Ayuso: «Madrid nunca levanta muros, sino plazas siempre abiertas»

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Ayuso: «Madrid nunca levanta muros, sino plazas siempre abiertas»

Hace 40 años que la Real Casa de Correos se convirtió en la sede del Gobierno autonómico. Una operación que salió de un acuerdo a tres bandas, entre las administraciones socialistas del Gobierno de la nación, la región y el municipio: el ministro José Barrionuevo, el presidente regional Joaquín Leguina y el entonces teniente de alcalde Juan Barranco rubricaron el acuerdo que cedía el edificio. Isabel Díaz Ayuso celebró ayer, con un acto institucional, estas cuatro décadas de convivencia en la ‘casa común’ de los madrileños, y reivindicó su papel y que no se «levanten muros» sino que se «abran plazas».La Real Casa de Correos lleva más de un año en el ojo del huracán, por la decisión del Gobierno central de declararla lugar de memoria democrática, por haber sido sede de la Dirección General de Seguridad del franquismo. Una pretensión a la que se opone con todas sus fuerzas la presidenta regional, Isabel Díaz Ayuso , que ha llevado el asunto a los tribunales, y ha blindado el edificio contra esa declaración por una norma que, a su vez, ha recurrido el Gobierno central y que ha sido suspendida por el Tribunal Constitucional.La jefa del Ejecutivo madrileño ha recordado que la fachada de la Real Casa dé Correos ya tiene tres placas, en recuerdo de «la fortaleza de un pueblo libre cuando afronta unido las adversidades»: a los héroes del Dos de Mayo, a las víctimas del 11-M y a los fallecidos en la pandemia. Tres placas que le parecen suficientes a Díaz Ayuso, que rechaza que se declare el inmueble lugar de memoria democrática, como quiere el Gobierno central, en un asunto, otro, que les tiene enfrentados en los tribunales.Noticia Relacionada ENTREVISTA estandar Si Entrevista a Isabel Díaz Ayuso Paloma EstebanHasta el edificio se han acercado este viernes, para celebrar esta onomástica, los expresidentes Leguina, Ruiz-Gallardón y Esperanza Aguirre, el exministro José Barrionuevo, que firmó en su día la cesión del edificio a la Comunidad de Madrid, además de los consejeros y personalidades civiles y militares. En varios vídeos, se ha explicado cómo la Real Casa de Correos ha sido, y es, sede del reloj más famoso de España, y ha sido muchas cosas a lo largo de dos siglos y medios: se ocupaba de las cartas, ha sido ministerio de Gobernación, en su balcón se ha proclamado la II República, y ahora es sede de la comunidad autónoma. Como ha defendido Fernando Savater, igual que la Constitución de 1978 «no se hizo a cambio de imponer nada a nadie, sino haciendo todos concesiones», la Real Casa de Correos es «un símbolo de reconciliación, no de buscar agravios pasados».250 años de historiaPero mientras la batalla legal sigue su curso, la actual presidenta y varios de los expresidentes autonómicos madrileños –junto a Díaz Ayuso estuvieron Joaquín Leguina, Alberto Ruiz-Gallardón, Esperanza Aguirre y Cristina Cifuentes– celebraron ayer los 40 años de este inmueble como sede de la autonomía. Y de paso, reivindicaron sus más de 250 años dedicado a todo tipo de actividades: sede ministerial, capitanía, casa de postas, sede del reloj más famoso de España, lugar del levantamiento contra los franceses en 1808 y ahora despacho oficial de la Comunidad.La presidenta madrileña, en su discurso de ayer, recordó todo esto, y también cuando fue Ministerio de la Gobernación «con el Gobierno del Frente Popular durante la Guerra Civil, en que tuvo un triste papel de la represión de retaguardia», o cuando «desde el final de la contienda, fue sede de la Dirección General de Seguridad y desde el primer momento, escenario de una dura persecución y detención de los opositores al régimen, con frecuentes episodios de maltrato y torturas a muchos de los detenidos. Entre ellos, al padre del presidente de la Comunidad, Alberto Ruiz- Gallardón».40 años como sede autonómica Arriba, Ruiz-Gallardón y Joaquín Leguina, grandes adversarios y grandes amigos; abajo, izq., Fernando Savater durante su discurso. Dcha, Nacho Cano. JAIME GARCÍAPrecisamente Ruiz-Gallardón fue el encargado, como presidente regional, de la reforma integral del edificio, que realizó nada más llegar al cargo por consejo de Leguina, como recordaba ayer junto a él, dando fe de la inalterable amistad que une desde siempre a estos dos adversarios políticos. Al acto también acudió José Barrionuevo, ministro de Interior cuando se produjo la cesión del edificio. En Madrid, playa no hay: ni ahora ni hace 40 años, cuando la Real Casa de Correos se convirtió en sede del Gobierno autonómico, por deseo del primer presidente regional, Joaquín Leguina. Pero los sones de esta popular canción pusieron ritmo al acto