórico doblete y un descenso a Segunda. ¿Cómo se procesa el pasar del cielo al infierno en apenas unos años?—Siempre me hubiera gustado en esos momentos, tanto los buenos como los malos, tener al lado un psicólogo. Es verdad que Radomir [Antic ] y los entrenadores tenemos esa parte de psicología, pero digo un profesional. Porque esos picos, cuando desciendes con el Atlético, momentos duros, momentos difíciles, momentos de no querer salir de tu casa, de pensamientos muy negativos siempre, pues un profesional me hubiera ayudado. En ese momento no supe detectarlo. Soy un defensor del tema de los psicólogos, del tema mental, porque también a nivel profesional no es todo lo bonito que se ve del futbolista profesional, de ganar, de conseguir títulos… No. Hay mucha presión por el tema mediático, por el tema de los aficionados y hay que mantener equilibrios mentales que son importantes para los jugadores.—En el Atlético actual, ¿la exigencia es acorde al crecimiento del club o se debería aumentar?—No, no. Yo soy muy del Cholo. Han ido de la mano tanto el club como el Cholo en el crecimiento que ha tenido en estos últimos 15 años desde que llegó y la exigencia siempre va a ser conseguir títulos. Y eso lo dijo el otro día el Cholo, que ese es el mayor legado que va a dejar. Que pueda estar compitiendo con el Madrid y el Barcelona cuando empieza el año, que la gente pueda estar pensando que va a luchar en los campeonatos. Luego, poder ganar una Liga, como ha conseguido, es muy difícil y más contra dos potencias como el Barcelona y el Madrid. Ese es su mayor logro. El club también ha hecho un esfuerzo por darle inversión, por darle crecimiento al Cholo y darle las herramientas para poder competir. Han ido de la mano y eso es lo más importante.—¿Fue duro retirarse por una lesión y no por voluntad propia?—Pasé de jugador a entrenador, no tuve ni un día de descanso. No he parado en 18 años. Fue algo bueno poder empezar con los jóvenes en el Atlético con José María Amorrortu. Formarme como entrenador, formarme otra vez como gestor de grupos. Fue el primer paso y también un golpe de realidad. De tener siempre toda la ropa a venir el utillero a darme calzoncillos, pantalón y camiseta y volver a lavártelos tú como cuando tenías 15 años. Esa es la realidad del no jugador profesional.—Su recorrido en los banquillos le llevó a ser entrenador interino del Atlético un partido en el Calderón. ¿Qué recuerdo tiene de aquello?—El club me ofrece ser ayudante de Abel [Resino] en un final de temporada y un principio de la siguiente. Agradecido a Abel por ayudarme a estar en un equipo profesional como el Atlético. Y bueno, el partido aquel del Mallorca fue circunstancial. El club consideró que tenía que estar y feliz. También tuve críticas, pero eso va dentro de lo que es ser entrenador del Atlético o poder dirigir un partido del Atlético, de lo cual me siento orgulloso.Noticias relacionadas estandar Si fútbol Reijnders y Huijsen, los fichajes más caros del mercado del Mundial de Clubes Rubén Cañizares estandar No FÚTBOL Ni rastro de Jenni Hermoso: Tomé mantiene su bloque de confianza para la Eurocopa Daniel Cebreiro—Cuando uno piensa en dedicarse a entrenar, imagino que se visualiza entrenando todos los días en un club ¿Qué le lleva a la RFEF?—Hay un proceso del juvenil al primer equipo del Atlético y, justo cuando nos echan, porque no eres entrenador hasta que te echan, tengo una llamada de Fernando Hierro en 2010. Me dice que Aitor Karanka se va y que piensa en mí como seleccionador sub-16. Lo valoro con la familia y creo que es una buena decisión entrar otra vez en la formación con jóvenes en la Federación. Era un paso más en la formación como entrenador.—¿Qué ventajas y desventajas tiene el entrenar solo unas pocas veces al año?—Aquí lo que tenemos que hacer más es seleccionar bien, porque el tema del entrenamiento, a no ser que tengas una fase final, no tienes tanto tiempo. Tienes dos días para preparar un partido y los entrenadores saben que eso es muy difícil. El privilegio que tenemos es que podemos seleccionar a los que queremos y en cada convocatoria puedes decidir cambiar. Eso no lo tiene nadie. Es verdad que luego la exigencia es espectacular porque tienes que enfrentarte a los mejores de Alemania, Eslovaquia, Rumania, Italia…y cada vez hay más igualdad. Hay que seleccionar bien, traer a los mejores y convencerles en poco tiempo de cómo hay que jugar. —¿El oro en los JJ.OO. de París fue el mayor éxito de su carrera?—Es un logro, un sueño hecho realidad. Es el sueño de cualquier niño poder disputar unos Juegos. Es lo máximo poder ayudar a un equipo a conseguir un oro. Eso no me lo va a quitar nadie. Como decía Jesús [Gil], «me muero ya tranquilo después del doblete». Pero es verdad que cada año aquí en la selección hay retos nuevos y este año tengo en la cabeza el oro, el oro de la sub-21. Paso a paso, pero cumpliría un ciclo muy difícil, que es ganar en sub-17, sub-19 y sub-21 el Campeonato de Europa.—¿Se ve como entrenador de la selección absoluta?—No. Me veo viendo a Luis muchos, muchos años, porque es el mejor seleccionador que podemos tener, es el mejor gestor de grupos, es el que mejor selecciona, es el que mejor elige. Como llevo tantos años con él, lo veo muchos años. Estoy contento donde estoy.—¿Su futuro estará en un club o se mantendrá como seleccionador?—Está claro que el proceso natural de un seleccionador sub-21 es en tres o cuatro años salir a un club. Porque ha pasado, no lo digo por mí, sino porque les pasó a Luis Milla, Lopetegui, Celades, a De la Fuente seguramente le hubiera pasado si no llega a la absoluta. Es un proceso natural. De momento, Europeo, y después lo que venga estará bien.—¿El puesto de seleccionador ofrece una mayor conciliación familiar?—Bueno, es diferente. Un año con Lopetegui estuvimos casi 200 días fuera de casa, que no sé si un entrenador del club los cumple. Los campeonatos aquí es verdad que se acumulan mucho en verano. La gente se piensa que no, pero cuando se concentra es mucho tiempo concentrado junto. Es diferente, pero la familia lo lleva bien. Me ve feliz y me acompaña en el proceso.—Sus hijos se dedican también al fútbol. ¿Tienen ventaja al tener un padre entrenador y exjugador?—No, no es ni ventaja ni desventaja. Al final lo que te va a hacer estar en un equipo o debutar en el fútbol profesional va a ser tu trabajo del día a día. Es que no hay más secreto. Si no trabajas, no te esfuerzas, no das rendimiento, no te van a dar nada. Que hagan su camino independientemente de los apellidos que lleven y que hagan su camino trabajando duro y ayudando a su equipo, que no hay más secreto en el fútbol que ese.—¿Le gustaría encontrarse con ellos durante su carrera?—No sé. Nunca lo había pensado. Nunca me habían hecho esa pregunta. Que hagan su camino y yo el mío. Estaría bien poder enfrentarme a uno de mis hijos. Estaría bien.

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