desde su inicio.La jefa del Ejecutivo madrileño puso el acento en que la fachada de la Real Casa de Correos ya tiene tres placas, en recuerdo de «la fortaleza de un pueblo libre cuando afronta unido las adversidades»: a los héroes del Dos de Mayo, a las víctimas del 11-M y a los fallecidos en la pandemia. Suficientes, considera.EfeméridesEn su discurso, Díaz Ayuso fue entrelazando hechos ocurridos también hace 40 años, a la vez que la Real Casa de Correos se convertía en sede del Gobierno madrileño: España se convertía en miembro de la Unión Europea; la Asamblea General de las Naciones Unidas declaró 1985 el Año Internacional de la Juventud; se estrenaron «películas americanas que marcaron nuestra juventud» como ‘Regreso al futuro’ o ‘Los Goonies’. Se registró el primer dominio ‘.com’, «y el Papa Juan Pablo II llenaba los estadios del mundo de jóvenes a los que llamaba a ser valientes». Un año en que se firmó el primer Tratado de Schengen, que eliminaba los controles fronterizos para socios europeos, y «con la llegada de Gorbachov al poder comenzaba el principio del fin de la dictadura soviética», evocaba Díaz Ayuso.La jefa del Ejecutivo trajo a colación e hizo suyas las palabras del alcalde madrileño Juan Barranco, que «dijo aquí, con motivo del 40 aniversario del Estatuto de Autonomía de la Comunidad de Madrid, que ‘nos reconocemos diferentes, pero nos queremos poner de acuerdo y afortunadamente lo conseguimos. No sé en qué recodo del camino hemos perdido esa voluntad. Espero que algún día la podamos recuperar’».La política madrileña aludió también al corazón al rememorar que en la Real Casa de Correos y en la Puerta del Sol «lloramos y consolamos juntos lo mismo que celebramos. Cada uno tiene sus propios recuerdos en estos 40 años en esta casa de todos. Nos hace compañía al pasar y nos da sensación de continuidad», dijo, en esta región en el que «nadie se siente extranjero» porque «nunca levanta muros y tiende puertas que son plazas que están siempre abiertas».GenerosidadMadrid, reiteró, es «una de las regiones más abiertas del mundo, y en la Puerta del Sol se oyen todas las lenguas del mundo y todos los acentos del español». Algo conseguido «sin perder las tradiciones y a la vanguardia». La sede de su Gobierno fue durante la Transición «un símbolo de concordia y reconciliación», en unos años en que «España sorprendió al mundo por el modo en el que hermanos enfrentados se dieron un abrazo y se comprometieron a convivir en el entendimiento». Y expresó un deseo en voz alta: «Estos lazos de generosidad fraterna no pueden ser hoy deslegitimados».El escritor Fernando Savater hizo un paralelismo entre la historia de este edificio y el espíritu de la Constitución de 1978, que «no se hizo a cambio de imponer nada a nadie, sino haciendo todos concesiones». De igual manera, añadió, la Real Casa de Correos es «un símbolo de reconciliación, no de buscar agravios pasados».DeportesTambién la escritora Marta Robles intervino en el acto, y realizó una retrospectiva de Madrid en aquellos años 80 en que el Ejecutivo autonómico ocupó este inmueble, a través de los ojos de la jovencita que era entonces ella: un Madrid de la movida, de la modernidad y que siempre miraba al futuro. «Su reconversión se vio como un símbolo de un Madrid nuevo y distinto donde bullían las ganas de crecer y de crear», rememoró.Durante años, la Real Casa de Correos se ha convertido también en la fachada a la que miran los madrileños que acuden a tomar las uvas en Nochevieja, y en el lugar frente al que se han congregado numerosas movilizaciones sociales. A su balcón se han asomado todo tipo de figuras del deporte, que han acudido allí a ofrecer sus trofeos a los ciudadanos. Y en el resumen de la historia reciente del edificio, no podía faltar el ejército, siempre –salvo este año– presente en las grandes celebraciones, como las del Dos de Mayo: para ello, se vieron imágenes de las tropas desfilando ante el kilómetro cero, y de los aviones de la Patrulla Águila sobrevolando el cielo en la Puerta del Sol.Los Refrescos, con su icónico «Aquí no hay playa», Rebeca Jiménez y el compositor Nacho Cano —con músicos y coros de su espectáculo Malinche, interpretando el himno en que se ha convertido su tema «Un año más»— pusieron la banda sonora del acto, que se completó por la tarde con un multitudinario concierto gratuito en la Puerta del Sol.Aunque la actualidad mandaba y la prensa buscaba entre los políticos reacciones a los últimos escándalos en el PSOE, Díaz Ayuso optó por una vez por el silencio, igual que hicieron otros expresidentes. Sólo Esperanza Aguirre se despachó, genio y figura, aconsejando a Núñez Feijóo una moción de censura contra Pedro Sánchez: «Yo lo haría; es lo que me pide el cuerpo».

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